Con “Si yo fuera Federico”, Borja Roces, se presenta en Madrid, en la imagen la actriz Paula Mata y los actores Chus Serrano y Hugo Manso, que realizan un trabajo primoroso
Por Luis Muñoz Díez
En Si yo fuera Federico, Borja Roces no solo rinde homenaje a Federico García Lorca: se refleja en él. La obra no busca únicamente representar al poeta granadino, sino encarnarlo desde dentro, asumiendo su desgarro, su deseo velado, su lucha entre el gozo y la imposibilidad. Roces encuentra en Lorca un alma gemela: ambos creadores comparten el impulso de nombrar el dolor sin hacerlo explícito, de ocultar la herida con belleza, y de convertir su exclusión en materia poética.
La similitud entre Roces y Lorca no está solo en lo temático, sino también en lo formal. Ambos autores usan el teatro como espacio de ruptura: lugar donde el símbolo vence al realismo, donde el ensayo puede ser parte del espectáculo y donde la identidad es un juego sin reglas fijas. En la obra de Roces, como en la de Lorca, no hay límites claros entre actor y personaje, entre ensayo y representación, como nos avisa nada más empezar la función con el juego de quien el director y quien el actor, entre realidad y ficción, con un pedazo de texto de Así que pasen cinco años Leyenda del tiempo.
Si yo fueraFederico se centra de manera particular en dos núcleos esenciales del universo lorquiano: Poeta en Nueva York, escrito entre 1929 y 1930, y el teatro bajo la arena, ese teatro oculto, poético y visceral representado en obras como El público. En ambos casos, el Lorca que emerge es el del grito no pronunciado, el del amor censurado, el del deseo que se dice solo en símbolos.
En Poeta en Nueva York, Lorca muestra un cambio radical respecto a su estilo anterior: el lenguaje se vuelve oscuro, surrealista, y cargado de una angustia que es tanto social como íntima. Roces recoge esta oscuridad y la convierte en carne teatral. Las frases que retumban en escena —“tengo miedo a perder la maravilla”, “perro de tu señorío”, “dolor mojado”— remiten a un amor que no se puede vivir con plenitud “Tengo pena de ser en esta orilla” “tronco sin ramas; y lo que más siento” “es no tener la flor, pulpa o arcilla, para el gusano de mi sufrimiento» a un cuerpo que desea pero que no tiene el lugar ni el género aceptado para desear.
La obra de Roces no es solo un viaje a la homosexualidad lorquiana, sino una reflexión sobre el lugar del artista queer en un mundo que, aún hoy, lo margina. Desde la belleza y la ironía —armas compartidas con Lorca—, Roces denuncia con elegancia y profundidad. La homosexualidad sigue siendo motivo de violencia en muchos países, y aun en contextos más abiertos, persisten las agresiones, como lo demuestra el asesinato de Samuel Luiz (2021) o el de Sonia Rescalvo (1991). Roces no olvida, y lo hace sin panfleto: con poesía.
Si yo fuera Federico es también una pieza coral. Tres intérpretes —Paula Mata, Chus Serrano y Hugo Manso— dan vida a las voces múltiples de Lorca y del propio Roces, en un juego escénico que se inicia como un ensayo y acaba en revelación. La música original de Carla Armas acompaña este viaje emocional y estético, logrando momentos de gran intensidad cuando se relevan cantando.
Esta obra se inscribe dentro la coherente trayectoria de Roces, marcada de manera personal desde sus inicios con “Trilogía del Desencanto”: Pequeño defecto de fábrica (2012), Encrucijada o nihil novum sub sole. En ellas, el dramaturgo exploró el desencanto generacional, la belleza de la imperfección y el dolor heredado, logrando unas piezas de culto, revalorizadas con el tiempo
Si yo fuera Federico no solo se sostiene como homenaje, sino que justifica su existencia por derecho propio. En tiempos en que el nombre de Lorca se usa con ligereza desde que hay barra libre con sus derechos desde que pasaron al dominio público, obras como esta reconfortan: muestran que Lorca aún puede generar belleza vigente, crítica y emoción cuando pasa por el filtro de una mirada auténtica como la de Borja Roces. El reconocimiento que ha recibido en escenarios como el Teatro Jovellanos o el Palacio Valdés no es casual:Roces es un trabajador incansable de la palabra y la escena, y en esta obra, ambas confluyen con una hondura prodigiosa.
“Si yo fuera Federico” ha pasado de manera fugaz el 30 de junio por Madrid, con una función única en la Sala El Umbral de la primavera, entre una ciudad y otra,
Si tienen ocasión de ver en cualquier punto de nuestra geografía “Si yo fuera Federico”, no dejen pasar a oportunidad
Autoría y dirección: Borja Roces
Elenco: Chus Serrano, Paula Mata y Hugo Manso
Factoría Norte
Escenografía: Tamara Norniella, Gonzalo Mateos y Borja Roces
Producción: Carmen Gallo. Iluminación: Gonzalo Mateos. Música Original: Carla Armas. Ilustración: Juan Hernaz. Vestuario y looks: Román Roce
Compañia Factoría Norte