La sombra de Fresas salvajes, una de las obras maestras de Ingmar Bergman, planea sobre El sentido de un final, la película de Ritesh Batra basada en la prestigiosa novela de Julian Barnes. Si en el clásico de 1957 nos encontrábamos con un anciano y amargado profesor que repasa su vida cuando emprende un viaje para recoger un prestigioso galardón, la cinta de 2017 nos muestra a un hombre en la tercera edad que ve cómo cambia su existencia cuando recibe una misteriosa carta donde se le comunica que ha recibido una herencia consistente en una suma de dinero y el diario de un viejo amigo que murió en la juventud.
Ambas exploran un tema universal: cómo el paso del tiempo y los acontecimientos pueden moldear nuestro carácter y convertirnos en algo muy diferente de lo que pretendíamos ser. La cinta de Batra utiliza también un elemento prestado del célebre cineasta sueco: los recuerdos revividos lo son desde el punto de vista del personaje adulto, que aparece como anciano en un momento que vivió cuando era joven.
El sentido de un final no logra, sin embargo, la profundidad y la maestría del autor de El manantial de la doncella, pero sí emocionar. Quizá lo más novedoso sea la manera que tiene de crear un extraño suspense al dosificar bien la información e insertar los flashbacks de manera estratégica.Por otra parte, el tono nostálgico y el elemento epistolar emparentan la cinta con su debut en la gran pantalla: The Lunchbox.
Como en aquella ópera prima, el director se revela como un estupendo director de actores. Un soberbio Jim Broadbent encarna sin aspavientos a ese hombre entrado en años que se ha ido poco a poco amargando y distanciándose de sus seres queridos, mientras que Charlotte Rampling impregna a su misterioso personaje de antiguo amor de una elegante frialdad que esconde, sin embargo, un desgarrador drama. Mención aparte merece una también espléndida Emily Blunt, que encandila como madre seductora que enamora a todos los novios de su hija. No obstante, ciertas reiteraciones y algunos elementos excesivamente sentimentales, dos elementos que ya ensombrecían la ópera prima del director restan algo de brillo a un largometraje que nos habla de los pecados del pasado y de la necesidad de pedir perdón y perdonarnos a nosotros mismos para seguir adelante con la vida.