Miike y Jodorowsky se citan en Sitges ante la atenta mirada de Bobcat Goldthwait
En los últimos días del festival de Sitges se han ido sucediendo esos momentos que sólo pueden ocurrir aquí. Por ejemplo, uno está decidiendo qué camiseta comprarse este año en uno de los puestos instalados en el paseo de la playa de San Sebastián cuando de repente gira involuntariamente la cabeza y se encuentra al mismísimo Takashi Miike admirando un modelo diseñado a partir de su película Ichi the killer (2001). Nervioso y superado por los acontecimientos, rebusco en mi bolsa la copia de Audition (2001) que acabo de comprar dos puestos más adelante, la encuentro y… ¡Takashi me la firma! (en japonés)
O asisto a la proyección en el cine Retiro de La danza de la realidad (2013), el primer largometraje de Alejandro Jodorowsky en más de dos décadas (a sus 83 años, ya está preparando una secuela) y una entusiasta trabajadora del certamen nos informa que el autor de La montaña sagrada (1973) estará a nuestra disposición en el salón de actos del club social anexo a la sala. Al acabar la película los asistentes corremos hacia el lugar señalado ante la mirada atónita de los jubilados que juegan al dominó para ser uno de los sesenta elegidos en entrar al recinto (el aforo no da para más) Y allí, mientras la temperatura sube sin parar, el maestro comienza a hablar de lo que supuso para él volver a rodar y hacerlo en el pueblo donde pasó su infancia y de donde salió para no regresar hasta ahora. Y luego la conversación pasa a temas relacionados con las religiones y la magia y una cierta filosofía vital que Jodorowsky condensa en una frase simple y elocuente “cuando tengas la duda de hacer algo o no, hazlo. Aunque fracases, tu mente se habrá expandido”. En un momento dado, la moderadora nos pide hacer sólo un par de preguntas más porque el ponente tiene que irse a descansar y éste responde: “no estoy cansado”… con lo que el breve encuentro acaba durando más de una hora.
Algo menos explícito, en parte debido a problemas con el traductor, estuvo Takashi Miike en su “master class” que en realidad no fue más que un coloquio en el que no logramos que Miike nos explicara cómo diablos se organiza para hacer un mínimo de dos películas al año y además tener tiempo para filmar anuncios y series de televisión.
Miike ha presentado en el festival dos largometrajes: Shield of Straw (2013) y Lesson of evil (2012) El primer título parte de una premisa excepcional a partir de la cual se podría haber realizado una estupenda película de acción: una niña es violada y asesinada y su abuelo señala al culpable ofreciendo una cantidad millonaria a aquel que acabe con su vida. Aunque el malote se acaba entregando, sabe que no está a salvo porque cualquier agente de la ley, médico o policía puede estar esperando el momento justo para acabar con su vida y hacerse millonario. Aunque la película esta muy bien realizada, tiene ritmo y cuenta con una soberbia interpretación de Naoaki Kitakima, el guión de Tamio Hayashi deja pasar buena parte de las posibilidades que ofrecía la historia, descarta cualquier posible ambigüedad y echa mano de facilonas casualidades y despistes. Lesson of evil, por su parte, es una divertida, aunque algo alargada, masacre entre estudiantes que bebe tanto de Battle Royale (2000) de Kinji Fukasaku como de Crows Zero (2007) del mismo Miike.
También nos brindó su presencia y gracejo Bobcat Goldthwait, un director no demasiado conocido pero merecedor de un culto cinéfilo que parece poco a poco parece ir naciendo gracias a películas como God Bless America -2012- (que gozamos el año pasado en Sitges y que se va a estrenar próximamente en España como -agárrense- Armados y cabreados) o la que vimos este año Willow Creek. Willow Creek se inscribe en la ya algo cansina corriente del “found footage” pero introduce al menos un par de elementos que la hacen distinta. Una pareja está haciendo un reportaje amateur sobre “Bigfoot” (nuestro Yeti) en una región de California que vive del culto a esa leyenda. Pero aunque ellos son personajes de ficción, las entrevistas que realizan (a la encargada del museo “Bigfoot”, al dueño del “Bigfoot Burguer” -donde los panes de las hamburguesas tienen forma del pie de la criatura-) y los lugares donde las graban son reales. Es decir, hay una primera parte en la que lo estrictamente documental se mezcla con la presentación de los dos personajes principales cuyos conflictos estallarán en la segunda mitad del film cuando ambos se pierden en el bosque y todo comienza a parecerse en exceso a El proyecto de la bruja de Blair (1999) de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez… salvo por un plano de veinte minutos con la pareja dentro de una tienda de campaña mientras escuchan ruidos extraños en el exterior.
Goldthwait nos explicó en otro espontáneo Q&A que ese plano fue improvisado por los actores a partir de unas líneas maestras marcadas por él, que hicieron tres tomas y que en una de ellas Bryce Johnson tuvo un ataque de nervios. También nos habló de sus próximo largometraje acerca de la venganza llevada a cabo por un grupo de fetos abortados contra los médicos y las madres que les dejaron en ese estado. Una premisa que recuerda el glorioso episodio piloto de la no menos gloriosa sitcom That´s my bush (2001) de Tray Parker y Matt Stone y que esperamos pueda rodar pronto para poder verla en Sitges el año que viene.
Y que después haya un encuentro improvisado con los fetillos, claro.