Sigo siendo, de Javier Corcuera o el arma de la imagen y el sonido puro

Sigo siendo, de Javier Corcuera o el arma de la imagen y el sonido puro

Es indudable que la vida late con mejor ritmo junto a su fuente, y el espacio natural del hombre es la naturaleza, en ella crece y de ella aprende. Cuanto más lejos se esté de esa tierra, más lejos estarás de tu propio ser. Javier Corcuera, con Sigo siendo, dibuja el mapa de Perú en tres campos perfectamente definidos: Ayacucho (la zona andina). la Amazonia (la selva) y la Costa Lima (la ciudad), y Corcuera inicia su mensaje desde el sosiego aparente de la selva y nos introduce en la música a través del agua y de la misma forma cierra el documental con una imagen bellísima, pero el concepto es universal y nos propone ese viaje para que no olvidemos de dónde venimos.

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La Amazonia (la selva)

Corcuera ha elegido la música como hilo conductor de varias existencias o para hablar de la existencia misma. La naturaleza avisa con ruido y susurros de todas sus manifestaciones. Avisa el viento, avisa el mar, y avisa el cauce del agua, y en su ruido hay calma y hay alarma, y es un mensaje que ayuda a los seres que lo habitan a sobrevivir sobre la tierra y nos invita a oír lo que dice nuestro interior que tantas veces olvidamos. Los animales aprendieron de la naturaleza y con un lenguaje primario o sofisticado se comunican, y el hombre ha hecho suya la enseñanza y de ahí que sienta una necesidad vital por la música, como el pájaro canta para mostrar su alegría o su quebranto. Nada estimula o sosiega más que ese ruido acompasado que despierta el sentimiento dormido, estimula a la vida misma, y es el medio más eficaz para recolocarse y rencontrarse con nosotros mismos.

MÀXIMO DAMIAN

Ayacucho (la zona andina)

Corcuera ha dado la voz al hombre, porque la película la componen varias voces que se aúnan y confortan la historia común de un pueblo, de un país, y los músicos-hombres hablan y con ellos realizamos un viaje didáctico y regresivo por la tierra andina y la selva, estimulándonos el placer de ver y oír. El canto se le ha otorgado a la mujer, y cuando ya ha domado nuestra impaciencia de gente de ciudad, aletargada y consumidora de televisión con el arma de la imagen y el sonido puro, nos regala la ciudad con unas canciones cantadas por mujeres con unas voces tan bellas, que a veces sientes la necesidad de cerrar los ojos para no perderte nada.

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Costa Lima (la ciudad)

Sin duda, es una película que estimula los sentidos y sus protagonistas son la tierra y la historia de la gente que la habita. Una a una, y como representación de todos, quiero citar los nombres de los artistas y esta película: Amelia, César, Jaime, Máximo, Raúl, «Chimango», Felix, Magaly, Carlos, Sara, Rosa, José, Manuel. Susana, Laurita, Sila, Consuelo, «Palomita», Chuspicha, Victoria, Ballumbrosio Al leer estos nombres sin apellido que quizá no le digan nada, pero son la representación de quien hace posible la transmisión de la cultura popular, comunicada de boca a oreja, y de una forma tan anónima como imprescindible y valiosa.

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La música un cruce de caminos

Los nombres de pila corremponden a los artistas: Amelia Panduro, César Calderón, Jaime Guardia, Máximo Damián, Raúl García Zárate, «Chimango» Lares, Felix Quispe «Duco», Magaly Solier, Carlos Hayre, Sara Van, Rosa Guzmán, José Izquierdo, Manuel Vásquez. Susana Baca, Laurita Pacheco, Sila Yllanes, Consuelo Jerí, «Palomita», Chuspicha, Victoria Villalobos, Familia Ballumbrosio.

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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