Es natural de Villamanrique (Ciudad Real) y reside en Madrid. Es licenciado en Historia por la UCLM y trabaja como profesor de Geografía e Historia en la pública. Su experiencia literaria comenzó tras ganar la categoría local del certamen Jorge Manrique en 2010. Después nació “El paseo del cancerbero” (Círculo Rojo. Almería. 2011), le siguen “Cementerio de barcos” (La Calle, Antequera, 2016) y “Luminiscentes” (Ondina, Rivas, 2021). Además ha participado en festivales como Poetas 2017 (Matadero) y ha colaborado en antologías como “Voces para un futuro” y “Cantos al viento”, y en los fanzines “Caracolas” y “Cruz” de Proyecto Genoma Poético. En 2018 el ayuntamiento de Madrid seleccionó el verso “Los árboles torcidos dan sombras más largas” para su proyecto “Versos al paso”, situándolo en el barrio de Carabanchel.
En cuanto a concursos, también ha resultado ganador del certamen de Haikus de la revista Círculo de poesía en 2013, ha obtenido el segundo premio en el concurso internacional “Un poema para mamá” de Poetas Hispanos en 2016, y ha sido finalista en concursos como el de Haikus organizado por la editorial Shinden de Barcelona en 2015, y del I Premio Nacional de Poesía Villa de Madrid, organizado por la Asociación de Estudios Universitarios en 2015.
A continuación tres poemas pertenecientes a Luminiscentes:
El viaje del potro descalzo
(Sueño para curar al padre)
Fuera la niebla limpia las horas,
se acicalan para recibir otro invierno.
Yo hago de las sábanas raíles,
huye mi nariz del amargo olor a vida
y me descubro como un potro descalzo.
Corro entre caballos y yeguas de ojos celestes,
siento al rocío tomar vida entre mis patas.
¡Salpica!
Cada paso implica un nuevo sonido
en el fruto del amor entre tierra y luz.
Escucho palabras bellas que se han de inventar,
vienen aires de esperanza a peinar nuestras crines
y yo corro, corro, vuelo como el pájaro en llamas.
De mi trote nacen raíces, llamadlas recuerdos.
Las cuestas hacen presencia para frenar nubarrones,
alimentan al arroyo sus lágrimas
y sonríen al ver beber a la manada.
Alzo la mirada por encima del tiempo,
veo senderos por doquier.
Cada paisaje quiere calzarme,
hacerme familia suya, de corazón.
Diluidas en cada momento
mis patas son estrellas fugaces,
tantos ciclos en cuatro estaciones
hacen olvidar la materia de mi figura.
Este potro perdido abre los ojos.
No soy yo. Eres tú, padre. Has cruzado el lodazal
y la palabra cáncer es sólo un mal recuerdo.
A Antonio Maldonado García
Viaje en balsa
Hoy mi amor es una balsa sobre la que te acuno.
Arropo tu cara con los ojos ocultos de la despedida
y empujo la balsa hacia la incertidumbre.
Junto a ti viaja mi última caricia.
Deseo que mi soplo te lleve a la mejor costa,
pues mi pensamiento es el aire que te mueve
y te quiere dirigir a tu tierra prometida.
Allí encontrarás la dicha
cuando con la madera de la balsa
prendas una hoguera, te calientes y veas la luz.
Sobre las guerras
Una señora me ha contado batallas
de su padre.
Me ha hablado sobre la Guerra Civil.
Su padre luchó en la contienda del lado perdedor
y salvó la vida de un “enemigo”
por ser gallego como él.
Cuando España cambió su sangre
por ceniza del árbol caído,
su padre fue apresado y absuelto
por haber salvado la vida del paisano.
Pudo más el calor de la tierra
frente al peso de las ideologías.
Es una pena que se quedasen en el origen territorial.
Si se hubiera visto que todos eran personas,
procedentes de idénticas semillas,
no se habría matado a nadie en ningún conflicto.