Foto de Elena Campos Cea
Andrés Izu, nace un 16 de junio del 1979, natural de la villa de Mendigorria (Navarra), en la actualidad reside en Madrid. Ha vivido en Salamanca y Barcelona. Su primer libro Ciencias y Piedras fue publicado en 2017 con la editorial Huerga y Fierro y prologado por el también poeta Ángel Guinda. Acto es su último poemario publicado con la editorial La Imprenta. Aparece en la antología Voces del Extremo 2019. Editorial Amargord. También en la antología “Naturaleza Poética”.2022. Editorial La Imprenta. Ha realizado el guión off del documental del Drogas dirigido por Natxo Leuza. Colabora también con este director con sus poemas en el documental “Our Voices”. Ha publicado también en diferentes fanzines y revistas. Ha realizado espectáculos poéticos con diferentes músicos así como un número indeterminado de recitales de poesía a lo largo de estos últimos veinte años.
A continuación tres poemas de Acto.
Intemperie
La superación del símbolo
administrar el vacío
convivir con lo que no se nombra
lanzarse al fondo del río.
Distanciar el espacio
volverse hacia dentro
escuchar las grietas
acariciar los pliegues
levantar castillos de arena
habitarlos
esperar la próxima ola.
Albero
He asistido a la burla
a la puesta del capirote
a peinar las orejas del burro
a comer de vuestra inquina
el almuerzo traspiés/colleja
me fui yendo de la bravía
de mugir hay hartura
llevo testuz/lomo
pespunte/embiste/embuste
cerca de las costillas
en el cielo umbilical
sobre la bóveda del paladar
un ruejo junto a la campana
una flor de baba se me nace por los anillos de la tráquea
escápula aleteo
zarandea clavícula
serrín en los alvéolos
plomo en las rótulas
perlas de sal
lanzas de hiel
pus crece
nervios que se cruzan
nudillos con ojos de hueso
a borbotones
entre espasmos
zurciendo las legañas
presionado las córneas con las palmas
bailando la nuca
cogiendo aire por capítulos
Desbordar
Tal vez si pudiese decir con una sola palabra todas las palabras
unir todos los trinos
todos los silbos
ordenarlos de acuerdo a los ínferos
darles forma de lluvia
o
de
batir
de
alas.
Quizás si lograse manejar el ritmo de las libélulas
escuchar el silencio de las estelas de los caracoles
o
el impacto del polen que cae de los estambres.
A lo mejor si descifro el lenguaje del revuelo
o
los salmos que tiritan en los olmos
antes que la fuente se tiña de luna
antes de que me vea sembrando nabos en campo santo.
Puede entonces
que callen de una vez por siempre
los cuervos que picotean mis ventanas
el susurro de la liendres horadando la piel
el crecer de la zarza
el corazón del sapo
la fruta del beleño
y
todos los funerales que asisto
cuando se desborda el agua.