The greasy strangler es la mezcla perfecta entre Little Britain (2003-2006) de David Walliams y Matt Lucas y las películas de la Troma; hace que Borat (2008) de Sacha Baron Cohen parezca tener el «toque Lubitsch»; entronca con Trash humpers (2009) de Harmony Korine y además se permite toques autorales en determinados planos. Es inenarrable (y además no conviene hacerlo) lo que se ve en la pantalla y entre las muchas preguntas que se hace el espectador durante y después de la proyección están: ¿Cómo convencieron a los actores para que hicieran lo que hacen en pantalla? y ¿quiénes son los responsables de esta obra maestra del mal gusto?
Like father, like son.
El director se llama Jim Hosking y ésta es su ópera prima aunque antes había dirigido un segmento de The ABC´s of death 2 (2014); el actor que interpreta al padre responde al nombre de Michael St. Michaels y es un cruce entre Klaus Kinski y Christopher Lloyd; el papel de su hijo lo encarna un tal Sky Elobar que –al contrario que el anterior- parece no ser exactamente igual en la vida real que en la cinta. La actriz que gana a sus compañeros de reparto en experiencia (ha participado en algunos episodios de la serie De culo y cuesta abajo -2009/2013- de Ben Best, Jody Hill y Danny McBride) y en falta de amor propio se llama Elizabeth De Razzo. Las sorpresas prosiguen al ver el nombre de Elijah Wood y Ben Wheatley entre los productores. The greasy strangler es un magistral canto al amor paterno filial aderezado con una música que debería andar sonando ya en todos los teléfonos móviles de Sitges.
Un remake autonómico ya
También muy divertida aunque más dentro del cine de zombis es la coreana Train to Busan de Sang-ho Yeon donde el director de The fake (2013) sustituye las serpientes por infectados y el avión por un tren de alta velocidad para construir una gran cinta de acción, algo larga como casi todo el cine coreano, llena de momentos angustiosos y con unos alivios cómicos entendibles fuera de su país. Esperamos ya el remake de Mediaset en clave de comedia autonómica con el Ave llegando a una Zaragoza llena de maños zombis.
Densa pero hermosa
La versión francesa del AVE (el TGV) es pieza fundamental del precioso mediometraje La femme et le TGV de Timo Von Gunten donde una crepuscular Jane Birkin vive una historia de amor de alta velocidad. La película se vio antes de The eyes of my mother de Nicolas Pesce, un retrato en blanco y negro de un personaje repelente con el que su director consigue la empatía del espectador gracias a mantenerla aislada y cargando permanentemente con las causas (tremendas) de su soledad. Una peli producida por Antonio Campos, un director al que descubrir (busquen su largo Simon Killer -2012).
Rupture
Si la sombra de Al interior de Alexandre Bustillo y Julien Maury empañaba el disfrute de Inside de Miguel Ángel Vivas, la de Martyrs (2008) de Pascal Laugier hace lo propio con Rupture de Steven Shainberg .Una película de serie B con un reparto de serie A encabezado por la fantástica Noomi Rapace y secundado por Michael Chiklis inolvidable protagonista de la serie The Shield. Una historia cuyas posibilidades morbosas quedan diluidas por unos mecanismos de guión bastante torpes (la prota se pasa todo el segundo acto dando vueltas por el decorado) y una resolución que abraza directamente la ciencia ficción. Entretenida pero solo inquietará a los aracnofóbicos.
Por NACHO CABANA
