“Qfwfq, una historia del universo” La excelencia de Calvino y Teatro Meridional.

“Qfwfq, una historia del universo”  La excelencia de Calvino y Teatro Meridional.

“Y si crees que eres como cualquier ser, como cualquier cosa, eres todos los seres, todas las cosas.

Eres el universo”.

Antonio Porchia

Comencemos con una breve cronología:

Italo Calvino escribió entre 1963 y 1964 doce cuentos bajo el titulo de Las Cosmicómicas.

Hace  15 años, Julio Salvatierra escribe un guión teatral basado en seis de esos cuentos dándole forma magistralmente para que cuatro monstruos escénicos lo pusieran en pie y relataran la creación del universo delante de un público embelesado por el teatro con mayúsculas que hace la compañía Teatro Meridional. Una labor de adaptación digna de alabanza en manos de una compañía con una trayectoria impecable en todo lo que se refiere a teatro.

Hoy en día vuelven al escenario para  celebrar de nuevo esa comunión de sensaciones, virguerías escénicas, frases ingeniosas y conversaciones sin tregua, junto con cantos de humor fino y científico.

Qfwfq. Una historia del universo es el resultado  de unir maestría y originalidad de forma inteligente y acertada  para adentrar al publico al más humorístico Calvino,  a la vez que  al origen de nuestra existencia.

Porque este espectáculo, con titulo complejo,  consiste en un espléndido viaje actoral por la creación del universo de la mano de una familia de pueblo que nos relata  en clave de humor  cuestiones tales como el Bing Bang o de cuando la luna y la tierra estaban tan cerca que se podían alcanzar con un salto. Hablan también sobre el amor- ese que está desde el principio- el descubrimiento de la sexualidad, o sobre la  relación entre  la visión y lo que hay que ver. Todo ello como si trataran de banalidades, haciendo llegar un texto repleto de ciencia, filosofía y una exquisita poética  a cualquier espectador medio.

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Álvaro Lavín, Chani Martín, Marina Seresesky y Elvira Cuadrupani en“ Qfwfq, una historia del universo” dirigida por Álvaro Lavín y escrita por Julio Salvatierra sobre textos de Italo Calvino.

 Apenas salen a escena cantan que según el astrónomo Edwin Hubble  toda la materia estaba concentrada en un solo punto, y  cuentan que  no existía el espacio ni el tiempo, hasta que una mujer de senos turgentes decidido agasajar a sus compañeros, a los que no veía ni sentía, con un plato de espaguetis.

En otro momento la nieta campesina pregunta sin inmutarse: «Abuela, ¿te acuerdas de cuando éramos moluscos indiferenciados?»;  y en otro más hablan del nacimiento del color y del azul del mar.

Que esto no nos lleve a confusión, Teatro Meridional  no hace una obra bajo las consignas de lo absurdo, ni de las complejidades científicas,  sino bajo las directrices de  la fantasía,  la ironía depurada y  la universalidad del lenguaje. Recorrer ese itinerario manteniendo constantemente la atención del publico es una cuestión de combinar con alquimia cada uno de los elemento que configuran la función (dirección, puesta en escena, actuación, iluminación, música,…)  sin que el espectador se de cuenta de cómo lo hacen, con la inteligencia y el conocimiento teatral suficientes para que nada se desbarate y quede algún fleco suelto.Compleja labor que ellos saldan con un sobresaliente.

Reitero todo ello con un finísimo humor, sin pestañeo,  con la poesía literaria a flor de piel, haciendo que el tiempo pase en un continuo deleite y con un resultado  tan redondo que no podemos por más  que agradecerles  un espectáculo de tal calibre.

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Chani Martín,Marina Seresesky y Elvira Cuadrupani son padre, abuela e hija en «Qfwfq, una historia del universo».

Entenderán que hacer humor de la aparición de la materia o  del origen de la luz no es tarea fácil, pero bajo la dirección de Álvaro Lavín, los silencios, los movimientos, las pausas bien medidas entre palabras, las canciones híbridas de lo popular con lo culto y el ciclorama integrado en la narración,  hacen que todo se coreografie con el rigor del engranaje de un buen, magnifico, espléndido acto teatral.

Una de la genialidades para que el publico comulgue con lo que ve ha sido la de convertir la narración de Calvino, cuyo protagonista al narrar los cuentos era el personaje que da título a la obra (léase “cufubufúcu»), en el  dialogo de  una sencilla familia de campesinos compuesta por una abuela protestona que habla en argentino porque le recuerda a su novio Martín (Marina Seresesky),  un padre escéptico que se arranca  cantando particulares melodias (Chani Martín),  un hijo  romántico y calvo desde siempre (el propio Qfwfq)  que  descubre, ama, relata, ama, relata, ama y vuelve a amar (Alvaro Lavín) y una hermana inocente y mediadora (Elvira Cuadrupani).

Son personajes tan cercanos, tan bien construidos, tan espectacularmente interpretados que hacen que el publico conecte desde lo más esencial y se transforme a la par que esa familia. Porque eso es lo que consigue esta función: una comunión absoluta con el universo, con la historia del universo que nos cobija y con la historia del universo que han creado en el escenario.

Ser espectador de Qfwfq consiste en  asistir a un acto teatral  sorprendente, sencillo, imaginativo, excelentemente interpretado  y sobre todo necesario e imprescindible.

Titulo: Qfwfq. Una historia del universo / Adaptación y Guión: Julio Salvatierra / Autor: Italo Calvino/ Director: Álvaro Lavín / Interpretes: Álvaro Lavín, Marina Seresesky, Chani Martín, Elvira Cuadrupani/ Compañía: Teatro Meridional/ Música: Oscar  Sánchez Zafra

 

La Cuarta Pared  C/Ercilla, 17

Del 27 de junio al 27 de julio  de viernes a domingo, 21:00 h

 

 

Autor

Desde que me recuerdo me han gustado los actos de narración: teatro, literatura, cine... Me apasiona la narración, la psicología y la comunicación y por eso de los caminos no rectos, pero que conducen a lo mismo, acabe estudiando logopedia. He tenido la oportunidad de formarme y trabajar como consultora de comunicación, voz, teatro creatividad y desarrollo personal para diversas entidades y personas. También escribo guiones, obras de teatro, dirijo y actuó. Otra oportunidad que me ha brindado la vida es la de escribir sobre el teatro que se sigue vivo, eternamente vivo, y poder difundirlo.

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