Prisionero en Mayo, de Juanma Romero Gárriz

Prisionero en Mayo, de Juanma Romero Gárriz

postal_frontMayoUna celda y un preso, el preso es Abel, que lee y relee la Biblia en busca de bálsamo para aliviar la culpa por un delito cometido. En su rutina cotidiana entabla una relación de confianza con la mujer que lo vigila. Ella busca la forma legal para que su condena sea revisada, Abel se comporta como el preso modelo, pero un día como un elefante en una cacharrería irrumpe en su vida un nuevo compañero de celda: Enric, en el que algunos quieren ver un reflejo de Charles Manson, el famoso asesino de  la actriz Sharon Tate, yo ignoro cómo se comportaba en prisión el famoso asesino, que tenía legiones de seguidores y recibía miles de cartas como este Enric que nos presenta Juanma Romero Gárriz, un hombre vital con una verborrea incansable, similar a la de los personas que sufren brotes psicóticos, en los que se creen poseedores de la verdad universal, en comunión con humanos y objetos con los que forman un todo, y si algo tienen en común es su torrente de ideas que tal y como brotan las verbalizan.

Los psiquiatras hacen una separación con la que dividen la conducta de todas los individuos en neuróticos y psicóticos: neuróticos somos el común de los mortales que en mayor o menor medida disfrutamos inconscientemente del sentimiento de culpa, y los psicóticos actúan bajo una pulsión caprichosa sin que sus acciones y consecuencias les quiten ni el sueño ni el apetito.

Nombrado lo anterior Juanma Romero Gárriz, en Prisionero en Mayo, nos presenta a Enric un psicótico, y a Abel un neurótico. Los dos de manual, pero se plantea, e igual me equivoco, ir más allá del simple dibujo de dos personajes prototipos y de la hilaridad que puede producir el diálogo desmesurado, sin prejuicio, ni represión alguna de Enric, o el orden obsesivo con el que intenta Abel ordenar y controlar el exterior ya que no puede hacerlo con sus pensamientos.

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Romero Gárriz plantea las dos formas de concebir la culpa, pero también nos hace reflexionar sobre si la maldad existe más allá de las clasificaciones científicas, y si es así es una manifestación mas de nuestra propia humanidad como la bondad misma.

El texto fluye con facilidad y los tres intérpretes realizan un buen trabajo actoral, pero los verdaderos protagonistas de la obra son Enric y Abel. Y si bien  Karlos Aurrekoetxea hace un trabajo extraordinario con Enric, su histriónico y extravagante personaje, Guillermo Llansó, no se queda corto en un cometido que requiere hilar mas fino el detalle, la actriz Marta Alonso les da bien la réplica y compone su personaje con una acertada discreción, porque el Yin y el Yang de la función son los dos hombres.

La función es una buena propuesta para reflexionar sobre lo complejo de la naturaleza humana, sobre el bien y el mal, y sobre una sociedad que tapa todo lo que no quiere ver. Sin buscar solución, pero como las grandes verdades se dicen mejor en tono de comedia, en la función de Juanma Romero Gárriz, te divertirás hasta la carcajada con las andanzas del loco Enric.  

Prisionero en Mayo / Autor y director: Juanma Romero Gárriz / Intérpretes: Guillermo Llansó, Marta Alonso y Karlos Aurrekoetxea / Compañia: Vuelta de tuerca / Prensa Waldo Rosales Moviendo Teatro

Sala Tú calle Velarde, 15-17 Madrid

Fecha: Desde 4 de abril de 2014  y horario: V y S a las 20.30 h

Precios: 14 euros

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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