Willie Nile tiene sesenta y cinco años y es doctor en filosofía por la Universidad de Búfalo, hasta hace no mucho en la oficina se le conocía como el tío que una vez fue músico. En sus letras aparecen trenes, ríos, ciudades y carreteras; a Nile el rock le ayuda a hablar de libertad, de pérdida, de amor y de odio.
El año pasado, en la Sala El Sol, tuve la sensación de que lo que escuchaba por primera vez había estado siempre ahí, ¿acaso no está en lo cierto Lucinda Williams cuando asegura que On The Road To Calvary es una de las canciones más hermosas?
Llevaba tiempo sin pensar en Willie Nile, pero ayer –de la misma manera en que a veces sentimos la necesidad de llamar a un amigo del que hace mucho que no sabemos nada- estaba convencido de que lo que necesitaba era su último trabajo de estudio, American Ride (2013).
Entonces vuelvo a acordarme de Willie Nile en el escenario de la sala El Sol.
Está entregado, gesticula de esa manera tan suya, deja claro de qué va el rock and roll; no creo que pueda decir que su sueño no se ha cumplido.
