Por NACHO CABANA
Una chica acompañada de tres chicos. Todos visten de negro con camisetas que su madre desaprobaría. La mujer no está ni ha estado enrollada con ninguno de los hombres aunque todos ellos han fantaseado alguna vez con ella antes de dormir.
Una pareja con la misma indumentaria de los anteriores pero cargando con un bebé y turnándose en las proyecciones intentando convencerse de que pueden seguir asistiendo al Festival de Cine de Sitges como siempre han hecho. El año que viene no estarán aquí.
Solitarios que buscan en la cola de entrada del cine alguien con quien comentar las siete películas diarias que son capaces de ver; el bloguero líder de opinión que expresa en voz alta sus opiniones para darse importancia ante sus silenciosos acompañantes; la cazadora de autógrafos que se tira horas en la cafetería del Meliá sin consumir y entrando a cualquiera con actitud de famoso; los que compran a ciegas las entradas a los maratones del domingo y hacen cola desde las doce de la mañana cargados con tanta comida que parece vayan a escalar el monte Fuji; los gays que entran a las películas como si estuvieran cometiendo la locura de su vida; el casado que se ha escapado de su familia durante un par de días en los que intenta sin éxito no comer, no dormir y estar en tres cines a la vez.
Y zombis, claro.
La forma del agua de Guillermo del Toro abrirá el certamen con la esperanza de que el mexicano se haya situado con ella por fin a la altura de Cuarón o Iñárritu. Pero hay más de doscientos títulos que degustar y hay que hacerse una ruta previa que será, invariablemente, modificada sobre la marcha.
Vamos con las de peor rollo que suelen ser las mejores:
Purgatoryo de Derick Cabrido es una película filipina que se desarrolla en un depósito de cadáveres donde se alquilan éstos.
Housewife es una película de Can Evrenol, director que intentará confirmar el talento que dejó entrever en Baskin (2013)
También turco es Ceylan Özgün Özçelik que en Inflame (kaygi) mezcla alucinaciones y recuerdos.
Alucinaciones, monjas y suponemos que algo de vistoso lesbianismo hay en The book of birdie de Elizabeth E. Schuch.
Kuso de Flying Lotus se mueve entre el pop y la escatología en uno de los traílers más impactantes del festival:
También lo suficientemente repugnante como para que luego nos parezcan los bocatas de tortilla de la carpa del Auditori parece Fluidø de Shu Lea Cheang, una bonita distopía sobre un grupo de hombres usados por la industria farmacéutica del 2060 para producir esperma.
Vejaciones y violencia para que los/as sensibles dejen sus butacas libres en Hounds of love Ben Young.
https://www.youtube.com/watch?v=UNEurXzvHqE
Y violación y venganza de las vejadas en M.F.A. de Natalia Leite.
Las preñadas en su penúltimo festival disfrutarán sin duda de Still/born de Brandon Christensen.
Eso sí, admiradores de Verano de 1993 de Carla Simón, abstenerse.