En la imagen el actor Enrique Cervantes autor e intérprete de «No juegues con Carrie», dirigida por Carolina Yuste y Sara Sierra.
Por Luis Muñoz Díez
No juegues con Carrie -“Don’t fuck with Carri” en principio-, de Enrique Cervantes, es una pieza que pone luz a esa época imprecisa que va de la infancia a la juventud plena, en que la personalidad se está formado. Una evolución delicada que te marcará de por vida, y más si es saboteada por El bullying, que pronto hace saber al niño-adolescente que es diferente, y su diferencia lo convierte en presa a abatir. Pasas de ser el niño de papá y mamá, con su tarta de cumpleaños a cargar con el estigma, por el mero hecho de tener una inclinación sexual, de ser responsable de todas las aberraciones que hay sobre la tierra.
El monólogo que nos presenta Enrique Cervantes, intenta no mostrar más victimismo que el que ya existe. No hay nada más indecente que un autor cuando se apodera del dolor ajeno, ni un exhibicionismo más gratuito, que ver a una actriz/actor encararse al público situándose en el lugar de acreedor, cuando no es a él/ella a quien hay que reparar el daño, sino al ser doliente representado, a través de su trabajo.
Enrique, da un triple salto mortal, poniéndose como protagonista de una vida dura, hasta raspar, pero no se erige como héroe, dado que no hay mas grandeza que la de haber sobrevivido, dando la vitalidad que le queda, erigiendo como referente a la icónica Carrie, ideada por por Stephen King y llevada a la pantalla por Kimberly Peirce, o albergando la posibilidad de entrar a tiros en el colegio y acabar con todos los que le han colocado en ese lugar de vulnerabilidad absoluta.
En la imagen el actor Enrique Cervantes como escolar vulnerable en «No juegues con Carrie», dirigida por Carolina Yuste y Sara Sierra.
Digo que la pieza es dura, porque hay hechos que se erigen como frontera de un antes y un después, y en este caso, los hechos son tan graves como cotidianos, Se suceden en cadena, y como bien se apunta en el texto la energía ni se crea ni se destruye únicamente se transforma, y una persona tan depreciada y apaleada, no tiene otro remedio que por mera supervivencia arremeter contra los que le han causado un daño irreparable, o borrarse de una vida que te echa con una patada, por la puerta de atrás.
Se dice que la infancia es el patio de atrás de casa, donde jugábamos de niños, y donde siempre se quiere volver, pero para muchos más de los que pensamos, ese jardín era como la cama de un faquir. Ni la infancia, ni la adolescencia es ese tiempo de dulce de algodón como nos empeñamos en recordar.
El gran logro de la obra, dirigida por Carolina Yuste y Sara Sierra, escrita e interpretada por Cervantes, es que han sabido dosificar los tiempos, recreando, y logrando, diferentes atmósferas, que en la mayor parte de las veces son billetes para la emoción, pero si algo es valioso y hace que la función pase sin sentir, es la vitalidad del actor, que inasequible al desaliento no permite que su personaje muerda el polvo de la derrota total.
En la imagen el actor Enrique Cervantes acaricia su venganza en «No juegues con Carrie», dirigida por Carolina Yuste y Sara Sierra.
El niño-adolescente vejado y atropellado, desea redimir un dolor permanente, sin claudicar, quizá por su devoción a santa Carrie y porque conoce que existe el School Shooting, aunque en el fondo también sabe que no sería posible materializarlo.
La sensible e imparable puesta en escena de Carolina Yuste y Sara Sierra, cuenta con un espacio escénico, y un vestuario -que nos muestra al personaje como eterno colegial-, con la enjundia que acostumbra y firma Alessio Meloni, sumado a una iluminación que refleja el claro oscuro de la historia, de Rodrigo Ortega, y un cuidado diseño de sonido, y música original Pilar Calvo
Enrique Cervantes se han ceñido muy bien a lo que quería contar, y el mensaje llega integro al espectador. Como actor es un torrente de vida, en estado puro. Un valor imprescindible para que la pieza no caiga, y sobre todo no te lleves a casa la sensación de que la vida del personaje ha sido «solo» una condena, aunque en el diálogo final con Pedro -uno de sus torturadores-, ante la pregunta de este de “si no, hubo algo bueno en ese tiempo”, el personaje crecido porque ha podido poner su historia sobre un escenario, responde que sí, pero que de él, no ha quedado nada bueno, y yo sinceramente pienso como decía el maestro don Luis Eduardo Aute, “las cicatrices no ayudan a andar”, y yo añado que nunca, y que hay experiencias que lo mejor es no haberlas tenido.
No juegues con Carrie, se estrena el 24 de abril, y estará en cartel hasta el 12 de mayo de 2024, en el Teatro Quique San Francisco -Madrid- más información AQUÍ
Dramaturgia Enrique Cervantes Dirección Carolina Yuste ySara Sierra
Reparto Enrique Cervantes
Escenografía y vestuario Alessio Meloni Ayte. de vestuario Olalla Prado Gómez Iluminación Rodrigo Ortega Diseño de sonido y música original Pilar Calvo
Producción Ejecutiva Manuel Sánchez Ayte. de Producción Javier Galán
Producción SANRA Produce, Carolina Yuste, Apoyo positivo, producciones OFF, Vania producciones, Tablas y más tablas y Fele Martínez
Enrique Cervantes, Carolina Yuste, Sara Sierra, Alessio Meloni, Olalla Prado Gómez, Rodrigo Ortega, Pilar Calvo, Luis Muñoz Díez, No juegues con Carrie,
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