Un colono portugués de principios de siglo pasado avanza por un terreno selvático acompañado del cántico de los indígenas. El colono se hunde en una charca a la espera de que un cocodrilo que hay en ella dé cuenta de él. Purga así su mal de amores. Este es el fascinante prólogo de Tabú, rareza que sale del ojo de un joven lisboeta de la cosecha 1972, Miguel Gomes.
Hay películas con vocación de pasar desapercibidas a pesar de sus cualidades. Tabú, cuyo título es un homenaje a la película muda del mismo nombre de Murnau, del director lusitano Miguel Gomes es una de ellas. Rodada con mínimos medios, en formato 35 milímetros su primera parte, y en 16 la segunda, y en blanco y negro toda ella, narra dos historias en dos tiempos distintos que se complementan y titula el director como Paraíso Perdido y Paraíso.
Paraíso transcurre en época actual y narra la historia de una dama excéntrica que vive en Lisboa, Aurora (Laura Soveral), a la que cuida una criada de Cabo Verde llamada Santa de pocas palabras con la que tiene una relación difícil, agota los últimos destellos de su vida en solitario, alejada de su hija, y se gasta el poco dinero que tiene en jugar en el casino de Estoril mientras presenta síntomas de demencia senil. La vida de esa mujer solitaria y anciana, que suponemos tuvo un pasado de esplendor, está narrada desde el punto de vista de su samaritana vecina Pilar (Teresa Madruga) que se preocupa de todo el mundo menos de sí misma y cumple la última voluntad de Autora, localizar al que fue el único amor de su vida, Luigi Ventura (Henrique Espírito Santo).
En la segunda parte del film hacemos un viaje al pasado, de la mano del anciano Luigi Ventura, amante de la distinguida señora, un caballero internado en una residencia para la tercera edad que hace muchos años no tiene contacto con ella, y nos trasladamos con su recuerdo al África colonial portuguesa de principios del pasado siglo, al ambiente exclusivo en el que se conocieron ambos, y somos testigos del apasionado romance adúltero que nace entre la joven y caprichosa señora Aurora (interpretada por Isabel Muñoz Cardoso) que mata su aburrimiento con sesiones de caza mayor, y el atractivo playboy Luigi Ventura (Ivo Müller) que la corteja y con el que establece una apasionada relación adúltera.
Tabú tiene un halo mágico indescriptible que nace de su propia sencillez. La película de Miguel Gomes que, como la de Murnau, habla de amores prohibidos, desprende ironía en cada uno de sus fotogramas (hay un guiño a Memorias de África), está confeccionada con recursos mínimos que le deben mucho al cine primitivo, saca extraordinario partido de la voz en off y su segunda parte, muda, con fotografía rayada y granulada, parece una sucesión de fotogramas antiguos rescatados de un baúl abandonado. Y nada de ello resulta impostado.
Una rareza, un ejemplo de cine minimalista que rezuma talento por sus fotogramas, una película triste sobre la imposibilidad del amor y lo efímero de la pasión y sobre la soledad de la vejez ante la muerte. Lástima que muy pocos sean los que puedan disfrutarla porque la carrera comercial de esta película magnífica ha sido corta. Tampoco parece ser otro el deseo de Miguel Gomes, un realizador inclasificable y tremendamente original que procede del mundo de la crítica cinematográfica y construye todo su film como si fuera un ejercicio de estilo, con una cámara estática y una canción, Tú serás mi baby, que funciona como nexo musical de las dos partes.
*José Luis Muñoz es escritor. Sus últimos libros publicados son Marea de sangre (Erein 2011) de La Frontera Sur (Almuzara, 2010), Llueve sobre La Habana (La Página Ediciones, 2011), Muerte por muerte (Bicho Ediciones 2011) Patpong Road (La Página Ediciones, 2012) Bellabestia (Sigueleyendo.com 2012) y La invasión de los fotofóbicos (Atanor 2013) También podéis seguir su Blog: La Soledad del Corredor de fondo.
José Luis Muñoz, gracias. Esta maravilla de comentario suyo me hace conocer, sin haberla visto, la película Tabú, del lusobrasileño Miguel Gomes. Espero seguir leyendo su crítica pero no sé cómo ni por medio de qué, puesto que me retire de Facebook y Twitter ya que el NSA nos espía sin parar y hay que protestar de algún modo. Vivo cerca de Los Angeles.
Hace nueve días vi «Tabú» y quedé cimbrada durante unos cuatro días. No dejaba de pensar en ella. Igual ocurre cuando lee una una novela buena o un cuento. Para mí fue maravillosa, increíblemente bella a pesar del drama y el intenso dolor que representa. Sus personajes están muy bien logrados. Es un film excelente, de esos que llegan a ser un parteaguas cuando se miran. Agradezco muchísimo tu artículo porque redondea y complementa mi opinión previa y me ilustra más sobre esta belleza.
Gracias Rocio, en nombre de José Luis Muñoz y de Tarántula por seguirnos.