SITGES 2024: La sustancia, Body odyssey & Terrifier 3
Por NACHO CABANA.
¿Puede el recuerdo de la juventud acelerar la vejez?. ¿Puede el temor a la ancianidad destruir la juventud?. ¿Qué ocurre cuando los remedios que la sociedad occidental vende como paliativos al envejecimiento no son suficientes para mantener la ilusión de eterna juventud?. ¿Cómo altera la psicología y el comportamiento darse cuenta de que nada volverá a ser cómo antes?.
Todas estas preguntas (y bastantes más) formula Coralie Fargeat en La sustancia, película que arrasa cualquier foro de Sitges en el que se proyecta y que se revela como el arma de destrucción masiva contra críticos inmaculados y espectadores parroquiales, llevando más lejos de lo imaginable las respuestas a las cuestiones arriba formuladas.
La sustancia desarrolla sus múltiples ideas (recordemos que hay cineastas que con una sola construye toda su carrera) exagerando en su inicio (en un registro muy parecido al del mejor Terry Gilliam) solo lo relativo al mundo de la televisión mañanera en el que trabaja la protagonista para introducir en el detonante de la historia el elemento fantástico que poco a poco se irá adueñando de la narración al tiempo que Fargeat despliega su talento.
Porque lo que ejecuta la autora de la excelente Revenge en La sustancia es un virtuosismo hiperbolizado a la altura del de (por citar dos cineastas que nada tienen que ver con ella) Iñárritu en Bardo o Sorrentino en El joven Papa pero en clave de género (en todas las acepciones de la palabra). Resuelve la directora las casualidades del guion colocando la cámara en un lugar inesperado, compone un retrato del envejecimiento que entronca a la vez con Oscar Wilde y la Troma, ofrece clímax tras clímax sin que se produzca la sensación de acumulción sino el cierre hiperbolizado de un prólogo que cuenta, condensado en minutos y en un plano fijo, el ascenso y olvido de la estrella protagonista, una Demi Moore a la que nunca habíamos visto así, a la que nunca pensamos capaz de hacer algo tan valiente.
Al lado de Moore (aunque no exactamente dándole la réplica) Margaret Qualley que compone un retrato en clave de farsa (que no de caricatura) reflejados lejanamente en el personaje de Anne Baxter de Eva al desnudo; película que podría servir de esqueleto y guía a la hora de un segundo visionado de La sustancia.
Una película esta que ganó el premio al mejor guion en el pasado festival de Cannes, galardón que suena, con todo su valor, a premio de consolación o más bien de consenso por no atreverse el jurado a premiarla con la mejor interpretación femenina, dirección o directamente darle una Palma de oro que habría sido la evolución lógica de los pasados galardones a Titane o El triángulo de la tristeza.
Y es que es La sustancia muy superior a la Anora de Sean Baker, a la postre poco más que un entretenido epígono tardío del mejor cine de Tarantino emanado de una paráfrasis proletaria de Pretty Woman.
(Por cierto, Baker ya está siendo acusando de lanzar una mirada sexualizada sobre su protagonista mientras nadie se atreve a decir lo mismo con la planificación de Fargeat en la película que nos ocupa).
Conversa con (y complementa muy bien a) La sustancia la película italiana hablada en inglés, Body Odyssey de Grazia Tricarico y escrita por esta junto a Giulio Rizzo y Marco Morana que entra en el mundo de las competiciones femeninas de fisioculturismo, lanzando sobre este una estilizada mirada que durante su primera mitad entronca con el mejor Nicolas Winding Refn aprovechándose del acierto de casting (y lo bien dirigida que está) que supone Jacqueline Fuchs en el rol protagónico.
Hay en esa primera hora de Body Odyssey imágenes inquietantes, un retrato al flor de piel no exento de inquietante fascinación por los cuerpos hipermusuculados al tiempo que un componente documental sobre las personas que habitan ese extraño universo así como de los peligros que acechan tras los anabolizantes y las horas de gimnasio.
Lamentablemente, a partir de la aparición de la voz en off, Body Odyssey pierde el norte, se enroca en pretensiones y subtramas a menudo mal resueltas y echa por la borda el delicado equilibrio de su inicio. Es muy Noves visions, eso sí.
Para acabar tan intenso día, tuvimos la oportunidad de asistir en la sede principal del Sitges 2024, a la premiere europea de Terrifier 3 de Damien Leone con la asistencia de sus protagonistas, director y productor.
No habiendo visto las dos anteriores (la que puede encontrar en plataformas como Terrifier el origen es, en realidad, una recopilación de los cortos en donde previamente había aparecido Arty The clown), Terrifier 3 resulta entretenida y divertida solo cuando el payaso asesino protagonista está cometiendo las atrocidades especialmente gores claves de su conversión en “cult movies”, pero bastante aburrida cuando nadie es despedazado en la pantalla.
No obstante, reconocemos desde aquí el excelente diseño y composición que David Howard Thornton hace del serial killer. Tiene mérito, tras tantos payasos asesinos, dar miedo no por una caracterización especialmente elaborada sino por una expresividad no verbal de quitarse el sombre…rito.