Quien soy, de dónde vengo, y a donde voy, la trinidad de preguntas que se cuestiona el hombre desde que su evolución le traicionó y le hizo racional.
Hablo de traición, porque dada la nula respuesta hallada, igual hubiera sido menos tortuoso que el ser humano se hubiera movido por mero instinto y obedecido sólo a la ley de su necesidad, y no se hundiera visto avocado, a buscar razones y divinidades que palien su desazonadora soledad.
Traigo aquí las palabras de Antonio Machado, poeta, cuando se cuestiona: Bueno es saber que los vasos, nos sirven para beber; lo malo es que no sabemos para qué sirve la sedd.
Los protagonistas, dos o uno, de la obra «Vacío» de Toni García, tienen una sed acuciante por saber, y lo manifiestan en un texto que el mismo autor etiqueta como de «teatro del absurdo». No podría ser de otra manera, las preguntas que se cuestionan al carecer de una respuesta que se pueda testar, se convierten en un suma y sigue, que se atrinchera en un circuito cerrado, en el que no se avanza.
La puesta en escena que llevan a cabo Coral Igualador y Toni García, es primorosa: un círculo velado por un tul, encierra a nuestros dos protagonistas vestidos de blanco, pero no inmaculado a uno del cuelo de su camisa a los hombros, le baja un negro que se aclara en gris, al otro en un juego al contrario de abajo a arriba, le va de negro al gris pantalón arriba, de alguna manera refleja que los dos hombres son el mismo, y «Vacío» trata de un diálogo entre las contradicciones que a todos nos habitan.
En el círculo velado los dos hombres jugaran con pocos elementos, todos simbólicos: la rueda que evoca el movimiento, la escalera la evolución, las piedras blancas que permiten la construcción, y pisarán un suelo en aspa, marcado en negro por las huellas de los pasos del camino ya andado.
Somos nuestro propio enemigo, y no descansamos hasta colocarnos en la postura mas incómoda, cuando la parte del personaje que interpreta David Ortiz Sánchez, logra quedarse solo dentro del espacio velado, delimitar un circulo de piedras blancas que lo aislé y colocado en una postura apta para una meditación, que lo calme y libere en el mantra repetido que aconsejan todas las religiones, para olvidar tanta pregunta. La otra parte del personaje encarnado por el actor Emmanuel Cea, no parará de provocar, aún estando fuera del círculo con la rueda del movimiento.
Toni García y Coral Igualador aciertan plenamente en la envoltura de la función, en la elección del vestuario de Ana Ramos, la policromía del espacio escénico y la música en directo de Alba Fresno, son un suma y sigue de aciertos, que mecen la función, y arrullan la desazón que provoca un texto sin respuesta posible, como ese tic tac, que suena al fondo que nos indica el paso del tiempo inexorable.
David Ortiz Sánchez, transciende al personaje y le pone alas, Emmanuel Cea se expresa como la voz de la conciencia, que suele ser más antipática, cual está mejor, los dos porque son complementarios e inseparables.
Si antes he recurrido a Antonio Machado, poeta, ahora me permito cogerle prestada una frase suelta a otro grande, Miguel Hernández: Cuanto penar para morirse uno.
«Vacío», de Toni García, trasmite el hondo penar del hombre en la difícil búsqueda de su sentido, igual no lo tiene y es mejor darse un golpe seco como aconsejan los conductistas, para parar el pensamiento y acto seguido dejarse mecer por el mantra de alguna religión, como Coral Igualador y Toni García nos han mecido es esta puesta en escena de «Vacío»
Texto: «Vacío» / Autor: Toni García, Dirección: Toni García/Coral Igualador, Actores: Emmanuel Cea y David Ortiz Sánchez / Música directo: Alba Fresno / Música original: Alba Fresno y Tato Icasto / Vestuario: Ana Ramos / Compañía: 8 y el pianista Teatro / Diseño Cartel: Alejandro Contreras / Técnico: Toni García
Sala La Usina. Palos de la Frontera 4
Fechas: 11,18 y 25 abril y 2, 9, 16, 23, 30 de mayo.