Por NACHO CABANA
The black heritage choir es una agrupación de 16 solistas comandados por Jerry Calvin Smith elegidos entre más de 400 candidatos del estado de Mississippi. Acompañados por dos teclados y una batería, actuaron el pasado miércoles en el Palau de la Música casi cerrando (el 24 de Febrero James Rhodes tocará en el mismo recinto) el cada vez más saludablemente ecléctico Festival de Jazz de Barcelona organizado por The Project.
Se había anunciado la comparecencia de la formación estadounidense ante el público barcelonés como un tributo al repertorio de Aretha Franklin con la interpretación íntegra del disco que la cantante de Memphis grabó con solo catorce años, Songs of faith. La proximidad de las fechas navideñas hizo que tan noble «leit motiv» quedara considerablemente reducido a favor de un repertorio clásico navideño similar al que otras formaciones de góspel interpretan estos días por toda España. Aunque difícilmente ninguna de ellas alcanzará la excelencia vocal de la que nos ocupa.
Reorientado el concierto por el propio Calvin Smith como una muestra de la diversidad de la música religiosa negra actual, hubo incluso un tema interpretado con bases electrónica. Old time religion sonó en el Palau con una profundidad casi mística mientras que la versión del coro del Aleluya de Handel incluyó diferentes ritmos y arreglos en sus diferentes fragmentos; el archiconocido When the saints go marching in fue utilizado para marcar la mitad del concierto y contagiar al público del fervor religioso presente en las celebraciones dominicales de las iglesias afroamericanas solo para después pasar a una segunda parte mucho más tranquila en la que voces masculinas y femeninas cantaron y brillaron por separado.
Para el final del evento invitaron a no menos de 70 personas pertenecientes a diferentes agrupaciones corales de Barcelona a subirse al escenario e interpretar Oh Happy day mientras todos (tanto los miembros de The black heritage choir como los aficionados) se retrataban y grababan a sí mismos con sus teléfonos móviles.
Un auténtico fin de fiesta lleno de una fe y devoción que difícilmente lograrán nunca contagiar clásicos parroquiales hispanos como En la arena he dejado mi barca o Yo tengo un gozo en el alma.