Resulta curioso comparar películas tan diferentes, pero con tantas similitudes como Good Bye, Lenin! y En tiempos de luz menguante. Ambas son producciones alemanas que abordan la caída de la RDA desde un punto de vista familiar. Las dos, además, tienen a personajes que son fervientes creyentes en el comunismo y chocan con los nuevos aires de las generaciones más jóvenes. Sin embargo, mientras la primera se acercaba al asunto desde una punto de vista cómico, la segunda lo hace desde una perspectiva trágica.
Matti Geschnnoeck, el director de esta última sabe muy bien de lo que habla: pasó gran parte de su vida en la antigua Alemania del Este y convivió con algunas personas que guardaban similitud con las que retrata el film: un clan, capitaneado por un eminente estalinista, que ve cómo todo se derrumba cuando sus sueños y creencias también lo hacen. El realizador, autor de varios filmes y series de televisión poco conocidas en España, y el guionista Wolfgang Kohlhaase, que adapta una novela homónima de Eugen Ruge, logran transmitirnos el tono crepuscular de la historia. Hay mucha tristeza y melancolía en el retrato de esos perdedores que tienen que asumir su derrota y en una fotografía llena de claroscuros.
Por otra parte, los personajes están tratados con cierto cariño, aunque no se oculten sus defectos en ningún momento. El mejor ejemplo lo tenemos en el anciano autoritario que celebra un cumpleaños lleno de contratiempos, desengaños y revelaciones. A ello se suma la estupenda labor de Bruno Ganz, capaz de captar con su interpretación la soberbia de su patriarca, pero también su fragilidad y ternura. No hay buenos y malos en el largometraje de Geschnnoeck, sino personas que ven como sus sueños se han quedado por el camino y su futuro es deprimente o simplemente inexistente.En tiempos de luz menguante quizá no innove nada, pero ofrece un sólido retrato de una familia en descomposición que triunfa por el pulso de su director, un libreto irreprochable y un perfecto elenco de actores que otorgan alma a este grupo de fracasados que son testigos del final de una época con más sombras que logros.