Salva Bolta dirige Siempreviva. Basada en Sangre de amor engañado de Don DeLillo

Salva Bolta dirige Siempreviva. Basada en Sangre de amor engañado de Don DeLillo

En la imagen de Jesus Ugalde, la actriz Mélida Molina y el actor Felipe García Vélez, Toinette y Álex  en Siempreviva, una obra adaptada y dirigida por Salva Bolta, basada en la obra de Don DeLillo, Sangre de amor engañado.

 

Por Luis Muñoz Díez

 

Salva Bolta adapta Sangre de amor engañado, de Don DeLillo, bajo el título de Siempreviva. Delilllo en su obra, plantea el tema tabú por excelencia: La eutanasia. El autor americano fue oportuno y valiente al abordarlo, como lo es ahora Bolta al adaptarla y dirigirla para el Teatro Español.

La pieza tiene cuatro personajes, de los cuales a tres les une únicamente la existencia de Álex. Un artista reconocido que se encuentra en estado de coma irreversible, con setenta años. Vive a la puerta del desierto con Lía, su joven esposa.

La enfermedad le sorprende trabajando en su último empeño como artista, dinamita rocas para lograr una estancia sin nada, dentro de la piedra. Álex en un perfil de hombre que cumple todos los requisitos del tópico masculino. Fuerte de carácter y físicamente, pegado a la tierra llama a cada planta por su nombre, despegado de afectos incluso con su único hijo. Seductor incansable de mujeres, se ha casado hasta cuatro veces, se supone que más por compañía y sexo, que por amor.

Lo anterior vine al caso, para avisar de la atracción magnética que ejerce tanto en su hijo, como en las dos esposas que conocemos, parece que quien sucumbe a su encanto, difícilmente lo olvida.

A ese lugar en medio de la nada, donde habita, llegan Sean el único hijo de Álex, acompañado por Toinette, su exmadrastra, segunda esposa del artista que, a pesar de no mantener relación alguna con él, guarda íntegro su vínculo emocional. La visita del hijo, y una de sus ex madrastras tiene como fin convencer a Lía, la joven esposa actual, para ayudar de forma activa a morir al artista.

En la imagen el actor Felipe García Vélez, Álex en Siempreviva, y punto de unión de Lía Sean y Toinette ©Esmeralda Martin

En la imagen el actor Felipe García Vélez, Álex en Siempreviva, y punto de unión de Lía, Sean y Toinette ©Esmeralda Martin

La primera respuesta de Lía es un no rotundo, que basa en que la vida es algo entre dos nadas, por lo que hay que respetar que ese periodo acabe de manera natura, y más dado que Álex está en un coma irreversible, por lo que la razón de que cese el dolor, no es válida. Las palabras “que descanse”, le parecen una patraña, una persona muerta está muerta, no descansa, eso queda para los vivos.

La muerte está cuando ya se ha ido la vida, como una estancia oscura en la que al abrir de par en par las ventanas, de su oscuridad no queda ni rastro.

La muerte asistida es un tema con muchas aristas. Hay quien cree que tiene la idea muy clara como Toinette, pero algo le impide ponerla en práctica llegado el momento. Otros se aferran al enfermo sin reparar en el acto inútil que supone alargar una vida, ya acabada, como le ocurre a Lía, y quien hace lo imposible para qué el dolor acabe con dignidad, como aparentemente quiere su hijo Sean

Pero Siempreviva no es una obra en que se dirima la controvertida postura de eutanasia si, eutanasia no. Los personajes de la obra DeLillo, puestos en escena por Bolta, están dotados de una personalidad propia, no extrapolable a generalizar.

Aparentemente hijo y ex madrastra justifican el acto porque Álex no sufra, pero es tal el ascendente que tiene sobre ambos, que su deseo es que acabe su existencia, porque la sombra del artista es tan alagada que sienten que les tapa el sol, aunque él viva totalmente ajeno a ellos, y les separen miles de kilómetros, por lo que, su deseo consciente o inconsciente es redimirse ellos, no redimirlo a él.

El personaje de Lía es un personaje muy hermoso, que no le asusta ni la vejez, ni la enfermedad. Ama a Álex de una forma infinita, de manera ciega y romántica. Cree que su vida acaba cuando esparza las cenizas de su amado en su obra inconclusa, piensa que un día podrá soportar su ausencia, quizá una semana, pero no tenerle nunca más, no.

