KOSTYA (el hombre que quiso) autoría, dirección, producción e interpretación de Rubén Ochandiano, en la imagen
«Kostya debería haber muerto. Se disparó al final de La gaviota, pero, inexplicablemente, sobrevivió. Han pasado veinte años desde aquel momento y ahora Konstantin Gavrilovich esn escritor de mediana edad, atrapado entre su vocación, el arte y los fantasmas que nunca lo han dejado: su madre, Boris Trigorin y, por supuesto, Nina».
Rubén Ochandiano se ha preguntado muchas veces qué habría sido de Kostya si hubiera seguido con vida. En su imaginación, Konstantin envejece con las cicatrices del pasado aún abiertas, buscando respuestas en la escritura. Y no es casualidad que esta historia lo haya perseguido durante tanto tiempo: La gaviota es una obra que marcó su vida. Más que un simple texto teatral, fue un punto de inflexión en su manera de entender el arte.
La descubrió joven, la leyó “decenas de veces”, la estudió en clases de interpretación, la vio en escena tantas veces como pudo. Pero hubo una representación que lo cambió todo: en 2001, en Nueva York, asistió al montaje dirigido por Mike Nichols, con adaptación de Tom Stoppard. Allí, de golpe, lo entendió todo. “Por primera vez comprendí las maravillas de Chéjov, la poesía y el dolor que se esconden en sus palabras, la cantidad de capas que tienen estos personajes”.
Desde entonces, Kostya nunca se fue del todo. En España, lo interpretó en montajes que lo rozaron, que lo hicieron sentirse cerca del personaje sin llegar a habitarlo por completo. Pero su obsesión por La gaviota no terminó ahí. Se sumergió en Chéjov, leyó toda su obra, viajó por el mundo en busca de nuevas versiones, exploró cada matiz del texto. Y en 2011, sintió que era su turno: dirigió su propia versión. Para ello, quiso ir más allá de las traducciones convencionales, que a menudo pierden la esencia chejoviana: “Son demasiado rebuscadas, se pierde la capacidad de síntesis”.
En Kostya (el hombre que amó), su protagonista tiene 45 años y reflexiona sobre su pasado. Pero en el fondo, Ochandiano sabe que también está hablando de sí mismo. “Es mi carta de amor a todo aquello que sustenta mi vida: mi vocación, el teatro, mi madre, la necesidad de intimidad con el otro”. También es una oportunidad para cuestionarse las grandes inquietudes que lo persiguen: el arte, la muerte, el dolor, el suicidio. “Cómo existimos a ojos de los demás. Cómo, a veces, es imposible escapar de la imagen que los otros tienen de nosotros”.
Porque, al final, La gaviota no solo es un texto, sino un espejo. Uno en el que Ochandiano lleva toda la vida mirándose.
KOSTYA (el hombre que quiso), del 5 al 16 de febrero de 2025 en Teatro del Barrio, de miércoles a sábado a las 19:30, y domingos a las 18:00 horas más información AQUÍ.
Autoría, dirección, producción e interpretación: Rubén Ochandiano
Ayudantía de dirección y producción: Jano Sanvicente
Producción: Mónica Regueiro Diseño de sonido y proyecciones: Saúl Barceló
Coordinación: Mariaje de Higes Distribución: Fran Ávila