“Imperativo Categórico” Texto y dirección de Victoria Szpunberg

Categoría: ,
En la imagen Xavi Sáez y Àgata Roca, Él y Ella en “Imperativo Categórico” de Victoria Szpunberg ©Sílvia Poch

El imperativo categórico, según Kant, es una regla moral que ordena lo que debemos hacer de manera absoluta, sin depender de deseos, intereses o consecuencias. En la obra, a Clara -profesora de filosofía-se le presentan varios de esos “imperativos”: tiene que marcharse del piso donde vive, su pareja la ha dejado, sufre vértigos que le provocan desorientación y desmayos, y para colmo su jefe de estudios considera que no trata a los alumnos como debería. Su consejo es que vaya al médico, pero en realidad lo que le advierte, veladamente, es que si sigue así puede quedarse sin trabajo.

Buscar piso en ciudades como Barcelona o Madrid es una manera descortés de recordarte cuál es tu lugar. Lo que se puede pagar con esfuerzo no pasa de ser una habitación con cocina y cama abatible que, al cerrarse, deja espacio para una mesa, y un baño en el que -como dice Clara- “te puedes duchar sentada en la taza del váter”.

La sociedad aparta con pequeños empujones: la imposibilidad de vivir en un piso digno, los sueldos que bajan mientras la vida sube, la publicidad que incita a consumir sin pensar. Y entonces uno se pregunta: ¿para qué sirve una profesora de filosofía en este panorama?

En la imagen Àgata Roca “Imperativo Categórico” de Victoria Szpunberg ©Sílvia Poch

Szpunberg construye un personaje inicialmente antipático, como cuando imparte clase obligando a leer El proceso de Kafka, o cuando discute con el agente inmobiliario que le ofrece una vivienda inhabitable. Sin embargo, pronto entendemos que Clara solo intenta mantener su dignidad. Reclama cosas justas: que los alumnos que se matriculan voluntariamente en la universidad la atiendan, que la vivienda que se le ofrece sea habitable y que su jefe le permita ejercer sin presiones.

El espacio escénico -tanto el piso como el despacho del jefe de estudios o el restaurante- aparece sucio, desconchado, casi como salido de una posguerra. Solo el pasillo de la casa de donde echan a Clara conserva cierta normalidad. En medio de esa atmósfera degradada, Clara va extrayendo conclusiones que inquietan a quienes la rodean porque, paradójicamente, habla con cordura. En la consulta, llega a confesarle al psiquiatra que “hay gente que sobra” y que, si desapareciera, sería una ganancia para la sociedad. Lo sorprendente es que él no se alarma: lo considera algo normal, pues en su consulta escucha cosas peores y hasta admite que también piensa cosas terribles, aunque nunca las diga en voz alta.

Clara, inasequible al desaliento, trata de convencer al empleado de la inmobiliaria de que baje el precio a lo que vale la vivienda, de seducir al jefe de estudios para que no la presione o de buscar pareja en una aplicación. Pero el oxígeno se agota. En su primera visita al piso, se queda con un cuchillo que la empodera, aunque claro, no es práctico ir clavando cuchillos.

Los hombres encarnados todos en Xavi Sáez, no le son de ninguna ayuda a Clara -Àgata Roca- “Imperativo Categórico” de Victoria Szpunberg ©Sílvia Poch

Todo acaba bien, por “imperativo categórico”, pero no voy a desvelar el final. Mi único propósito es animar a acudir a la sala a ver esta magnífica representación.

La interpretación es primorosa: Àgata Roca despliega todo el arco del asombro que la vida puede provocar desde lo cotidiano, mientras Xavi Sáez encarna a todos los personajes masculinos, reduciendo la capacidad de asombro de Clara. Sus hombres son estereotipos llevados al límite, pero verosímiles. En cada aparición, Sáez entra en escena como si fuera la primera vez, dándole frescura constante a la obra.

Victoria Szpunberg, autora sensible al presente, demuestra un oído extraordinario para el diálogo. Clara aparece en dos versiones: la docente segura en el aula del inicio y del final, y la mujer zarandeada por lo cotidiano. Él, en cambio, es múltiple: agente inmobiliario, jefe de estudios, vecino, ligón de aplicación, camarero… La escena en la que Clara baila “A mi manera” sin texto ni coreografía es uno de los momentos más deliciosos de la función.

Tras Vulcano con Imperativo categórico, Szpunberg confirma su habilidad para rozar el thriller, atrapar al espectador y reflejar, con humor ácido y ternura, las grietas de nuestro presente.

 

Uno de los momentos mas entrañables de la función es cuando el camarero -Xavi Sáez- baila con Clara -Àgata Roca- A mi manera “Imperativo Categórico” de Victoria Szpunberg ©Sílvia Poch

Imperativo Categórico está programada del 30 de octubre al 4 de noviembre de 2025 en la Sala José Luis Alonso del Teatro de La Abadía -Madrid-

Autoría y dirección Victoria Szpunberg / Intérpretes: Àgata RocaElla– y Xavi SáezÉl

Espacio escénico Judit Colomer / Vestuario Joana Martí / Espacio Sonoro: Lucas Ariel Vallejos / Iluminación Marc Lleixà (A.A.I.) / Asesoría dramaturgia Albert Pijuan / Asesoría de movimiento Ana Pérez / Ayudante de dirección Iban Beltran / Ayudante de escenografía Idoia Costa / Fotos Sílvia Poch / Producción Teatre Lliure

Compartir este artículo

Facebook
Twitter
WhatsApp

Nuestras Redes Sociales

Libro del mes

Picture of Luis Muñoz Díez

Luis Muñoz Díez

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

Nuestras últimas publicaciones

Actualidad
Nacho Cabana

IN-EDIT 2025: Lejos de la mundano.

Crónica de Nacho Cabana desde el IN-EDIT 2025, donde Frank Scheffer, Jean-Cosme Delaloye y Alexis Manya Spraic exploran la música y la identidad en tres documentales que viajan del jazz árabe de Kinan Azmeh al techno de Detroit de Carl Craig y al universo kitsch de Allee Willis.

Leer Más »