En la imagen las actrices Mélida Molina y Marina Salas, como segunda y ultima mujer de Álex ©Jesus Ugalde

En la imagen las actrices Mélida Molina y Marina Salas, como segunda y ultima mujer de Álex ©Jesus Ugalde

Salva Bolta es un director muy cuidadoso, tanto con su trabajo como eligiendo a sus colaboradores, el reparto es un acierto. La actriz Marina Salas, se encarga de la interpretación de Lía, con energía, y un vehemente buen pulso.

El actor Felipe García Vélez recrea dos momentos de la vida de Álex. Una como viejo enfermo, pero de ánimo vigoroso, que le cuenta a Lía cómo fue su primer contacto con la muerte, y a otro Álex más joven, cuando recibió a Toinette en la casa del desierto recién estrenada, y se muestra conquistador ante su sensual exmujer que le busca, y le encuentra.

Mélida Molina compone una Toinette, enamorada, sensual y juguetona, tanto cuando recuerda la visita al desierto antes de que apareciera Lía, como ahora que acude al lecho de muerte del artista, segura de que, ese hombre de alguna manera le pertenece.

El actor Carlos Troya pone gesto y voz con hermética elegancia, al controvertido hijo de Álex. Sean quiere a su padre, y ha dedicado toda su vida a recaudar información sobre él. No se trata de un hijo abandonado, el sentimiento de  Sean es que se le ha negado el lugar especial que le correspondía, desea cerrar esa ausencia, al menos siendo él, el que ayude a morir a su padre.

El director Salva Bolta recupera para narrar la historia el ritmo pausado del mejor teatro americano. En que, con algún pretexto como una muerte o una herencia, se reúnen los miembros de una familia en su lugar de origen, algo inusual en un país que las distancias son infinitas, recuerdan el pasado, sintiendo que es la última oportunidad de decir algo, porque posiblemente no se vuelvan a ver jamás.

 En la imagen el actor Carlos Troya, Sean en Simpreviva, el hijo de Alex ©Jesus Ugalde

En la imagen el actor Carlos Troya, Sean en Simpreviva, el hijo de Alex ©Jesus Ugalde

A Salva Bolta, le sigo con mucha atención, nunca salgo de ver una función suya, sin que me lleve algo a casa para guardar bajo mi almohada, realiza unos trabajos sin flecos con un cuidado exquisito, y un resultado impecable.  Acierta con la elección del reparto, como en la del equipo que hace posible el montaje.

El diseño escénico es de Paco Azorín y Alessandro Arcangeli, nos sitúan geográfica y metafísicamente en medio de la nada. A las puertas del desierto, allí clavan un cubo donde permanece el enfermo, que nunca vemos, un espacio simbólico semejante al que el artista quiere socavar en la roca. Suscitando la impresión que detrás de lo que vemos, no hay nada más que un árido desierto, como después de la muerte.

La Iluminación de Luis Perdiguero, ayuda a crear el ambiente preciso para cada situación, y en el momento cumbre adquiere un protagonismo, casi místico. La composición de la música original de Luis Miguel Cobo, y el ambiente sonoro nos recuerdan donde, y porqué estamos allí, como ocurre con el vestuario de Ikerne Giménez.

Siempreviva, pone como telón de fondo la muerte, y la eutanasia, pero la verdadera historia está en los vivos.

En la imagen los actores Mélida Molina Carlos Troya y Marina Salas ©Jesus Ugalde

En la imagen los actores Mélida Molina Carlos Troya y Marina Salas ©Jesus Ugalde

Siempreviva se puede ver hasta el 28 de febrero de 2021 en Naves del Español en Matadero / Sala Max Aub – Nave 10 -Madrid-, más información de fechas y horarios pinchando aquí.

 

Título Siempreviva Versión y Dirección Salva Bolta Basado en “Sangre de amor engañado”, de Don DeLillo Elenco Felipe García Vélez como Álex, Mélida Molina como Toinette, Marina Salas como Lia Carlos Troya como Sean Diseño de espacio escénico Paco Azorín y Alessandro Arcangeli Composición música original Luis Miguel Cobo Diseño de iluminación Luis Perdiguero Diseño de vestuario Ikerne Giménez Ayte. de dirección Juanma Romero Gárriz Residencia de ayudantía de dirección Íñigo Santacana Apaolaza Fotografía cartel Esmeralda Martín Fotografía escena Jesús Ugalde Una producción de Teatro Español. Duración del espectáculo 120 minutos

Autor

Luis Muñoz Díez
Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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