WICHITA FALLS, una cena de familia escrita por Angélica Briseño.

WICHITA FALLS, una cena de familia escrita por Angélica Briseño.

La familia es un nido de perversiones.

Simone de Beauvoir

Como todas las familias, nacimiento de los grupos, son disfuncionales la que nos presenta la compañía Chien Lunatique no podía ser menos.

¡Que empeño ese de juntar a gente de la misma sangre, pero con poco en común, a celebrar algo que pertenece solo al recuerdo!

Nueve personajes en una mesa exquisitamente decorada celebran acción de gracias. Interesante puesta en escena y muy bien resuelta para integrar a todos los miembros con buena visión por parte del público. Buena iluminación y decorado efectista y elegante.

Primer golpe surrealista, la celebración en un lugar que no es típico de la fiesta americana, y todo porque al abuelo, el terrateniente de la familia le encantaba celebrar esas fechas tan señaladas y su mujer, la abuela, presidiendo la mesa le hace los honores al difunto y así tiene la ocasión de reunir a la familia.

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En escena Angélica Briseño, autora y una de las actrices de Wichita Falls

Esta es la partida de la que arranca Angélica Briseño para escribir Wichita Falls, que como ya han intuido tiene todos los ingredientes para ser una de esas historias en las que se sacan los trapos sucios encima de la mesa, acompañados por el vino y la tensión que se genera durante varios encuentros forzados en pro al amor familiar.

Digo nueve personajes, porque el décimo es la criada. Alguien tendría que servir esa mesa de tan gran estatus por fuera y tanta podredumbre por dentro. No falta de nada entre copa y copa, plato y plato: infidelidad, subyugación, sinceridad, locura, cinismo, ambición…

Wichita Falls tiene algún matiz de vuelta surrealista y eso intenta convertirla en algo diferente. Atentos a la mascara de luchador del personaje que interpreta Angélica Briseño, al momento de los globos, a la absurda conversación entre cuñadas sobre practicas amatorias,o al discurso de la chica deficiente con astronauta de fondo. En sí mismo, lo absurdo e irónico del secreto no revelado por la abuela (y que yo tampoco les voy a contar) ya tiene su miga de extrañeza motivadora.

Siempre es buena idea juntar a una serie de personajes, con un fuerte vinculo entre ellos, cada uno con un secreto y exponerlos gradualmente al publico;  entre lo que algunos saben y otros no,  lo que ocultan, lo que cuentan a retazos… es una buena forma de mantener la atención. Es interesante también meter a un personaje catalizador, el que lo ve todo, el inocente, y Wichita Falls lo tiene también.

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Foto de la compañía Chien Lunatique hecha para el festival Surge.
De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Antonio Carrera, Pilar Castilforte, Juanjo Zanabria, Esteban Montoro, Maria Soroa, Maruja Alonso,Mara Roa, Gabriel Molina, Angélica Briseño, Lau Firpo.

Ahora bien, la interpretación de estos personajes tiene que ser muy cuidada y exacta para que representen verdaderas personalidades y tengan el punto de tensión que se merece todo conflicto familiar, o bien el punto de parodia, y esto no está conseguido del todo en los miembros de esa mesa que a veces se balancea más de lo necesario, pareciendo  en el movimiento interno un barco a la deriva, y esto lo digo para bien, porque es hacia lo que se va esta familia cuando pierdan su punto de apoyo.

Los actores de Wichita Falls son bastante irregulares como grupo de actuantes, habiendo demasiados picos y diferencias entre la implicación  emocional y actoral que supone dar vida al personaje en esta puesta en escena que no es una parodia, si no que desde la verdad crea una situación grotesca. Difícil la tarea de dirección de Gabriel Molina ante estas circunstancias.  En este caso las cosas están en su sitio, las palabras bien colocadas, pero llama la atención unas actuaciones sobre otras de manera exagerada y eso rompe el efecto coral de la obra.

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Maria Soroa y Juanjo Zanabria en Wichita Falls

El final se resuelve de una manera abrupta dando demasiada información de golpe, lo que desmerece alguna de las acciones que han sido interesantes durante el resto de la función, las citadas de surrealismo y algunas partes más poéticas en la que la autora se desenvuelve muy bien.  En este final con rápido relleno te da la sensación de que se quiere acabar ya, resolviendo precipitadamente algunas de las situaciones como si fuera un final de serie de telenovela.Wichita Falls es una obra con algún desequilibrio interno en su funcionamiento, quizás reflejo del desequilibrio que tiene toda familia.

 Este espectáculo se estreno en el festival Surge Madrid y continua su andadura en la escena madrileña.

Titulo: Wichita Falls/ Director: Gabriel Molina González / Texto: Angélica Briseño/Compañía: Chien Lunatique / Actuación:Maruja Alonso, Angélica Briseño, Antonio Carrera, Pilar Castilforte, Chelo Cuevas,  Lau Firpo, Esteban Montoro, Mara Roa, María Soroa, Juanjo Zanabria.

 

Sala La Usina C/Palos de la Frontera, 4

Viernes a las 22:30 h

Autor

Desde que me recuerdo me han gustado los actos de narración: teatro, literatura, cine... Me apasiona la narración, la psicología y la comunicación y por eso de los caminos no rectos, pero que conducen a lo mismo, acabe estudiando logopedia. He tenido la oportunidad de formarme y trabajar como consultora de comunicación, voz, teatro creatividad y desarrollo personal para diversas entidades y personas. También escribo guiones, obras de teatro, dirijo y actuó. Otra oportunidad que me ha brindado la vida es la de escribir sobre el teatro que se sigue vivo, eternamente vivo, y poder difundirlo.

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