OLGA(Abraza a las dos hermanas) :.(…) Oh, mis queridas hermanas, nuestra vida aún no ha terminado. ¡Viviremos! ¡Esa música es tan alegre, tan gozosa! Un poco más, y sabremos para qué vivimos, para qué sufrimos…¡Si pudiéramos saberlo, si pudiéramos saberlo!
«Las tres hermanas» de Antón Chéjov
Juan Pastor versiona y dirige el clásico que en su saber hacer cobra una rabiosa actualidad. No lo hace con estridencias, ni con parafernalias del teatro mas vanguardista, lo hace con la elegancia que desprende el conocer con precisión por donde se las anda, por el camino que tiene que transitar para ser fiel al dramaturgo ruso, a su época y a su esencia mas absoluta conjugandola con el sentido irónico, critico y absurdo que marca el gran ruso. Juan Pastor sabe.
Las tres hermanas se estreno en el Teatro del arte de Moscú en 1901. Más de un siglo. Esta versión en el 2016, también estrenada en enero, es un acto de respeto y admiración al dramaturgo que puso en pie este clásico de teatro, entonces dirigido por Konstantin Stanislavki. Y es tal acto de respeto que hasta en el cartel que les anuncian permanece de fondo el cartel original del primer estreno.
Dicen algunos expertos que quizás sea la obra más perfecta del autor ruso.Es el retrato de la vida de Olga, Masha e Irina, tres hermanas dulces, cultas, de familia aristocrática que se marchitan en el aburrimiento de una ciudad de provincias. Natasha, la mujer vulgar y despota que se casa con el hermano de las tres dulces damas será la desencadenante del conflicto. Se irá haciendo poco a poco con todo hasta desalojarlas de su casa. A esto le acompaña otras tramas bien definidas. Todas confluyen en una lectura: el tedio que aplasta a la vieja burguesía que no le deja salir de su estado de confort nada confortable en el fondo. El miedo al cambio. La inercia de seguir haciendo lo mismo aún añorando otras realidades.
Personajes excéntricos, impostados en su justa medida, fieles reflejo de una sociedad apática y trivial que se mece en la sombra de la inercia y del deseo de encontrar algo mejor: irse a Moscú y salir del lugar donde viven, tanto pueblo como casa señorial.
Es una tragicomedia. La aparente frivolidad teje una maraña de sentimientos ocultos que va poco a poco enraizándose en una tragedia silenciosa, que grita en voz baja y con sonido de risa amarga.
Una versión que tiene como hilo conductor, sin salirse apenas del texto original, el ensayo de una compañía que quiere poner en pie la obra de Chejov. Resaltan desde un atril fragmentos, dichos para la complicidad con el publico haciendo hincapié en frases que bien pudieran estar hoy en día en boca de cualquier reflexión social o política.
En el escenario muebles de época y señalado en el suelo los lugares por donde harán los movimientos esos once actores y actrices que cada cual en sí mismo son un puro espectáculo de interpretación y movimiento, y en equipo una maquina perfecta de actuación.
Lean todos los nombres con detenimiento y admírenles en el escenario.
Ellas: Victoria Dal Vera (Olga, la hermana mayor), María Pastor (Masha, la hermana mediana), Ariana Martínez (Irina, la hermana pequeña), Susana Hernáiz (Natacha, la cuñada), Aurora Herrero (Anfisa, la vieja criada)
Ellos: Raúl Fernandez de Pablo (Andrei, el hermano violinista), José Bustos (Tusenbanch, el militar retirado cortejador de Irina), Juan Pastor (Chebutikin, el viejo médico militar), José Troncoso (Soliony, el barón teniente), José Maya (Kuliguin, el maestro marido de Masha), Carles Moreu (Vershimin, el enamorado de Masha)
Tienen una verdad muy extraña y difícil de conseguir cuando se provoca desde la impostura y un hablar propio de otra época, pero rebosan verdad en su anti naturalidad. Dificultad bien encarada.
La Compañía en una momento de la descripción de la obra subraya que: «Chéjov nos alerta sobre la estupidez humana y la necesidad de un cambio, una renovación espiritual que nos lleve a un futuro mejor».
Y que bien acompañan esa descripción con cada una de las cuatro partes en las que se divide la obra. Teatro del de siempre. Enmarcado. En Mayúsculas.
En las obras de Chéjov no hay héroes ni villanos. Sometidos todos al “debe ser” muy por encima de lo que desean, cualquiera se vuelve frágil. Personajes que arrastran su soledad acompañada y altas dosis de idealización teñida de infantilismo como forma de huida: idealizar el amor, el trabajo, la relaciones…
Chéjov era un maestro a la hora de crear personajes y esta compañía, con el sello indiscutible del Teatro Guindalera, le ha sacado su máximo partido.
Sin lugar a dudas una versión magistral. “Y mientras tanto la vida transcurre”– como dice Chéjov- y ese transcurso no dejen pasar la oportunidad de asistir allá donde este hoy o mañana al encuentro con él, acompasado por esta gran versión, que lleva como subtitulo “La esperanza de un futuro mejor”.
Añado: Un deseo por el que hay que luchar, no como los inertes del autor.
Titulo: Tres hermanas / Texto: Antón Chéjov/ Director y adaptación: Juan Pastor / Interpretes: Victoria Dal Vera, María Pastor, Ariana Martínez, Susana Hernáiz, Aurora Herrero, Raúl Fernández de Pablos, José Bustos, Juan Pastor, José Troncoso, José Carles Moreu / Iluminación: Sergio Balsera/ Espacio sonoro: José Bustos y Escuela de Nuevas Músicas/ Vestuario y ambientación: Teresa Valentín-Gamazo/ Sastra: Noemí Loiti/ Ayudante de Dirección: Aurora Herrero / Fotografía: David Benito/Susana Martín
Del 20 de enero al 7 de febrero de 2016 en los Teatros del Canal.
C/Cea Bermudez,1
Vi esta obra en la sala verde de los Teatro del Canal el 23 de enero de 2016
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