Por NACHO CABANA.
En el año 2004, Carlinhos Brown, convertido ya en un indiscutible de la música brasileña, trajo hasta Barcelona unas carrozas sobre los que tocó Paseo de Gracia arriba, Paseo de Gracia abajo mientras una multitud le seguía bailando como si no hubiera mañana.
Marisa Monte ya era por aquel entonces bastante conocida en España a donde ha seguido viniendo puntualmente de gira.
Arnaldo Antunes es una suerte de David Byrne brasileño que, ya cuando el supergrupo Tribalistas sacó su primer y hasta hace poco único álbum, era casi desconocido en España y así ha permanecido hasta hoy. Tuve la suerte de verle en directo en el Canecão carioca en 2004 y me gustó más que anteriores conciertos de Carlinhos y Monte. Su disco Saiba me acompaña desde entonces.
Tribalistas publicaron su segundo trabajo en 2017, pero hasta ahora no habían decidido salir nunca de gira. «Mi relación creativa y emocional con Marisa y con Carlinhos es una de las fuentes de inspiración más fértiles que me nutren», ha dicho Antunes. «Nuestro objetivo es servir a través de la música», apunta Brown. «Compartir el escenario con Carlinhos y Arnaldo es una ecuación que da como resultado algo que va mucho más allá de nosotros», remacha Monte.
Ahora Tribalistas se encuentra de gira en nuestro país. Hoy viernes tocan en Santiago de Compostela y el domingo lo harán en Barcelona. Dos noches de emociones intensas con una música que bebe de la mejor tradición de Brasil y la reconduce hacia un lenguaje contemporáneo lleno de matices y de fuerza. Tribalistas son alegría melancólica, tristeza optimista, ecos constantes de un mundo que podría ser mucho mejor si todos cantáramos con ellos: «Um, dois, três / Somos muitos / Quando juntos / Somos um só / Um só.»
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