La habitación 42 es una obra que habla sobre los asesinados y desaparecidos que hubo en España durante la guerra civil y la dictadura. Miles de personas fueron borradas del mapa y otras tantas que se quedaron aquí; esposas, madres, hijos, que vieron como un día desaparecían sus seres queridos para no volver a verlos nunca más. Pero al contrario de lo que puede parecer, La habitación 42, no pone el acento en señalar a los culpables de esta tragedia, sino, a través de la historia de los personajes de la obra, que no tienen que ver directamente con la guerra, pero que inevitablemente les salpicó, intentar hacer una reflexión humana sobre la necesidad de exhumar los cadáveres que yacen en fosas comunes antes de que las personas, que hoy en día aun viven y que lloran la perdida de sus seres queridos, mueran sin haberlos enterrado dignamente. ¿Qué sentido tiene la exhumación de cadáveres si nadie llora por ellos? Por eso, es importante que reflexionemos sobre la necesidad de cerrar estas heridas que nunca debieron ser abiertas y de que cada día que pasa, alguien que ha sufrido la perdida de algún familiar en silencio durante todos estos años, muere, con la tristeza de no haberle podido dar una digna sepultura, de no haberle podido llevar flores ni haberle dedicado unas últimas palabras de amor a su tumba. Porque de eso va la obra, de amor, un amor que fue extirpado injustamente a miles de personas por una ideología que nada tenía que ver con ellos, pero que sufrieron los daños colaterales.
Por eso es importante el enfoque de la obra; el muerto que está en la fosa común, encerrado en un bucle temporal, que lo único que quiere es salir para conocer a su hijo, porque antes de matarlo, recibió esta maravillosa noticia, que ahora se ha convertido en su pesadilla y el motivo de que no muera del todo. De la mujer de la habitación 42, que tiene alzhéimer, pero que aun le queda unos pocos recuerdos para seguir buscando a su novio desaparecido y que cuando lo encuentra es demasiado tarde, porque el alzhéimer ha hecho estragos en su memoria y su novio cae en el olvido.
Hay gente que dice; ¿Para qué abrir heridas del pasado?. Y yo digo; ¡Para cerrar otras que aun siguen abiertas!.
La obra de «La habitación 42» de Víctor Boira prologado por Mirta Núñez Díaz-Balart, está publicada en Ediciones Antigona