Precipitados 10&10 – Narváez, Runde, Sanz

Precipitados 10&10 – Narváez, Runde, Sanz

En la imagen Alberto Almazán, Dacil Gonzalez, José Luis Sendarrubias, Luis Carlos Cuevas, Paloma Díaz y Gonzalo Simón parte del elenco de «Precipitados» 10&10 – Narváez, Runde, Sanz ©Pablo Lorente

 

 

Por Luis Muñoz Díez 

 

Precipitados con dirección, dramaturgia, escenografía, vestuario, espacio sonoro, videoescena e interpretada por Inés Narváez, Mónica Runde y Elisa Sanz. Es una pieza en que se sucederán ocho recreaciones de la manera de encarar la muerte voluntaria, se sucederán las piezas de danza, con unos textos tan diferentes como las maneras que hay de morir, escritos por Quique y Yerai Bazo, Pablo Messiez e Itziar Pascual

La pieza crea la atmósfera de ese soplo de aire frio que supone la noticia del suicidio de un conocido, de pronto la llama de una vela que se apaga de forma imprevista para su entorno, pero que puede ser una trama urdida durante toda una vida con aplazamientos, o una llamada urgente e irresistible.

 

El suicidio en nuestra cultura es el tema tabú por excelencia, la sociedad a través de nuestros mayores nos ha avisado de que la vida no es propiedad nuestra, sino, de Dios nuestro creador. Proponiendo el disparate, de que si el suicidio se lograba suponía no poder ser enterrado en sagrado, y si no se consumaba. Al suicida se le consideraba un homicida que había atentado contra su propia vida, y era encarcelado, por lo que renunciar a la vida voluntariamente, estaba prohibido por la ley divina, y la humana.

El fin del siglo XX, con la globalización de la imagen y su información, hizo cambiar la condición de las personas en su manera de vivir más individualizada, y a que la presencia de la religión para la mayoría sea algo residual, pero el tabú al suicidio persiste provocando un miedo ancestral.

En la imagen Mónica Runde “Precipitados” 10&10 - Narváez, Mónica Runde, Sanz ©Pablo Lorente

En la imagen Mónica Runde “Precipitados” 10&10 – Narváez, Mónica Runde, Sanz ©Pablo Lorente

En la creación de Precipitados, se cuestionan por un momento, si el suicidio es caer o es volar. Dejarse caer sería cómo cuando uno se desmaya ante un dolor insoportable, y nuestro pensamiento es poderoso a la hora de torturarnos sin piedra ni palo, y volar sería una decisión ante la opción de vivir un sinsentido o descansar.

Al margen de la especulación creativa, y necesaria que materializan dividiendo el escenario en dos espacios. Uno donde se ejecutan las danzas de preámbulo de la muerte, y el lugar de paz que les espera después de la muerte.

La fría estadística informa de que en España se producen 10 suicidios al día. Se registra un suicidio cada 2.5 horas. Tres de cada cuatro suicidios los comenten varones. Fallecen por cada suicidio el doble de personas que por accidentes de tráfico, 11 veces mas que por homicidios, y 80 veces más que por violencia de género.

Cada artista de Precipitados danza el preámbulo de su  muerte con un cuño emocional distinto, como si las diferencia de formas de vivir, determinaran de alguna forma la manera de despojarse de la viva. De entrada, una mujer empapada ocupa el escenario, y será la primera que pase al otro lado, después sabremos que logró su meta ahogándose en el mar, con un discurso tan doloroso como apasionado de despedida.

Vacío de nuevo el espacio escénico destinado al baile, y que significa la vida, entrarán siete bailarines que curiosamente ocultan su cara con un saco de verde de plástico mientras ejecutan su danza, y únicamente se desprenderán de la máscara que los iguala, cuando adquieran protagonismo.

En la imagen Dacil Gonzalez, José Luis Sendarrubias, Luis Carlos Cuevas, Paloma Díaz Inés Narváez y Gonzalo Simón “Precipitados” 10&10 - Narváez, Mónica Runde, Sanz ©Pablo Lorente

En la imagen Dacil Gonzalez, José Luis Sendarrubias, Luis Carlos Cuevas, Paloma Díaz Inés Narváez y Gonzalo Simón “Precipitados” 10&10 – Narváez, Mónica Runde, Sanz ©Pablo Lorente

De la coreografía e interpretación se hacen cargo Alberto Almazán, Luis Carlos Cuevas, Paloma Díaz, “Precipitados” 10&10 – Narváez, Mónica Runde, Dacil Gonzalez, Inés Narváez, Mónica Runde, Elisa Sanz, José Luis Sendarrubias y Gonzalo Simón.

