L´ALTERNATIVA 2023: Laura Ferrés.
Por NACHO CABANA
En la España rural del franquismo, eran relativamente populares las fotografías de doble exposición donde los muertos compartían encuadre con los vivos. El paso del tiempo y la emigración a las grandes ciudades (o más bien a su extrarradio) provocan que esa vida pasada y ausente, concretada en el hijo perdido, permanezca permanentemente presente y vigilante, sentida como un miembro amputado cuyo recuerdo se resiste a morir.
Esta es, a grandes rasgos, la tesis central de La imatge permanent, el largometraje de Laura Ferrés que ganó la Espiga de oro en la última Seminci y que ahora se estrena en Catalunya dentro de la 30 edición de L´Alternativa. ¿Es lo más interesante de este debut en el largo de su directora?.
No.
Ferrés expone su teoría a través de unos mecanismos desconcertantes que acercan La imatge permanent, para entendernos, más al cine de Chema García Ibarra o Ion de Sosa que al de Louis Patiño. Para empezar, utiliza a actores “naturales, sin intentar disimular (mediante edición y ADR´s) sus carencias interpretativas; no busca que parezcan actores profesionales fingiendo naturalidad sino que usa y muestra a las claras su falta de oficio.
Esto sucede con las dos actrices principales del segundo y tercer acto del debut de Ferrés: María Luengo y Rosario Ortega. Mientras que con la segunda la directora logra (más o menos) que su amateurismo quede asumido por el rol “popular” que desempeña, con la primera procura que la falta de entonación al decir sus líneas; la alerta permanete para respetar las marcas, no enfilarse ni perderse el “pie” de los diálogos que le toca decir sirvan para distanciar completamente al espectador del realismo que supuestamente procura mantener, aunque sea mínimamente, la trama.
No hay quien se crea a una mujer así trabajando en una empresa de publicidad buscando “rostros reales” (o sea, de clase media baja) para una campaña y eso traslada toda la exposición de la tesis del film a un terreno lindante con el absurdo, situación alimentada por detalles como los plátanos de Canarias o el personaje de la madre en el asilo. Es como si, una vez clara la tesis de la película, Farrés hubiera decidido boicotearla en su exposición para llevarla al terreno del desconcierto y eso hace mucho más valiosa e interesante su film cuyo premio en Valladolid bien se puede entender como “salida” del armario del cine español más radical que lleva una década exhibiéndose en la sección Un impulso colectivo del D´A.
Eso, o que la participación de Carlos Vermut en el guion haya dado un sentido narrativo a lo que difícilmente lo tenia en el rodaje.
Hoy martes podremos ver en L´Alternativa 2023, El rostro de la medusa de Melisa Liebenthal, una película que, a priori, tiene bastante que ver con la de Farrés siendo su tagline: ¿Podemos ser alguien más allá de nuestro rostro, más allá de nuestra imagen?.
