Thomas Cailley: «Les combattants es una comedia de aprendizaje”

Thomas Cailley: «Les combattants es una comedia de aprendizaje”

Desde su presentación en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, Les combattants se ha convertido en uno de los debuts franceses más destacados de la segunda década del siglo XXI. Ganadora del premio FIPRESCI en el certamen galo, la cinta de Thomas Cailley triunfó también en los premios César 2015, donde se impuso en las categorías de mejor ópera prima, actriz (Adèle Haenel) y actor (Kévin Azaïs). Los galardones venían a respaldar una obra desconcertante que aborda la particular relación entre una chica de fuerte carácter y un chaval de su edad que quiere conquistarla. A lo largo de su permanencia en un campamento de reclutamiento del ejército francés, ambos reducirán la distancia emocional que existe entre ellos. El largometraje, que sobresale por las estupendas interpretaciones de sus dos jóvenes protagonistas, parece jugar al despiste con el espectador al transitar por géneros tan dispares como la comedia romántica, la película de aventuras o la cinta de catástrofes.
A su paso por Madrid, donde presentó el filme dentro de la muestra Tu cita con el cine francés, Thomas Cailley nos desveló algunas de las claves de su ópera prima.

Su debut en el largometraje transita por varios géneros. ¿A cuál pertenece Les combattants?
Es una película de iniciación. Yo lo denominaría como una comedia de aprendizaje. A mí lo que me interesaba en este filme era ir tomando direcciones distintas. Podía cambiar de género de golpe. Así comenzamos con una película que puede parecer un drama social, que se convierte en una comedia romántica, pasa a ser una película de aventuras y acaba siendo un largometraje de anticipación. Eso era lo que me gustaba: estar lo más cerca posible de la mirada de los personajes y, con ellos, dejarme sorprender por la historia.
Dibuja usted en su ópera prima a dos personajes que parecen sufrir un cierto vacío existencial.
Para mí, el personaje masculino se encuentra en un vacío absoluto y ella ha llenado su vida de una manera un tanto artificial, porque siempre está haciendo planes. Ambos personajes comparten una angustia que tenía ganas de mostrar. Quería tratarlo de una manera limpia, porque en la película no ves ordenadores, ciudades o móviles, lo que te permite centrarte en tus problemas. La cuestión de lo vacío y lo lleno me interesa mucho. Él se encuentra en una situación de desorientación y ella es demasiado decidida. Al encontrarse, dejan sus angustias a un lado y viven por primera vez en su vida. Me interesaba ese despertar a la vida. Al principio, no se encuentran realmente viviendo porque están bloqueados cada uno con su propia estrategia de supervivencia. Arnaud tiene muy desarrollado instinto de conservación y pretende seguir los pasos de su hermano y su padre. No se plantea ninguna cuestión y trata de que cada día se parezca al día anterior. Mientras, Madeleine tiene un instinto de autodestrucción. Son dos esquemas que no pueden funcionar.
Al comienzo del filme, el personaje femenino es el fuerte, mientras que el masculino parece más débil. Sin embargo, a lo largo de la película, ambos roles se intercambian.
La idea es que el protagonista masculino, tan poco definido, se convirtiera en un héroe de cine, y que Madeleine descubriera su fragilidad y abriera los ojos al otro. Para mí, esta historia de amor es un doble contagio: Arnaud, al final de la película, se convierte en algo parecido a Madeleine, y ella ha dado un gran paso al tener a su lado a alguien que no hubiera podido tener al comienzo de la película.

Kévin Azaïs y Adèle Haenel realizan un espléndido trabajo como los dos jóvenes protagonistas de 'Les combattants'

Kévin Azaïs y Adèle Haenel realizan un espléndido trabajo como los dos jóvenes protagonistas de Les combattants.