Como maestra de ceremonia siempre presente Mónica Runde, una de las almas de la pieza, incluso finalizada la representación se hará oscuro sobre ella, mientras compone una piedad laica, manteniendo en sus brazos a Alberto Almazán.

Gonzalo Simón buscará su muerte por en aire, con una danza convulsa y sincopada, que denota dolor, que únicamente se disipa cuando pasa al otro lado donde le espera ya, la bailarina y coreógrafa Elisa Sanz, la mujer que buscó ahogar su dolor en el mar.

Paloma Díaz danza esa muerte como solución a un estado de ansiedad permanente, en que unos días se colorea de manera mas brillante y por horas o días se opaca, pero es algo que permanece como una constante. LuisCar Cuevas, busca el final para soltar un cuerpo que arrastra como un lastre, dando la impresión de no poder alojar ya, la vida dentro de él.

En la imagen Luiscar Cuevas, José Luis Sendarrubias y Dacil Gónzalez “Precipitados” 10&10 Narváez, Mónica Runde y Elisa Sanz

En la imagen Luiscar Cuevas, José Luis Sendarrubias y Dacil Gónzalez “Precipitados” 10&10 Narváez, Mónica Runde y Elisa Sanz ©Pablo Llorenre

La búsqueda de su final la vivirá José Luis Sendarrubias, como el vuelo de un pájaro en una coreografía mas confortable, en la que le acompañan para amortiguar su caída Alberto Alamazán, Inés Narváez, Luiscar Cuevas y Dacil González.

En contrapunto está la muerte dura y dolorosa como las piedras con las que compone su coreografía. Infringiéndose dolor hasta  su último suspiro, danzado de forma inclemente por la bailarina y coreógrafa Inés Narváez, que detiene el tiempo, y prende el dolor en el aire, mientras escupe una piedra blanca, grande y redonda, ya sin vida muestra una espalda suave y espléndida, como contrapunto símbolo de su vida.

Dacil Gónzalez, enreda y desenreda su vida con un hilo que sale de su cuello directamente, como si hubiera nacido destinada a esta atadura mortal, un hilo con el que acota el escenario, como puede acotar el tiempo vivido con el desorden caprichoso del recuerdo, consiguiendo una pieza redonda.

El espectáculo produce vacío en el que lo contempla, y la belleza plástica de las danzas como preámbulo de la muerte, no disipan el miedo a caer, o volar como insinúa uno de los textos. Ese volar puede ser el único escape cuando a uno le duele su propia vida, y duele porque la soledad empapa la orfandad de no saber el por qué estamos aquí, ni encontrar razón alguna que justifique prolongar la estancia.

La delicada espalda de Inés Narváez, “Precipitados” 10&10 Narváez, Mónica Runde y Elisa Sanz ©MónicaRunde

La delicada espalda de Inés Narváez, como un juguete roto “Precipitados” 10&10 Narváez, Mónica Runde y Elisa Sanz ©MónicaRunde

 

 Precipitados, está programada en la Sala Negra de Teatros del Canal -Madrid-, del 21 de abril al 1 de mayo de 2022, más información AQUÍ.

Dirección, dramaturgia, escenografía, vestuario, espacio sonoro y videoescena: Inés Narváez, Mónica Runde y Elisa Sanz Textos: Quique y Yerai Bazo, Pablo Messiez e Itziar Pascual Coreografía e interpretación: Alberto Almazán, Luis Carlos Cuevas, Paloma Díaz, Dacil Gonzalez, Inés Narváez, Mónica Runde, Elisa Sanz, José Luis Sendarrubias y Gonzalo Simón Diseño de Iluminación: Bea FD Músicas: Amos Blanco,Chopin, Faure, Manuel Penella, Pergolesi, Mónica Runde y Tchikosky Coproductores: Teatros del Canal y 10 & 10 Crea S.L.

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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