Una boda feliz

Una boda feliz

Cuando Lope de Vega o Tirso de Molina empezaron a cultivar la comedia de enredo no eran conscientes de que, al cabo de cuatro siglos, los dramaturgos del lejano siglo XXI iban a seguir emulando una fórmula que seguiría encandilando a los madrileños de todos los tiempos. Y es que, para conseguir el éxito de una buena comedia, aún se sigue echando mano de los preceptos de aquellos comediógrafos que supieron encontrar el punto en el que el público se entrega a la hilaridad provocada por las rocambolescas situaciones esbozadas por una trama de engaños.

Una boda feliz es la adaptación de la obra escrita por los autores franceses Gerard Bitton y Michel Munz, estrenada en París en 2010: Le gai mariage. Un título que juega con la ambigüedad ya que, en el idioma de Molière, la palabra gai es sinónimo de alegría y diversión y no posee las connotaciones del inglés que, en la actualidad, sirve para designar a todo lo relacionado con el ámbito de la homosexualidad. Con este juego de palabras los autores introducen el primer engaño de esta comedia en la que casi nada es lo que parece.

La sinopsis de la obra es bien sencilla, Roberto, soltero empedernido de familia conservadora, va a heredar de una acaudalada y lejana tía; pero para poder disfrutar de la herencia, se le impone la condición de que se case en el plazo de una año (y que el matrimonio dure más de 12 meses) con la intención de que siente la cabeza de una vez por todas. Roberto, que no quiere renunciar a su vida de mujeriego, le propone a su mejor amigo, el inocente Lolo, casarse con él y cumplir con lo pactado. Pero pronto ese matrimonio de convivencia, para lo bueno y para lo malo, se va a convertir en el desencadenante de las situaciones más estrambóticas y divertidas.

Antonio Molero y Agustín Jiménez, protagonistas de Una boda feliz. © 2013 Gretahelps.

Juan Solo, además de participar en el elenco, versiona esta comedia, finalista al premio Molière a la mejor comedia de Francia, tras haber adaptado otras obras para la escena española como Venecia bajo la nieve, Arte, La caja o el Cuarto de Baño. Para Juan Solo, Una boda feliz, es un vodevil (del francés voix de ville) género dramático nacido en el país vecino cuando decidieron sacar el teatro de los palacios y cortes para contar las historias que le ocurrían a la gente de la calle. Una idea genial que colocó la producción dramática ante un sinfín de posibilidades desconocidas hasta ese momento.

Gabriel Olivares dirige a unos actores que comprenden el hecho cómico como un engranaje de situaciones, tiempos, concentración… y en el que cada objeto y cada movimiento en el escenario están comprometidos con el principal objetivo: hacer reír. No es tarea baladí, pero lo consiguen, y es gracias a la fórmula empleada en la que una situación delirante se combina con unos diálogos acertádamente ágiles y con constantes guiños de la actualidad más cercana de nuestro país.

Una clásica escenografía, en la que sólo aparece representado el salón de la casa, es la única localización en la que transcurre, en el período de seis meses, toda la alocada acción complementada con pequeñas innovaciones de luminotécnica y un divertido y novedoso movimiento de puerta y transparencia de las paredes paralelas al decorado principal. Un sencillo atrezzo que pone en valor la actuación de dos expertos de la comedia como Antonio Molero y Agustín Jiménez quiénes, ayudados por Francesc Albiol, Juan Solo y Celine Tyll, aportan a la función el complemento perfecto para obtener lo que se propusieron sus autores: un vodevil con el que el espectador del siglo XXI se sienta identificado.

En Una boda feliz comprobamos que la mentira es la gran pelota que va engullendo a la totalidad de los personajes. La mentira es, paradójicamente, el revulsivo, la que descubre, pone patas arriba y desenreda los secretos guardados «in pectore» de algunos de los protagonistas para devolverlos, desde el fondo del armario de la hipocresía, hasta la visibilidad más meridiana.

Comedia de enredo, vodevil, astracanada o comedia de situación (si acudimos a la terminología usada en las series televisivas). La etiqueta que queramos ponerle es lo de menos, el caso es que Una boda feliz consigue dignamente lo que se propone, hacer pasar un buen rato e incluso hacernos reír, que en los tiempos que corren no es ninguna tontería, y si no, pregúntenle a los que la han visto.

Lugar: Teatro Marquina (calle Prim 11 Madrid).

Fechas: del 5 de septiembre al 22 de diciembre de 2013

Precio base: desde 25€

Duración: 105 minutos

Horario(s) evento: M, X y J 20:30; viernes y sábado 19:00 y 21:30; Domingo 18:30

 

Venta de entadas anticipadas en entradas.com

 
Autores: Gerard Bitton y Michel Munz.
Dirigida por: Gabriel Olivares.
Versionada por : Juan Solo.
Interpretada por: Antonio Molero, Agustín Jiménez, Francesc Albiol, Juan Solo y Celine Tyll
Diseño de Escenografía: Anna Tusell.
Iluminación: Carlos Alzueta.
Música: Tuti Fernández.
Vestuario: Anna Tusell.
Fotografía y diseño gráfico: Javier Naval.
Distribución: Iraya Producciones.
 
 

Autor

Nací en Madrid, pertenezco a un ámbito en el que la cultura ha colmado por sí misma muchos de nuestros anhelos y nuestra forma de sentir la vida. La literatura, la pintura, el teatro, la arquitectura, el cine, la música… el ARTE en general, son términos muy ligados a mí. Estudié filología hispánica en la Universidad Complutense aunque los avatares de la vida me empujaron por el mundo de la comunicación. He tenido la suerte de trabajar en algunos de los medios más importantes de España y, aunque no soy experto en nada, me complace ser aprendiz de todo.

1 comments

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *