En la imagen la actriz Carmen Ruiz y el actor Rulo Pardo, en la casa con perspectiva de la hacker, en un momento de la representación de Ronejo, de Rulo Pardo con dirección y cuño seXpeare,
Por Luis Muñoz Díez
Ronejo de Rulo Pardo, con dirección y sello de calidad seXpeare, es una obra concebida en 2018, anterior a la Pandemia que ha sido una fuente fértil de variadas especulaciones para determinar su origen como un proceso logístico, y su intención. Los negacionistas afirman que en «la solución» estaba el secreto de todo.
Esa solución seria una vacuna que nos pondríamos sin remedio, y en la que se nos inocularía un chip para manejarnos a su antojo, no me extiendo más porque si alguien lee esto, seguro que conocerá con su propio manojo de ideas peregrinas. pero doy fe que, en el lugar exacto del brazo donde me inyectaron la vacuna, personas que hasta ahora creía muy «integradas», me han puesto un imán con gran expectación de los presentes, por el posible resultado.
La pieza de Rulo Pardo, igual tuvo una vocación de distopía, pero la realidad supera siempre la ficción, y la función que nos presenta seXpeare, es muy semejante a la historia que se escucha en la calle. seXpeare es una compañía que trasmite el mensaje de sus proyectos con el lenguaje del humor, que permite decir la verdad sin que nadie se ofenda, ni se aburra. Su humor es peculiar y sus personajes, marcadamente excéntricos, se sienten superados por la una realidad que se expone e impone con el desparpajo de la naturalidad, ante su mirada tierna, y párvula.
Ronejo nos propone una idea conspiratoria en que por encima de poner de los gobiernos, está el de las multinacionales sin bandearía. En un ejercicio de optimizar el sueño para que el personal sea más consumista, y vaya directo a determinadas marcas. Gobierno y capital, por medio de una vacuna introducen un conejo de tamaño ínfimo dentro de nuestra cabeza, que dicte y oriente nuestras pulsiones de compra.
Eduardo Martín Felguera es un «chapero» con una buena clientela, que incluye diputados que piden ser azotados para espiar sus abusos de poder. Eduardo es un personaje tan tierno como singular, con ese punto de vulnerabilidad que tan bien sabe dosificar Rulo Pardo como autor. El mismo Rulo lo redondea con su interpretado, enamorado hasta las trancas de Melisa. El objeto se su amor le manifiesta sus afectos llamándole ojete, y en un ejercicio de inspiración poética amorosa, le dice que es la mierda que guarda su ojete.
Eduardo Martín Felguera es llamado por su nombre, y sus dos apellidos, por su conejo interior. El chico lo primero que piensa es que se ha puesto “todo loco”, y lo que le pasa, es que con la edad le ha salido la esquizofrenia de su madre. Desoyendo la voz del conejo que le informa que vive en él, y le razona que el gobierno pacto cinco paquetes de incitación al consumo por cada bello durmiente, pero como él, ni tiene, ni puede tener coche, moto o patinete, el conejo aprovecha esa hora libre, para urdir un plan con el fin dar con el científico que lo minimizó e inoculó, al que guarda un rencor muy particular.
Al joven la existencia del conejo se la confirma su novia Melisa, una hacker que trabaja para una marca de antidepresivos muy potente, espiando y atesorando datos de enfermos antes de su muerte, para usarlos indirectamente para deprimir al mayor número de parientes del finado.
Y hasta aquí llego, estas líneas son para animarles a asistir a una representación de Ronejo en el teatro, para que conozcan a Eduardo Martín Felguera, a su novia Melisa, y su casa con perspectiva que a ella le funciona y a él, no. A Arthur Rabitt y a al científico Arthur Bootth, que lo minimizo y confinó en la cabeza de Eduardo, sin atender a la relación que había entre ambos.
En la función se alea en la misma probeta, el ambicioso proyecto de logar el consumo pleno como forma de dominación por medio de la inteligencia artificial, con los meros afanes afectivos de Eduardo por Melisa, o del conejo confinado por su creador. Todos los personajes sienten el temblor del amor, excepto la máquina, y la mano que sale de ella. Todos están enamorados, con la peculiaridad de que Arthur Booth, lo está de sí mismo.
Melisa y el Chapero “todo loco”, son ternura en estado puro, y en manos de los actores Carmen Ruiz y Rulo Pardo son para llevártelos a casa. Juan Vinuesa se encarga de interpretar a Arthur Rabbit, otro personaje querible. Cómo no se puede querer a un conejo rojo minimizado, que habla con acento andaluz, confinado en el cerebro de una persona, explotado laboralmente por alguien que significó tanto para él. Arthur Booth es el personaje perverso por excelencia, que aunque no te lo quieras llevar a casa jamás, o sí, si tienes alma de multinacional que precisa ampliar mercado, pero verlo interpretado por Felipe G. Vélez es una delicia.
Ronejo es una obra oportuna con unos personajes deliciosos, con cuño seXpeare, que cuaja en un público que reconoce la realidad de la ficción, ríe de manera espontánea y con ganas ante un disparate, que no lo es tanto, porque a veces, te sientes identificados con la sorpresa de Melisa, Emilio y Arthur el conejo minimizado, que ante su total incredulidad se ven avasallados impunemente.
Ronejo está programada en el Teatro de la Abadía de Madrid de 17 de junio al 4 de julio de 2021, más información de fechas horarios y compra de entrada aquí.
Autor _ Rulo Pardo Dirección _ seXpeare Elenco Rulo Pardo Carmen Ruiz Felipe G. Vélez y Juan Vinuesa Ayudante de dirección / Producción _ Miguel Herrera Diseño de iluminación _ Marino Zabaleta Composición musical y espacio sonoro _ Mariano Marín Espacio escénico _ Arte y Ficción Dibujos escenografía_ Jorge González Diseño de vestuario _ Jara Venegas Maquillaje y Peluquería _ Patricia Valdeande Producción ejecutiva _ Manuel Sánchez (Sanra) Distribución _ Amadeo Vañó – Cámara Blanca Prensa _María Díaz