Segunda Crónica del Festival de cine de montaña de Torelló

Segunda Crónica del Festival de cine de montaña de Torelló

NO TODOS LOS MONTAÑEROS LLEVAN BARBA.

Por ALBERTO PÉREZ CABANA.

Si hay un objetivo que el Festival de Cinema de Muntanya de Torelló ha conseguido (seguramente sin proponérselo) es el de romper con el estereotipo dominante de los deportistas de montaña. Si la imagen que se tiene es la de un barbudo con una enorme mochila subiendo interminables laderas probablemente es porque no se ha estado muy atento a las producciones que se vienen realizando en los últimos años dentro de este género. Esta semana, el festival ha proyectado 16 cintas que, aunque teniendo como centro la montaña, abarcan un amplio espectro de actividades y de personajes. Eso sí, el entrañable montañero de toda la vida también ha estado presente tanto en las películas como sobre el escenario.

Envejecimiento activo

Envejecimiento activo

Comenzó la semana con NTB (Miquel Pérez, 2016), una retrospectiva de tres escaladores catalanes de los años 50 y 60: Joan Nubiola (N), Josep M. Torras (T) y Josep Barberà (B). No pueden considerarse la élite de la escalada en roca de aquellos tiempos (ahí estarían Anglada y Pons), pero sí una bonita excusa para narrar cómo se veía y vivía la escalada en aquellos años. Uno de los tres mitos, la “N”, asistió al festival con sus 91 años y su bonita coleta de pelo blanco.

Mejor hubiera sido ir a lo seguro

Mejor hubiera sido ir a lo seguro

La segunda proyección del lunes relata la materialización de una idea descabellada. Cuatro surfers, se plantean cabalgar las olas que rompen en el extremo más al Sur de la Patagonia, alimentadas por las tormentas que se generan en la Antártida. Eso no suena excesivamente loco. Pero si se tiene en cuenta que para ello deben realizar una travesía de 54 días a pie cargando las tablas, a través de un terreno difícil, deshabitado y con un tiempo del diablo, definitivamente, es algo cuanto menos excéntrico. Y la guinda de este acto situado entre el heroísmo y el romanticismo es que al llegar prácticamente no encontraron olas. Península Mitre (Joaquín y Julián Azulay, 2016) es interesante y, en ocasiones, divertida pero los 88 minutos de duración resultan finalmente algo pesados.

Laila subiendo su peak

Midiendo la vida.

Una idea romántica y heroica fue también lo que impulsó a un puñado de escaladores a intentar escalar en Laila Peak. La medida de la vida, una hermosa aguja del Karakorum. En esta expedición formaban equipo las viejas glorias del alpinismo ibérico (Ramón Portilla, Sebastián Álvaro y Juanjo San Sebastián, protagonistas todos ellos del programa Al filo de lo imposible) con algunos de los que, como Álex Txikón, actualmente están en la cresta de la ola. El director, Javier Álvaro, es hijo de Sebas y acudió al festival a presentar la película y explicar anécdotas de su padre y sus colegas.

Escalera hacia el cielo

Escalera hacia el cielo

Sin salir del Himalaya, la producción china Himalaya, ladder to Paradise (Xiao Han y Liang Junjian, 2015) sigue por unos días la vida de los alumnos de la Tibet Climbing School, una escuela que se dedica a formar jóvenes para que puedan conducir montañeros a la cumbre más alta del mundo. De fotografía impecable, resultó poco apasionada, sin que en ningún momento se empatice lo más mínimo con sus protagonistas.

Men on wire

Men on wire

Si el camino hasta los 8.848 metros es largo, no lo son menos los 400 que separan las dos paredes de un desfiladero en la Isla Reunión; Sobre todo si para ir de una a otra, todo lo que se tiene es una cinta plana de 40mm de ancho. El slackline es una modalidad del funambulismo, inventada como diversión por los escaladores de Yosemite, y se diferencia de éste en que no se utilizan barras para ayudar a mantener el equilibrio, y la seguridad se basa en ir conectado mediante un arnés a la propia línea. En Bartas (Quentin Sixdeniers, Francia 2016), se recoge la preparación de la slackline y su posterior recorrido, con bonitos paisajes de la isla como telón de fondo.

Feliz.

Feliz.

Si los protagonistas de Bartas representan el estereotipo de jóvenes cool que hacen locuras en sus vacaciones, Vicente Holgado nos da a conocer en Urko. Escalando el presente (2016), a un escalador alicantino que es el paradigma de la superación. La historia de Urko Carmona es extraordinaria, y lo es en tres planos diferentes. Urko es capaz de escalar vías de dificultad 8a. Es algo remarcable, pero se trata de un grado que ya ha sido superado y que hace tiempo ha dejado de ser noticia. Siguiente plano: Urko sufrió un gravísimo accidente con 16 años, y a consecuencia del cual le fue amputada una pierna. Es bicampeón mundial de paraescalada, y en el documental se muestra cómo se las ingenia para ascender vías extremas con una sola pierna. Pero lo que realmente sorprende de la Urko es la manera en que vive, y que es lo que este personaje sea excepcional. Sin ingresos regulares, vive la mayor parte del tiempo en una furgoneta, dedicándose en cuerpo y alma a escalar. Y pese a su discapacidad, a no tener prácticamente nada, es sin duda el personaje más feliz de cuantos han desfilado en la pantalla del festival.

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