Rodríguez: La música te da sorpresas

Rodríguez: La música te da sorpresas
Siempre vengo comentando lo reconfortante que es descubrir algo nuevo. En nuestra constante búsqueda de esos grupos, cantantes, canciones, es cuando crees que la industria musical está dirigida hacia los caminos que más se alejan de ti. Hoy tenemos las herramientas necesarias para acceder a todo tipo de información. La “era internet” nos ha vuelto perezosos. Así que la historia de este artículo me va a servir para dar una bofetada (un regustillo personal) a la industria musical, en su vertiente mezquina y asquerosa. La que crea ídolos sin sustancia y entierra ilusiones de otros mejores. Supongo que tiene mucho que ver con el criterio, algo que unos tienen bueno y otros malo, aunque los peores son los que carecen de ello.

 

 

Nuestra historia surge a raíz de la llamada de uno de esos amigos musicales, mi querido Martín (gente con la que cada vez que te juntas acabas hablando de música). Quería invitarme al cine, concretamente a ver algo que se llamaba  “Searching for Sugar Man”. Cuando la invitación proviene de gente así más te vale no desaprovecharlo.
Al llegar a casa lo primero que hice es buscar referencias.  “Searching for Sugar Man es el documental que se ha llevado el Oscar este año (se estrenó en España el fín de semana de la ceremonia, marzo 2013).

Se basa en la historia de un pobre desgraciado, llamado Sixto Rodríguez, músico de Detroit que descubrió que era una estrella en… ¡¡Sudáfrica!! 40 años después de que se le diera por muerto.

Rodríguez es ese Sugar Man, un músico que en los años setenta publicó varios discos que pasaron desapercibidos en todo el mundo, menos en la Sudáfrica del apartheid, donde se convirtió en un ídolo… sin que tal fenómeno llegara nunca a sus oídos. El documental cuenta esta fascinante historia sobre la búsqueda de este misterioso personaje. En todo momento se crea cierta tensión en saber si el desenlace que uno espera (el encuentro con el artista y su opinión ante tan increíble historia) va a suceder. El sueco Malik Bendjelloul (ni idea, pero este tío disfruta con la música seguro) ha realizado un documental que logra envolverte en el mundo, sobre todo folk, y llevarte a pensar en lo injusta e ingrata que siempre ha sido la industria musical (en el cine no podía dejar de pensar en Nick Drake o la sombra que le podría haber hecho al mismísimo Dylan. Acepto críticas).

 

En una entrevista publicada el pasado 22 de febrero en La Voz de Galicia, el director cuenta que la primera vez que oyó hablar de Rodríguez, estaba de mochilero por África después de abandonar su trabajo en la televisión sueca. Hizo autostop y le paró un hombre que se llamaba Stephen Sugar Segerman en homenaje a esa estrella que, supuestamente, se había suicidado en plena actuación. «Creo que era la mejor historia que había oído en mi vida. Era como un cuento de hadas», explica todavía deslumbrado el realizador, que nunca pensó que, tras esa búsqueda de un rockero muerto, se desplegaran tantas líneas de narración. «También era una historia de detectives, la búsqueda de una obra maestra oculta, un thriller político o La Cenicienta, pues es de alguna manera la resurrección del hombre. Un hombre, además, muy especial», expresa quien, gracias a su descubrimiento, ha hecho justicia universal a la obra de Rodríguez, quien por lo anunciado tocará en el Primavera Sound en Barcelona el próximo mes de mayo.
 «Sucedió por tres factores: porque sucedió en un país muy aislado, porque le pasó a un hombre muy aislado, sin teléfono en su casa, y porque fue todo antes de internet», explica el director. «Es una historia que está llena de contenido increíble. Me sentía muy afortunado conforme la iba descubriendo. Cada piedra que levantaba escondía una moneda de oro, un detalle precioso», resume.
Lo curioso es que éste señor ha seguido viviendo en los suburbios de Detroit ajeno al fenómeno que durante décadas ha supuesto su música al otro lado del mundo. “Es lo más extraño o lo mágico de esta historia. Que, con todos los cambios y giros en la trama, su protagonista no cambia. No necesita más que comida. Ha estado viviendo así toda la vida y va a vivir sí”, explica el director emocionado.

 

Como mi afán es siempre aportar, he considerado no destripar mucho la historia. El documental es una joyita, en cuanto a originalidad y producción esmerada, pero mención aparte es el descubrimiento para todos nosotros de este tipo, Rodríguez, y su música; que después de cuarenta años nos emocionemos con canciones con esa esencia y sello inconfundibles: condenadas a sertítulos de culto como Sugar ManCrucify Your Mind o I Wonder, que ya han entrado en el Billboard americano y han sonado en los programas de Jay Leno o David Letterman, cuatro décadas después de despachar apenas 10.000 copias fuera de Sudáfrica. Son canciones ya metidas en mi particular lista de reproducción. En la de mi corazón.

 

Autor

De padre periodista, la fascinación por la prensa escrita ha sido constante durante toda su vida. Recién cumplida la mayoría de edad comenzó a trabajar en el diario MARCA como redactor, labor que realizó durante cinco años, lo que le permitió conocer los entresijos de la prensa y el mundo editorial. Hablando de música aporta frescura, polémica y opinión, siguiendo las pautas de maestros como Diego A. Manrique, Javier Marías, Millás o Haro Tecglen.

1 comments

  • Grande, Oky! Y más grande, aún, Rodriguez. Alguien lo dice en la peli: es como un sabio,»a wise man». En este tiempo triste que estamos viviendo, historias, personajes y música como esta son un auténtico chute vital. Ah, brazos!

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