Un cuerpo a la deriva, de Pedro Martín Cedillo. Dirección y dramaturgia de Carlos Be

Un cuerpo a la deriva, de Pedro Martín Cedillo. Dirección y dramaturgia de Carlos Be

En la imagen los actores Pedro Rubio y Sato Díaz, que son Juanpe y Alberto en Un cuerpo a la deriva, de Pedro Martín Cedillo, con dirección y dramaturgia de Carlos Be

 

Por Luis Muñoz Díez

 

En Un cuerpo a la deriva, Pedro Martín Cedillo inicia su texto, dirigido por Calos Be, con una representación, en este caso un ensayo, que dará forma a una obra sobre al amor no correspondido, que sentía del conocido autor de cuentos Hans Christian Andersen, por Edvard Collin.

El escritor ahogó su amarga derrota escribiendo La Sirenita, que evidencia la imposibilidad de que fragüe el amor entre una sirena y un hombre, identificándose él mismo, en el papel de Sienita, y a Collin en el del príncipe que cumple su destino y se casa con una princesa, como le ocurrió a él con Collin, que se caso con una mujer aunque no fuera princesa.

Al director teatral JuampeSato Díaz, le han concedido una residencia para poner sobre las tablas el amor no correspondido del escritor, por el aristócrata. Para que encarne a Collin, el amor imposible de Andersen, el director ha convocado a AlbertoPedro Rubio-, su actor fetiche y amigo desde siempre. Juampe y Alberto se encerrarán un un fin de semana para trabajar en el proyecto a tiempo completo, en un espacio facilitado por la entidad que los beca, durante todo el fin de semana que dura su trabajo, no dejará de llover.

Martín Cedillo conforma su obra con partes del texto de La Sirenita, que les servirán como biblia de trabajo, por la información que contiene sobre el amor imposible del autor. Y el desacuerdo constate del director y actor, sobre el concepto de amor, llevados al terreno personal por lo que le pasa a Juampe con Alberto, lo quiere para él por encima del deseo. Alberto es un hombre que le gusta gustar, se deja querer, pero sin dejar una fisura abierta a la pretensión de Juampa.

El vestuario que llevan Pedro Rubio y Sato Díaz, recreado por Lucía Celis y Ayla Granados, contribuye a la hegemonía estática de Un cuerpo a la deriva, de Pedro Martín Cedillo inicia su texto, dirigida por Calos Be.

El vestuario que llevan Pedro Rubio y Sato Díaz, recreado por Lucía Celis y Ayla Granados, contribuye a la hegemonía estática de Un cuerpo a la deriva, de Pedro Martín Cedillo, dirigida por Calos Be.

Martín Cedillo acierta armando las tres historias en paralelo, así cada vuelta de turca que se da, con las lecturas de La Sirenita, la creación teatral sobre el amor no correspondido del escritor, en un inamovible pasado, retroalimenta el estado de desamor, que vive a tiempo real Juampa.

Carlos Be responsable de la dirección y la dramaturgia, la encara con humor dejando como telón de fondo el amor imposible, permitiendo que actor y director jugueteen dejando la trascendencia en boca de Andersen y Colin, permitiendo a Alberto que zarandee a Juampa con el consejo de que folle, porque amor y sexo van por caminos diferentes.

El amor no correspondido es una de las condiciones de mayor vulnerabilidad en que puede caer. Sin pretensión alguna de que se mitigue, como pasa con cualquier otro dolor, esperando como única redención posible, que te ame el ser amado.

Carlos Be como director sabe administra los tiempos, creando atmósferas densas que no permite que asfixien, porque también controla la espita del balón de oxígeno, en este caso para despegar del drama ofrece una clase magistral, impartida por Alberto, de como se debe ejercer correctamente el postureo, para ligar en un club gay.

Alberto y Juampa, no podrían encontrar mejor acomodo que en los actores Pedro Rubio y Sato Díaz. Un cuerpo a la deriva, de Pedro Martín Cedillo inicia su texto, dirigida por Calos Be

Juampa y Alberto, no podrían encontrar mejor acomodo que en los actores Sato Díaz y Pedro Rubio. Un cuerpo a la deriva, de Pedro Martín Cedillo, dirigida por Calos Be

En contra de la utopía de Juampa, de tener a Alberto para contemplarlo, dormir junto a él, en un deseo de relación conyugal, aunque no haya sexo de por medio. Juampa le propone un polvo sin antes, ni después, argumentando que materializado el deseo, se desvanecerá, no cuenta con la particularidad de las pulsiones de cada uno, juzgando únicamente por sí mismo

La obra en su parte más trascendente, ofrece momentos hermosos con la exaltación lírica de la obra Andersen, especialmente cuando la lee Juampe, iluminado a tiempos por la llama de un mechero, o el encuentro amoroso entre los hombres que están “alumbrados” más que “iluminados”, como el que busca a tientas. El director ha contado con un diseño de luces cómplice con el buen trabajo de Joaquín Navamuel, lo que unido a que el director es responsable también del espacio sonoro, el montaje tiene reconocible cuño Be.

