En la imagen el actor Pedro Rubio y la actriz Marta Belmonte, en Cielos un texto de Wajdi Mouawad, estrenado traducido y dirigido por Sergio Peris-Mencheta. Foto ©marcosGpunto-scaled
Por Luis Muñoz Díez
Sergio Peris-Mencheta, ha traducción y dirigido la obra Cielos, del reconocido autor libanés- canadiense Wajdi Mouawad (nacido en Líbano 1968). El autor conoce los desastres de la guerra, de niño se trasladó con su familia a Francia, huyendo de la guerra civil, y posteriormente a Canadá.
De esta pieza, ya se ocupó, en Tarántula Cultura en 2017, nuestro compañero Nacho Cabana, cuando se estrenó como Cels, en su traducción al catalán, para su estreno en Barcelona, dirigida por Oriol Broggi
La guerra deja secuelas irreparablemente de por vida, y a Mouawad le marcó, y marcó su obra. Con la linea de fuga de ser un creador, y eso ayuda a poner distancia con el fantasma del miedo. Su obra es trágica, porque no se puede evocar de otra manera el terror persistente, cuando se vuelve crónico, que vive una tierra llamada a ser la prometida. Las guerras son costumbre en la historia de la humanidad, en que se arrasa con sofisticados medios y armas a poblaciones, que viven en las mismas condiciones del medievo, los que sufren tan terrible agresión, guardan un dolor irreparable de por vida.
Cielos cierra la teatrología de “La sangre de las promesas”, la primera pieza fue Incendios, después llegaron Litoral y Bosques. No es fácil adivinar que camino tomará la dramaturgia de Wajdi Mouawad.
En la imagen los actores Jorge Kent, Javier Tolosa, Pedro Rubio, Álvaro Monje y la actriz Marta Belmonte. Foto ©marcosGpunto-scaled. Pulsar en la imagen para ampliarla.
Peris-Mencheta, nos presenta la pieza, sobre una escenografía espectacular, firmada por Alessio Meloni, desde el piso más alto de retablo escénico, nos custodian unos ángeles oscuros como custodios del mal. En el centro una especie de pecera semejante a un espacio de ciencia ficción, en dónde un grupo de criptógrafos, trabajan sin tregua para decodificar el sentido a unas palabras cazadas en la red , dichas en diferentes idiomas, en lugares distantes, que temen sean el preludia de un atentado a nivel global.
La obra está escrita como un thriller que, en paralelo a la acción uno, o varios personajes te van informando a tiempo real, de una trama, que el espectador no entendería jamás si no fuera guiado. En el caso de Cielos, son imprescindibles esas voces para seguir un texto que aún explicado es alambicado, pleno de simbologías, en una cadena de asociaciones de significados y significantes de números, letras, mensajes encriptados, incluso en el legado de las obras de arte, en que el espectador avanza según se avanza, en la investigación.
El terrorismo globalizado, la fábula del viejo que asusta al niño. El niño que nace sin culpa y para poner tierra por medio con sus mayores, se agrupa para acabar de dinamitar un sistema que no ceja en su empeño de generar dolor, o para resignificar un “basta ya”, por la sangre vertida desde el principio de los tiempos, en nombre, de dioses, o del mero becerro de oro.
La azotea de los ángeles negros, un cielo nada protector “Cielos” de Wajdi Mouawad. Foto ©marcosGpunto-scaled. Pulsar en la imagen para ampliarla.
El texto de , la dirección y el tratamiento tienen la mimbrearía de la ciencia ficción, o quizá la ciencia ficción sea más semejante a la realidad de lo que nos produce miedo pensar. El trabajo de dirección no tiene fisuras, y sí es un acierto la escenografía que firma Alessio Meloni, también lo es la iluminación David Picazo. Las primorosas video-escenas de Ezequiel Romero, nos redimen por momentos de la claustrofobia, y en otras nos inquietan, como la música de Joan Miquel Pérez, y el correcto vestuario de Elda Noriega.
La escenografía no solo cuenta con la terraza de los ángeles negros, cercanos a un cielo nada protector. La pecera o centro de operaciones de los criptógrafos, que echan mano de toda la sabiduría con «mayúsculas» sumada en el tiempo, para descodificar los mensajes, que generarán más dolor. El escenario aún guarda unos habitáculos, donde los investigadores pueden gozar de una relativa intimidad, y mantener contacto con el exterior.
El retablo en sus tres cuerpos resulta poderoso, va como del cielo a la tierra, de lo sobrenatural, a lo cotidiano.
El espacio donde trabajan los criptógrafos “Cielos” de Wajdi Mouawad. Foto ©marcosGpunto-scaled. Pulsar en la imagen para ampliarla.
El trabajo de los actores Marta Belmonte, Jorge Kent, Álvaro Monje, Pedro Rubio y Javier Tolosa es impecable, porque la pieza requiere crear unos personajes sin quebranto -y ellos dejan el listón alto. Igual que apuntaba antes, que el trabajo Sergio Peris-Mencheta, no tenia fisuras, porque si las hubiera, se vería la tramoya, y no lograría la altura de la tragedia.
El texto de Mouawad, es una epopeya frenética, una intriga en clave de elegía, perfecta para cerrar la teatrologia “La sangre de las promesas” caminando por los pasos, ya dados.
El final lo marca la imagen de como la humanidad es capaz de generar arte, muerte y destrucción, quizá la respuesta esté en que todos pertenecemos a un género, pero nuestra individualidad no conoce la palabra empatía, por lo que no respetamos, y avasallamos sensibilidades y afanes ajenos, y no queremos ver más allá de nuestras narices.
Cielos está programado del 14 de junio al 16 de julio en 2023, en en la Sala San Juan De la Cruz, del Teatro de la Abadía -Madrid- mas información AQUÍ.
Texto: Wajdi Mouawad Traducción y dirección: Sergio Peris-Mencheta
Reparto: Marta Belmonte, Jorge Kent, Álvaro Monje, Pedro Rubio y Javier Tolosa
Escenografía: Alessio Meloni Iluminación: David Picazo Videoescena: Ezequiel Romero Composición musical: Joan Miquel Pérez Vestuario: Elda Noriega Una producción de Barco Pirata