En la imagen los actores Tábata Cerezo, Alberto Fonseca en «Voltaire» un espectáculo con dramaturgia de Juan Mayorga dirigido por Ernesto Caballaero, dentro del proyecto Teatro Urgente.
Por Luis Muñoz Díez
Voltaire, con dramaturgia de Juán Mayorga y con dirección de Ernesto Caballero. Es fruto del proyecto escénico Teatro Urgente que impulsan Caballero y Karina Garantivá, con residencia en el Teatro Quique San Francisco.
La pieza parte de los tres textos que conforman Teatro para minutos de Mayorga, que el autor ha tomado como base para escribir Voltaire, y lo hace casi a pie de escenario, con lo que texto y proyecto escénico, llegan al público tal y como ha sido concebidos.
En el programa de mano figura una afirmación de Voltaire “los libros más útiles son aquellos en los que el lector pone la mitad” Una pieza teatral no está completa hasta que no es compartida con el publico, y se percibe su respuesta.
En la pieza se representan tres encuentros o desencuentros, en los que cada ponente se ve obligado a tomar una decisión, y para tomarla ha de ser intolerante con el contrario por mucho que se sazone el diálogo de razones.
Voltaire como filósofo, pasó su vida en la trinchera para combatir la intolerancia, pero a la hora de tomar una decisión hemos de atenernos a criterios muy firmes, que de algún modo siempre son intolerantes con el contrario.
En los tres encuentros, contados a modo de parábola, la decisión al final se aplaza poniendo de manifiesto la vulnerabilidad del llamado a discernir lo que es justo.
En la imagen los actor Alberto Fonseca, la actriz y copromotora del proyecto Karina Garantivá y el actor Pablo Quijano Voltaire, de Juan Mayorga, dirigido por Ernesto Caballero.
De alguna forma es cierto que con quien posee talento y fortuna, es con quien es más generosa nuestra tolerancia, si se aplica a alguien más débil, en ella, hay siempre un goce de complacencia y dominio. El fuerte es tolerante porque sabe qué se lo puede permitir, y el débil pide tolerancia porque es la única conducta que le puede preservar, y redimir.
En los textos del maestro Mayorga, siempre tienen un soplo de la sabiduría transmitida de boca a oreja, con la magia de los cuentos o el reto de las adivinanzas. Voltaire se erige desde la palabra, por lo que Ernesto Caballero con buen pulso nos invita a escuchar cuento y adivinanza, situando a los actores en un escenario desnudo, para que nada nos distraiga.
El trabajo actoral esta bien asentado por la calidad el texto, y la acertada dirección de Caballero. Los actores Tábata Cerezo Alberto Fonseca, Karina Garantivá y Pablo Quijano realizan un trabajo de calidad, y cada uno cuenta con sus momentos en los que brillan con luz propia, pero señalar un trabajo por encima de otro seria simplemente injusto. Han contado con la asesoría en la interpretación de Fernanda Orazi.
Es curioso que, como nos estamos acostumbrando a un teatro de efectos visuales y sonoros, al iniciar la obra creemos que los actores dicen su texto muy bajo, pero sin ninguna dificultad nos adaptamos a ese tono, porque no hablan bajo, modulan su voz para que les escuchemos sin prisa, su función no es impactar, si no, una invitación a escuchar.
Tábata Cerezo representa a la alumna obcecada para convencer a su maestra –Karina Garantivá– de que su discurso como docente, es radicalmente opuesto en el momento de tener que tomar una decisión que entrañe riesgo.
En la imagen los actores En la imagen los actores Tábata Cerezo, Alberto Fonseca, Pablo Quijano y Karina Garantivá. Voltaire, de Juan Mayorga, dirigido por Ernesto Caballero
El personaje interpretado por el actor Alberto Fonseca, nos narra en primera persona algo de total actualidad, por el control al que somos sometidos por cámaras y móviles. Él, se dedica a elaborar planos personales guiado por los intereses de cada cliente, pero trazando esos planos, también dibuja la condición personal del usuario, con el allanamiento de nuestro ser íntimo, que conlleva.
Pablo Quijano pone voz y gesto a otro personaje que nos plantea el dilema de un padre que por tradición generacional trasmite un anillo al hijo que suscite mayor cariño entre sus iguales. El padre incapaz de decidir entre sus tres hijos, toma la peor de las decisiones, que es por medio de una doble falsificación perfecta. El anillo se multiplique por tres. Engaña a los tres hijos entregando cada anillo como único y verdadero, por su incapacidad de decidir, al morir se prende la mecha del recelo entre sus tres hijos que, acaban ante un juez que para que pare los pies a sus hermanos impostores, pero el Juez también es incapaz de llegar al fondo y dicta, que al final de sus vidas el que haya sido más reconocido y querido, será el propietario del anillo verdadero, condenando a los tres hermanos a una inmisericorde rivalidad, hasta el día en que los tres estén muertos.
El significado de los tres anillos da mucho juego para incidir en la tolerancia de admitir que cada uno crea firmemente que el suyo es el autentico, pero que no tire por tierra el valor de los otros dos, aplicado a creencias religiosas y políticas.
La solución es la que cada uno decida, por lo que los animo a que asistan a una función de Voltaire, no se le solucionará el enigma, pero pararse un momento a reflexionar o dudar, sin duda es un ejercicio saludable.
Voltaire estará en cartel del 7 de octubre al 7 de noviembre de 2021, en el Teatro Quique San Francisco, más información AQUÍ.
Dramaturgia: Juan Mayorga Dirección: Ernesto Caballero Reparto: Tábata Cerezo, Alberto Fonseca, Karina Garantivá y Pablo Quijano Asesoría en la interpretación: Fernanda Orazi Ayudante de dirección: Nanda Abella Diseñador: Fer Muratori Iluminación: Paco Ariza.
Un espectáculo producido por Teatro Urgente en Residencia en el Teatro Quique San Francisco y con el apoyo del Instituto Nacional de las Artes escénicas y la Música (INAEM).