“No te cierres a las cosas nuevas… busca tu verdadero camino y encontrarás tu sol interior”. El consejo de un particular vidente a la algo perdida protagonista de la película de la directora francesa Clare Denis resume perfectamente el espíritu del filme, no por casualidad las dos últimas palabras forman parte de su título. La autora de Nénette et Boni plasma en imágenes la historia de una madura artista que pretende hallar el amor de su vida, pero solamente encuentra problemas en su relación con el sexo opuesto.
La cineasta gala sorprende en Un sol interior con una obra que no evita el drama sentimental de su protagonista, pero también sazona todo con un humor muy refrescante. Lo más curioso es comprobar la ironía con la que retrata el mundo intelectual de su país, donde la palabrería grandilocuente es muchas veces una pose para ir de profundo y hacerse el interesante. Por otra parte, aunque estemos ante el retrato de una mujer a la deriva en el plano romántico, el largometraje se convierte en un particular catálogo de hombres, en su mayoría bastante egoístas. Juliette Binoche, espléndida en su madurez, compone uno de sus mejores trabajos de los últimos años. La intérprete logra el equilibrio perfecto entre el dramatismo y la comedia para regalarnos un personaje lleno de contradicciones y dudas.
Por otra parte, Denis se aleja de los habituales finales felices para ofrecernos un desenlace repleto de ambigüedad que pretende que la atormentada pintora no cese en su intento de seguir buscando una pareja estable. En este sentido, es una película más esperanzadora que inequívocamente feliz.
Quizá lo más sorprendente sea la inclusión del personaje encarnado por Gérard Depardieu, un futurólogo que no pasa por su momento sentimental, pero se encarga de aconsejar a la despistada artista plástica. Denis nos lo presenta muy brevemente, precisamente en el momento que rompe con su novia, para convertirlo en el protagonista de una última secuencia de humor. Sin duda, Un sol interior logra lo que pretende: desafiar las expectativas de un espectador que no siempre está acostumbrado a lidiar con lo imprevisible.