Por NACHO CABANA
“Ustedes se odian, se pelean, se mienten y se hacen daño, pero se juntan. A pesar de todo, se juntan para celebrar la navidad y no se van” dice Paula (Nausica Bonnín) verbalizando todo el subtexto de El sistema solar, exitosa obra de teatro peruana que se representa hasta el 22 de abril en el Teatre Lliure de Gracia, en Barcelona.
Cada miembro de la familia Solar (se podía haber ahorrado la autora el fácil juego de palabras con el apellido) tiene algo que ocultar y algo que reprocharle a otro miembro de la familia. Ninguno de los cuatro protagonistas adultos está libre de pecado, y la exploración de estos (junto con las discusiones provocadas por conflictos larvados durante años) vertebran su estructura. Tema a tema. Diálogos entre cinco personajes tomados de dos en dos, tres en tres, cuatro en cuatro e incluso de cinco en cinco. Dosificando casi matemáticamente la presencia de los actores en las diferentes escenas para acabar construyendo una historia que no busca llegar a un cierre sino al concepto arriba enunciado.
Como no podía ser de otra forma, el resultado final es tan milimetrado y correcto como, a la postre, previsible. Paula, la única persona de las cuatro que no tiene vínculos de sangre con los demás, es como el planeta Plutón, súbitamente expulsado de nuestro sistema solar y deseoso de integrarse en él.
La puesta en escena de Carol López resulta consecuente en todo momento con las intenciones de Althaus y coreografía en un escenario situado en mitad del teatro las entradas, salidas y movimientos de los actores.
Guillermo Toledo, probablemente el actor más odiado de España (podría ficharlo Manuela Carmena para las elecciones municipales del año que viene y provocar así una higiénica combustión espontánea en la caverna mediática madrileña) está muy bien como un padre/abuelo lejos de la complacencia y víctima a su vez de un trauma como hijo.
Los hermanos Clotet (todo un acierto de casting) portan al escenario con naturalidad la complicidad tienen en la vida real y con ello sus roles no tardan nada en ganar la credibilidad. Aina modula bien el desequilibrio de su personaje sin caer en el histrionismo aunque mejora (como toda la obra) cuando se acerca al abismo (estupenda la escena donde esparce las cenizas). Marc consigue ser ligeramente pusilánime esquivando las trampas de construcción dramática usadas por Althaus. Nausica Bonnín marca con soltura las diferencias de su personaje con la familia Solar, por mucho que haya estado a punto de pertenecer a ella dos veces.
Finalmente, Carol López consigue que el niño Joel Bramona (que se alterna en el papel con Jaume Solà) no interprete como cuando lo/as dobladoras adultos/as sustituyen las voces originales por las suyas en películas y series y además parece estar pasándoselo bien. Y tiene mérito por parte de los dos.
El sistema solar se representa en castellano de España. Por mucho que al principio se diga que la acción se desarrolla en Perú, no hay ninguna referencia concreta a ello. Nos gustaría haberla disfrutado con giros peruanos, habrá que acudir para ello a la versión cinematográfica dirigida por Bacha Caravedo y Daniel Higashionna el año pasado y donde, por cierto, el papel de Paula lo interpreta nuestra Adriana Ugarte.
La recaudación función del 15 de abril va directamente a la ONG Open Arms, epítome de la indecencia europea.
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