Simón, Miqui Otero

Simón, Miqui Otero

Corren tiempos en los que todos los escritores (das una patada y salen 10.000) son uno de los mejores escritores de su generación, asistiendo con ello a la vacuidad y lo presuntuoso, también el grueso de la prensa considera a Miqui Otero uno de los mejores escritores (maravillosamente viejuno) de su generación, de verdad. Eso se lo dices a todas. Los mejores escritores de su generación se basan en tres grupos: del montón, está bien pero no para tirar cohetes y brillantes. Todos son uno de los mejores escritores de su generación. Todos brillan.

Simón es una novela brillante correcta. Versa sobre que vivir rutinariamente aburre, e indaga en la existencia de los sueños y los tesoros, pero sobre todo va de que la literatura no solo debe reinventarse sino reivindicarse en la vida con las palabras, la manera de vivir tragicómica y caballerosamente indolente del héroe, por tanto Simón es Baroja, es Sabatini, es Stevenson, es Dumas, brillante narrando los pensamientos y brillante narrando las acciones. Las páginas de los libros. Simón es una novela de una novela, narra bien pensamientos y narra bien los acciones, incluso lo que se piensa (lirismos y afrentas de la literatura de aventuras) y lo que finalmente se dice, sin filamentos nerviosos metafísicos, ni ensoñaciones, aunque al final nuestros héroes, en especial Simón y Rico se topen con la realidad y tengan que aprender a vivir sin canciones, sin grandes obras, sin sueños y sin pájaros en la cabeza. Porque la novela, acrisolada y depuradora de la literatura, tiene algo tan viejuno que lo llamaremos posmoderno (ser arcaico en 2020 es directamente posmoderno): toma a menudo la voz pudiente de Dumas, Sabatini o Stevenson, incluso de Edmundo Dantés, para proyectar la vida de Simón y Rico. Insisto, de tan viejuno, es un libro moderno.

Una novela llena de extractos de novelas que, se entreveran con el interés de un lector intérprete y traductor, a su vez zarandeado por Miqui Otero, cuando todo el juego del libro está por destapar en la mesa y el puzzle se va componiendo desde lo inconexo hasta que todo encaja en el lienzo, el puro entretenimiento que es este libro de la vida contemplativa, la de acción, la de la crisis financiera, la de las canciones y los libros, el feminismo, la alta cocina, el terrorismo, los amoríos, los truhanes, y sobre todo los libros de héroes del XIX, herencia de su primo, un truhán agotado de vivir entre sueños y dentro de los libros: tiene mucho de odisea y viaje, de éxodo quijotesco y de vida canalla buscándote las vueltas y poniéndote en su sitio. Un héroe contemporáneo que vuela y pierde altura hasta acabar nadando en el mar de la realidad.

Simón es un pasaje por la vida, el lujo, la miseria, la literatura, la depresión, el terrorismo. A veces muy landeriana por la pura reivindicación de lo quimérico y la aventura, del barrio y la magnificencia del mundo por explorar, con una prosa sencilla, casi narrada a viva voce por un soñador, y una evolución sutil hacia la farsa de los sueños, siempre en deuda con la compasión, la crudeza de la vida y la ternura que, como toda historia,  toda vida, siempre acaba en llanto.

Porque después de la quiebra de los sueños no se entiende nada, se acaba recurriendo a la literatura. El fracaso de Simón tiene en la escritura su expiación, el hundimiento del cuchillo, la extracción de las espinas. Simón es un libro demasiado real para amar tanto las novelas de aventuras. O posiblemente, son coordenadas.

Autor

Javier Divisa. Mercader a tiempo parcial y escritor a intervalos fragmentarios. Autor de la novela Tres Hombres para Tres Ciudades, su segunda obra vio luz bajo el título Valientes Idiotas. Desarrolla su cáustica y rigor literario en reseñas literarias para Eñe y Revista Cultural Tarántula. Ejerce como articulista y cronista en CTXT y compagina la literatura con el business de la moda. Ha ganado algunos premios narrativos, todos sin la pertinente dotación económica, aunque eso es algo que podría lograr un mono con lobectomía cerebral. También ha sido incluido en diversas antologías de jóvenes autores de libros que están enterrados hace años en el cementerio de Père-Lachaise y no leyó nadie. Actualmente muere en Madrid, escribe varias veces todos los días a lapsos de quince minutos y nunca aparenta estar feliz en Facebook. Su tercera novela se llama Magdalena.

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