Sully puede considerarse como una nueva reflexión acerca del héroe americano después de la exitosa y patriotera El francotirador, el anterior largometraje de Clint Eastwood. Si allí nos mostraba al soldado que liquidó al mayor número de enemigos de Estados Unidos mientras prestaba servicio en el ejército del país de las barras y estrellas, aquí nos encontramos con un piloto que aterrizó de emergencia en el río Hudson después de sufrir varias averías el avión en el que estaba al mando. En el fondo, el autor de Sin perdón retrata a dos profesionales que actuaron como ellos creían que era correcto, aunque en ambos casos sus decisiones les llevaron a tener dudas de su comportamiento y a no recibir siempre el reconocimiento que se merecían.
No obstante, Sully es un filme más humanista que su anterior obra, que estaba bañada de un excesivo nacionalismo. Eastwood, apoyado en el guion de Todd Komarnicki basado en el libro autobiográfico escrito por el propio Chelsey «Sully» Sullenberg , no pretende generar suspense en ningún momento, como suele ocurrir en gran parte de las cintas que abordan accidentes aéreos. Al ser un hecho real, casi todo el mundo conoce que los viajeros y la tripulación se salvaron en el particular accidente. Por el contrario, prefiere centrarse en el dilema moral del capitán, que vuelve una y otra vez a rememorar los hechos para cerciorase que su manera de actuar era la correcta y la comisión que se encarga de evaluar su trabajo tiene sospechas infundadas.
En resumen, nos enseña la incomprensión a la que se encuentran aquellos que han realizado una acción valerosa, siempre bajo la sospecha de unos medios de comunicación que buscan noticias sensacionalistas y de unas empresas que parecen anteponen el gasto económico que supone para ellos haber perdido una aeronave a las vidas humanas que Sully salvó con su particular manera de proceder.
La película viene a defender el factor humano respecto a cualquier otra cuestión. Así somos testigos no solamente del sabio comportamiento de Sully, sino también del resto de la tripulación y todos los servicios de rescate que se involucraron en el salvamento de los pasajeros.
Con un estilo clásico y nada efectista, el responsable de Los puentes de Madison nos ofrece una historia ejemplar que se beneficia de la estupenda actuación de Tom Hanks en el papel protagonista. El intérprete estadounidense sabe expresar sin excesivos aspavientos la inquietud de un persona que analiza constantemente su comportamiento, aunque interiormente sabe que ha hecho lo que tenía que hacer.

Sully (Tom Hanks) y su copiloto (Aaron Eeckhart) tuvieron que justificar su actuación ante un comité
No obstante, Sully dista de ser una obra perfecta. El libreto, que abusa un tanto de los flashbacks y resulta un tanto reiterativo, estira un tanto la trama que a duras penas logra llegar a la duración estándar de un largometraje convencional.