“Yo canto lo que tú amabas, vida mía,
Por si te acercas y escuchas, vida mía,
Por si te acuerdas del mundo que viviste,
Al atardecer yo canto, sombra mía.
Yo no quiero enmudecer, vida mía.
¿Cómo sin mi grito fiel me hallarías?
¿Cuál señal, cuál, me declara, vida mía?”
Gabriela Mistral
Cuatro mujeres alzan su voz- ¡y que voces!- para reflexionar sobre el terror de la dictadura. El texto que interpretan es de Fermín Cabal.
Al autor le solicitan escribir una obra sobre la tortura en el periodo de dictador Pinochet (Chile). El solicitante es Eugenio Amaya un director chileno de la compañía Aran Dramática afincada en Badajoz. Después del análisis de varios documentos, cartas, testimonios de personas relacionadas con ese momento devastador de la historia del pueblo chileno Cabal escribe una serie de monólogos. La obra se estrena en Badajoz en el 2002.
Ahora esos monólogos se han adaptado creando una dramaturgia en la que cuatro actrices interactúan conjugando el tiempo pasado con el presente y el futuro de un hecho centrado en la tortura y desaparición de Colorina. En esta ocasión lo dirige el propio autor, tras una revisión mas dinámica, porque en palabras del autor:«Me parecía un plomo, un sermón, un texto sombrío”
Colorina, la hembra del jilguero. Colorina se llama así porque su movimiento y voz recuerda a la del gracioso y vital pajarillo. A Colorina le pone cuerpo la actriz Nagore Germes, y ciertamente todo en ella recuerda la fragilidad, dulzura y frescor. Colorina la muchacha de familia adinerada que se enamora de Miguel, un militante marxista. A Colorina la delata bajo tortura y la de su hijo, su compañera. Colorina es detenida, violada, torturada y finalmente desaparecida.
La culpa, el terror, la justificación de la atrocidad, el funcionariado que rodea a la muerte se suceden en esta consecución de actos contados sin un orden cronológico, guiados más por el sentimiento que por la razón. Una forma de estructurar la historia que la dota de idas y venidas de lo narrativo a lo profundo, del dolor de unos y de otros, de las victimas y de los verdugos.
Nagore Germes Alfaro, Isabel Torrevejano, María Segalerva y María Felices son las encargadas de interpretar esos monólogos originales que gracias a la nueva dramaturgia se han convertido en interacciones. Ellas sujetan la función con firmeza y pulso, dando momentos de gran emoción y mejor actuación como el monologo de la doctora que la atendió durante el proceso, una militar convencida de su participación en la salvación de la patria al coste que fuera o el de la compañera que ha delatado a Colorina porque le pusieron delante a su hijo de diez años al que le iban cortando los dedos si ella no confesaba lo que los otros necesitaban para nutrirse de terror.
En algunos momentos de la función, ellas cantan con fuerza y necesidad de cantar. Durante los momentos de dictadura universales, los siglos de opresión de muchos pueblos, hombres y mujeres cantaron a la libertad y contra la opresión o el genocidio. La música reivindicativa de cantautores o del pueblo negro, entre otros, representa la voz que nunca se puede callar. Ellas cantan y se agradece que lo hagan con afinación, significado y espíritu.
El conjunto que configuran estas cuatro magnificas actrices, cada una en su registro, dota a la puesta en escena de elementos claves para reivindicar la ignominia de “Tejas Verdes”, la prisión del encierro de Colorina. Sus voces moduladas para narrar la historia, sus voces diferentes que imprimen carácter a cada personaje que interpretan, su cuerpo en escena que mide y calcula la posición, su forma de narrar con verdad el horror es lo que nos lleva de manera idónea a esos recovecos feroces, frágiles, contradictorios y injustificables que tenemos los seres humanos.
Teatro político y poético, porque ambas palabras no están reñidas. Teatro necesario porque recuerda. Teatro que nos enfrenta con una realidad no tan lejana que no debería permitirse que se repitiera. Teatro que avala el perdón y el amor por encima de rencores, pero al perdón solo se llega recordando, reconociendo, haciendo justicia humana y teniendo la férrea voluntad de aprenderde los errores que llevan a la muerte de tu vecino, de tu amigo, de tu hermano, de tu pueblo.
Teatro que recuerda y que te muestra como un mazazo. Magnificas actrices vivas, de gran viveza, para recordar muertes con el único sentido del sinsentido.
Y luego un final de punto irónico, porque la vida es por desgracia a veces una sátira demasiado cruel para no intentar suavizarla con chirigotas.
No acallemos las voces que recuerdan.
Titulo: Tejas Verdes / Autor: Fermín Cabal /Director: Fermín Cabal/ Ayte de dirección: Isabel Torrevejano / Interpretes: Nagore Germes Alfaro, Isabel Torrevejano, María Segalerva y María Felices/ Escenografía y figurista: Carlos Aparicio /Vestuario: Reme Gómez /Música original y versiones: Alberto Granados /Producción: Nueve Norte /Diseño de Luces: Juanjo Hernandéz
Sábados 19:00 y 21:30 h
Vi esta función el sábado 31 de octubre en la Sala Nueve Norte de Madrid