‘Threesome’ es una obra del creador, coreógrafo y bailarín y preformar polaco Wojciech Grudziński, estrenada en España los días 1 y 2 de marzo de 2025 en el la Sala Réplika Teatro de Madrid. Foto @Maurycy Stankiewicz
Por Luis Muñoz Díez
A Grudziński lo intuimos mientras ocupamos nuestros asientos, él nos espera tendido en el fondo del espacio escénico de Réplica Teatro, acariciado por una luz que simula niebla. Hasta que no se dispone a ejecutar su primera pieza, no apreciaremos que lleva una máscara con dos agujeros para ver, y dos orejas redondas planas y prominentes, y una especie de calzón pañal azul claro, que cubre sus genitales, y permite ver sus nalgas, entre «grunge» y «queer»
‘Threesome‘ es una obra del coreógrafo, bailarín y preformar polaco Wojciech Grudziński, nacido en 1991, que con esta pieza indaga en la trayectoria vital, y en la herencia que dejaron los bailarines: Stanisław Sański, Wojciech Wiesiołłowski y Gerard Wilk, polacos como él. Formados en este país bajo las rígidas normas comunistas de la posguerra, de tres, dos se fueron de Polonia para continuar su labor creativa, y uno permaneció en su país.
Wojciech Grudziński anclado al suelo únicamente sobre sus hombros, iniciará un movimiento de piernas y brazos tan asincrónico que parece que los miembros superiores e inferiores pertenecieran a dos cuerpos diferentes en un juego dual, con los brazos a la vista y sus manos de largos dedos anillados y las uñas pintadas, simulan una feminidad que, acaricia los muslos y las nalgas peludas del varón. Mientras con las piernas en todo lo alto, traza movimientos precisos, lentos en su ejecución con lo que podemos apreciar el control que tiene el bailarín sobre cada músculo de su cuerpo. Llegado el momento, cuando ya ha conformado esa criatura dual, y sensual, se desplaza hacía delante o hacía atrás, con una soltura pasmosa.
Esta pieza, tiene su función reivindicativa por la exposición del cuerpo en su semidesnudo queer. Sin adornos, sin la protección de un uniforme convencional que le camufle, como metáfora de lo desprotegidos que estamos cuando el poder decide invadir nuestros cuerpos, nuestras identidades y nuestra forma de expresarnos. En la primera pieza los protagonistas son sus brazos y sus piernas, pero también nos permite ver más allá de sus nalgas, en un acto de entrega «queer» sin límite, lo que se convierte en un acto político en sí mismo. Mostrándose sin atender a ningún rigor estético o de género.
Grudziński parece decir: “Aquí estoy, sin defensas, sin adornos, solo con mi cuerpo y mi memoria, frente a todo lo que se me ha impuesto”. Y eso le coloca en una posición de fortaleza desafiante.
La pieza es un viaje evocador en que el artista comparte escenario con los tres artistas desaparecidos, en forma de homenaje a su legado, en una danza que, como no puede ser de otra forma se materializa entre ausencias, por lo que Grudziński dará la espalda al público para que él, y nosotros podamos ver el trabajo de los tres creadores recuperando a través de tres proyecciones simultáneas, con su estética y su rigor.
El bailarín una vez recuperada la postura vertical, con los pies anclados en tierra y encarado con el público, iniciará una danza de manera repetitiva, sostenida en el tiempo que resulta un desafío a la resistencia de su propio cuerpo, y un alarde de fortaleza y orgullo, de ser él mismo: “Pueden imponer reglas, pueden exigir perfección, pero no pueden controlar esta vulnerabilidad, esta humanidad”
Grudziński, danza en el escenario con las tres imagines simultáneas de los bailarines: Stanisław Sański, Wojciech Wiesiołłowski y Gerard Wilk,
Mientras el cuerpo bajo cualquier sistema autoritario se ve obligado a ajustarse a normas, a ser eficiente, virtuoso, casi una herramienta de Estado o de las grandes compañias. Grudziński parece hacer justo lo contrario: muestra un cuerpo sensible, imperfecto, qué tiembla, qué duda. Es la afirmación de la individualidad y la vulnerabilidad en un contexto donde el cuerpo muchas veces fue disciplinado para ser símbolo de perfección y fuerza, marcando claramente que él, no va a jugar a ese juego.
En este sentido, Grudziński parece preguntarse: ¿cómo responde el cuerpo cuando se libera de esas exigencias? Cuando ya no tiene que demostrar nada, sino simplemente ser.
El bailarín iniciará una danza repetitiva como un desafío a la resistencia de su propio cuerpo, o un alarde de fortaleza y orgullo, de ser él mismo
La forma en la que usa su cuerpo para encarnar y recordar a estos tres bailarines también me parece muy valiente. No intenta imitarlos desde la técnica o la forma, sino desde una especie de búsqueda emocional y física. Ese estado de exposición, de no esconder nada, se vuelve una manera de rendir homenaje sin apropiarse. Es casi como si permitiera que esos cuerpos del pasado habitaran el suyo, pero sin dejar de lado su propia fragilidad y sensibilidad, que nos hace fuertes, y nos la podemos permitir únicamente por ser mortales.
Una lástima que la solo se haya podido ver‘ Threesome‘ en dos fechas, por la cantidad de público que se ha quedado sin la oportunidad de gozar con ella, confiemos en que vuelva.
‘Threesome‘ se estrenó en España los día 1 de marzo, con una segunda función el 2 de marzo de 2025 en el Réplika Teatro de Madrid