Una casa en Córcega, de Pierre Duculot

Una casa en Córcega, de Pierre Duculot

Decir que Una casa en Córcega es una película sin mensaje quizá sea excesivamente duro para una cinta cargada de buenas intenciones como ésta. Decir que, de haber existido quedó definitivamente sepultado junto a su buen pulso narrativo, también. Pero es que la primera película del debutante Pierre Duculot, pese a sus muchos intentos de convertirse en un título que ahonde en la insatisfacción humana, termina resultando demasiado plana y ello pese a versar sobre un tema del que sin duda podría haber sacado mucho más provecho: la insatisfacción con la vida que nos ha tocado vivir; la oportunidad de redimirla en un nuevo lugar, bien diferente, alejado de cualquier recuerdo de aquello que un día fuimos; la oportunidad de ser otra persona, de empezar de nuevo, de vivir una nueva vida que quizá se asemeje más a la que un día quisimos tener.

La sencilla sinopsis de Una casa en Córcega ya parece decirlo todo: Una joven belga insatisfecha con su vida recibe como herencia de su abuela una casa en la bella isla francesa. Tanto su novio como sus padres comprenden que el destino de aquella casa es ser vendida al mejor postor. Sin embargo, llegado el momento, la protagonista de esta historia habrá de plantearse lo oportuno de esta venta, pues el destino parece haberle dado una segunda oportunidad para marchar a la isla corsa y alejarse de todo aquello que no le gusta para siempre.

Una historia sencilla (como toda la película), pero que podría haber dado pie a una reflexión que los personajes y situaciones de esta historia no propician en ningún momento. Tampoco se profundiza mucho más en algunos aspectos fundamentales de la cinta, como en la historia de aquella abuela fallecida y por la que apenas pasamos de puntillas.

Pierre Duculot juega con muchos de los elementos de un cine intimista pero no parece saber utilizarlos como recurso dramático a favor de la propia narración. Los diálogos son escasos. No por ello se echan en falta porque en historias como ésta dicen mucho más los silencios, pero los pocos que encontramos tampoco ayudan a conocer mejor a unos personajes que resultan ser tan planos como lo es en definitiva toda la cinta. El montaje, con una prolongación excesiva de planos abiertos (que poco parecen aportar desde un punto de vista dramático) y un abuso de las elipsis, tampoco ayuda al buen pulso narrativo, así como tampoco lo hace su propia planificación. Lo mismo podríamos decir de su música, prácticamente inexistente, tan sólo presente en algunas secuencias inocuas que en nada refuerzan el conjunto de todo el metraje.

A su favor diremos que Una casa en Córcega destila una cierta verdad. Y esto es muy de agradecer cuando se busca la empatía con la protagonista de la historia (interpretada por una floja Christelle Cornil, mujer al parecer de un solo registro). Sus tiempos pausados, sus silencios, sus escenas casi costumbristas ayudan a creernos una historia que no podría ser entendida de otra manera. Una historia que cobra aún más fuerza en tiempos de crisis, en años en los que resulta muy fácil sentirse insatisfecho con la vida que cada uno estamos llevando. Duculot utiliza este sentimiento tan generalizado para, a través de la imagen (algunas de una fuerza indiscutible), acabar sintiendo lo que la protagonista siente, transportados como por entonces ya estamos a ese oasis espiritual de la isla de Córcega.

 

Una casa en Córcega (2011), de Pierre Duculot, se estrena en España el 14 de agosto de 2013

Autor

Licenciado en Comunicación Audiovisual. Ha sido guionista y director de diversos cortometrajes amateur y presentador de diferentes programas para radio y televisión local. Trabajó en el departamento de dirección en series de TVE y Antena 3, así como ha escrito diferentes artículos de cine en guías y revistas especializadas, tales como lanetro o Travelarte.

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