¿Cómo seleccionó a sus dos espléndidos protagonistas, Kévin Azaïs y Adèle Haenel?
Había visto películas en la que había intervenido Adèle. Tenía ganas de conocerla porque tiene una potencia enorme que necesitaba el personaje. Tiene una especie de locura. Hay algo en su mirada que es muy fuerte. Sientes que tiene mucha determinación y, a la vez, que es inabarcable. La conocí y, a los dos minutos, supe que ella era la protagonista. Fue muy extraño encontrarte por primera vez con alguien y tener la sensación que ya la conocías de antes. Para el personaje de Arnaud, sin embargo, necesité seis meses. A Kevin le enrolé enseguida, pero para otro papel. Al cabo de un tiempo, no encontraba a mi actor protagonista y vi todas las cintas de todo el casting y observé algo que no había percibido en un principio en él: su fragilidad y su generosidad. La combinación de ambos actores me encantó y decidí que fueran ambos los protagonistas.
La película muestra un presente desolador para la juventud francesa. Uno de los personajes llega incluso a comentar que el futuro está fuera del país.
¿En qué medida has querido reflejar la realidad que viven los adolescentes franceses?
Lo que reflejó en el filme es cierto. El paro juvenil en Francia es horrible. Estamos entre un 25 y 50 por ciento, en función de los lugares. Hay muchos chicos que buscan su futuro en el extranjero o enrolándose en el ejército. Lo que muestro es real, aunque la sensación de Madeleine de encontrarse ante el fin del mundo es algo más metafórico. Cuando ella habla de las causas de ese particular apocalipsis lo hace con conocimiento de causa. Ella ha estudiado economía y, en la mayoría de los contextos macroeconómicos, todo finaliza con guerra y el hambre. Vivimos en un planeta demasiado poblado, no hay recursos para todos y no hacemos nada para cambiarlo. Entonces, en cierta medida tiene razón. Quizá lo exagerado provenga de la creencia que va a ocurrir mañana mismo.
Su retrato del ejército es quizá demasiado amable. ¿Era premeditado?
He hecho un retrato lo más realista posible. Es un campamento de verano. De hecho, yo mismo lo hice durante la escritura del guion. Lo que hay que entender es que el ejército en Francia es ahora una empresa y tiene que reclutar entre diez y quince mil jóvenes al año. Este tipo de campamentos de verano son un sistema para reclutar gente y, por tanto, el interés es que no sean muy duros. Al contrario, se promociona como que uno se lo pasa fenomenal y que es una gran familia. De hecho, los campamentos no lo realizan los propios ejércitos, sino su dirección de comunicación. Por tanto, es una operación de marketing y no tiene nada que ver con el ejército real.
¿Cómo ha sido afrontar su ópera prima en el largometraje después de haber escrito guiones para otros?
No ha sido realmente un paso. No escribes lo mismo ni de la misma manera cuando lo haces para ti mismo que cuando lo haces para los demás. Este proyecto siempre lo escribí pensando que lo iba a dirigir yo. Cuando trabajaba simplemente como guionista era el psicoanalista del realizador. Le ayudas a encontrar en sí mismo las soluciones para su película. Yo soy incapaz de hacer eso por mí, porque soy incapaz de convertirme en mi propio psicoanalista. Quizá esa es la razón por la que escribí la película con otra persona.

Gran parte de la acción de Les combattants se desarrolla en un campo de reclutamiento del ejército francés

Gran parte de la acción de Les combattants se desarrolla en un campo de reclutamiento del ejército francés

¿Estás sorprendido por las positivas reacciones ante la película?
No me sorprende en absoluto (risas). En serio, sigo sin creérmelo. Lo que es muy sorprendente es que en ningún momento durante la realización del largometraje, nos planteamos la cuestión del público. Pensábamos que iría muy poco público a las salas y nunca nos planteamos que tuviéramos que cambiar cosas para llegar a más gente. Eso permitió que le proyecto fuera lo que tenía que ser. De hecho, es de lo que estoy más orgulloso hoy, porque no siempre ocurre eso. No siempre te encuentras feliz con el filme que has hecho, y yo estoy súpercontento con la mía. Estaba ya antes de que la viera nadie. Cuando la película tuvo éxito fue formidable, pero si no hubiera sido así me hubiera contentado con que la película fuera algo personal.

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Julio Vallejo Herán creció queriendo ser un héroe Marvel. Sin embargo, las películas, los libros y la música se cruzaron en su camino y, desde entonces, se fijó como meta escribir de asuntos más o menos culturales. Licenciado en Periodismo y Experto en Comunicación y Arte por la Universidad Complutense de Madrid, ha desarrollado su labor como comunicador y crítico en medios como Televisión Española, Europa Press Televisión, Lainformacion.com, Cine para leer, Tendencias Magazine, AB Magazine, Coveritmedia, Pasionporelcine.es, Freek Magazine, Verano Complutense, Supernovapop.com, Macguffin, Muchoruido.com, Basecine.net, Muzikalia.com, Cine 5 Estrellas (www.cine5x.com), Avant Press, Cinema Ad Hoc y Notasdecine.es.

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