EL actor Sato Díaz es Juampa el director en la ficción, que siente un amor tan imposible como utópico por Alberto. Con este trabajo tiene la oportunidad de matizar con buen timbre las lecturas de Andersen. Trasmitir la vulnerabilidad que siente ante Alberto, que tiene tal ascendente sobre él, que necesita su aprobación hasta en su trabajo como director, y pasa de defender una postura con vehemencia, a rechazarla por el mero hecho de que él, no esté de acuerdo. También le permite jugar con la ironía, que también hay en la función.

La lluvia es una constate durante todo el fin de semana que ha durado su trabajo, una lluvia que parece intensificarse para impedirlos salir del edificio. A modo de, ahora y a por todas, simbólicamente se agarran de la mano, ante la ducha segura. Juampa le pregunta a Alberto, cuestionando de entrada la respuesta, “tú crees que no va a cambiar nada en nuestra relación, después de lo que ha pasado”.

En la imagen los actores Pedro Rubio y Sato Díaz, fotografiados María Artigas, por para el hermoso cartel diseñado por Alba Egea de Un cuerpo a la deriva, de Pedro Martín Cedillo inicia su texto, dirigida por Calos Be.

En la imagen los actores Pedro Rubio y Sato Díaz, fotografiados María Artigas, por para el hermoso cartel diseñado por Alba Egea de Un cuerpo a la deriva, de Pedro Martín Cedillo, dirigida por Calos Be.

La respuesta queda en el aire, porque es el final de la obra, pero conociendo a Alberto, como ya le conocemos, posiblemente le dé más oportunidades al director, con el fin de que acabe con su fijación por él, sin dejar de ser su actor fetiche, pero Juampa jamás conseguirá su propósito.

Pedro Rubio redondea a Alberto, un tipo de hombre de bragueta alegre, que no se puede estar quieto, seguro que el personaje, será un buen actor, pero necesita autoafirmar su autoestima, por lo que será buen amante, pero querer, lo que se dice querer, únicamente a si mismo. El desparpajo con el que le compone el actor Pedro Rubio es avasallador, tanto en él, como en Sato Díaz los personajes han encontrado su acomodo perfecto, y nos entregan un trabajo brillante.

Cuando suena la canción de Dioses y hombres, de Algora, y no lo digo únicamente por la música, aunque ayuda mucho, no creo que a nadie le deje indiferente, porque para nadie es ajeno lo provisional que es todo, hasta lo logrado, y lo imposible que es asir nada. Apenas pasan unos segundos, todo se declina ya, en pasado perfecto, como la residencia que han llevado a cabo durante un fin de semana el Juampa y Alberto.

Un cuerpo a la deriva de Pedro Martín Cedillo, dirigida y con dramaturgia de Calos Be, es un montaje que va a funcionar en cuanto se corra la voz, porque los amores imposibles son universales, y porque señala la imposibilidad de amar de la misma frecuencia que tú ser amado, seas heterosexual hombre, mujer, o todo el arco del colorido colectivo LGTBI.

Los actores Pedro Rubio y Sato Díaz, sudaron la camiseta, y salieron a saludar repetidas veces reclamados por los aplausos del publico finalizada la representación de Un cuerpo a la deriva, de Pedro Martín Cedillo inicia su texto, dirigida por Calos Be

Los actores Pedro Rubio y Sato Díaz, sudaron la camiseta, y salieron a saludar repetidas veces reclamados por los aplausos del publico finalizada la representación de Un cuerpo a la deriva, de Pedro Martín Cedillo, dirigida por Calos Be

Un cuerpo a la deriva se estrenó el 30 de abril de 2021 en la Sala Umbral de Primavera de Madrid, más información de fechas horarios y compra de entradas pinchando aquí

Texto: Pedro Martín Cedillo Dirección y dramaturgia: Carlos Be, Reparto: Sato Díaz y Pedro Rubio Diseño de iluminación: Joaquín Navamuel Diseño de sonido: Carlos Be Canción: ‘Dioses y hombres’ de Algora, incluido en el álbum ‘Folclore de rascacielos’ (2017) Vestuario: Lucía Celis y Ayla Granados Diseño gráfico: Alba Egea Fotografía: María Artigas Ayudante de dirección y producción: Javier Arribas Una producción de Sape Teatro con la colaboración de La Casa Be y la Universidad Complutense de Madrid

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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