El Museo Thyssen Bornemisza organiza la primera exposición monográfica en España del pintor impresionista Camille Pissarro (1830-1903). Una muestra que ha conseguido reunir 79 obras de diversos prestatarios entre museos, galerías y colecciones privadas. En casi todas destaca el paisaje como género dominante en la producción de este artista nacido en la Isla de Santo Tomás (Islas Vírgenes) y que supo retratar como pocos, los lugares rústicos en los que vivió como: Louveciennes, Pontoise y Éragny; o bien entornos urbanos en los que pasó largas temporadas: París, Londres, Ruán, Dieppe o Le Havre.
Quizá esta exposición sirva para reivindicar y hacer justicia con este artista humilde y colosal como lo definió su amigo Paul Cézanne. Un artista fundamental en el Impresionismo que ya en 1865 empezaba a pintar con los tres colores primarios y sus derivados inmediatos. Todo un atrevimiento y una revolución marginar de su paleta las tonalidades negras, ocres y tierra de Siena, omnipresentes, hasta entonces en cualquier obra pictórica.
A Pissarro se le consideró, en los ambientes artísticos, el decano o el patriarca del Impresionismo, no sólo por ser el de mayor edad, sino por ser también un maestro de pintores. Su amiga, la pintora Mary Cassatt lo definió con estas palabras:
Era tan buen maestro que podía haber enseñado a las piedras a dibujar correctamente
Dos de los grandes del Impresionismo fueron discípulos suyos y de él aprendieron la novedosa técnica pintando juntos a orillas del río Oise, en el caso de Cézanne; o bien inoculando el sentimiento por la vida rústica a Paul Gauguin. También se beneficiaron de su protección los pintores Seurat y Signac.
El PINTOR DE LA NATURALEZA RÚSTICA
La crítica consideró a Pissarro como un paisajista rural, en oposición al refinamiento parisiense de Monet y otros. No poseía el sentimiento decorativo de Sisley, ni el ojo fantástico de Monet; pero poseía lo que no tenía ninguno de ellos: un sentimiento íntimo y profundo de la naturaleza, y un poder de pincel que hacía sólida cualquiera de sus creaciones.
Émile Zola escribió sobre sus cuadros:
En ellos se oyen las voces profundas de la tierra, se adivina la vida poderosa de los árboles
Si existe un motivo dominante en su pintura de Pissarro, es el del camino. Senderos que cruzan los campos y nos adentran en el interior permitiendo al espectador traspasar la barrera del espacio pictórico. Más adelante, en sus paisajes urbanos, se concentrará en las grandes avenidas en perspectiva, como en sus vistas del boulevard de Montmartre.
LAS SERIES URBANAS
Tras más de 30 años entregados al paisaje rural, Camille Pissarro se atreve a explorar el mundo urbano en los últimos años de su vida. En esta etapa destacan las obras de espacios ciudadanos de París, Londres, Ruán o Dieppe. Obras organizadas por series, como las de la estación de Saint Lazare y su entorno, o los alrededores de los Jardines de las Tullerías o el Pont Neuf… «esas calles tan plateadas, tan luminosas y tan vivas«.
Entre los años 1896 y 1898 se traslada a vivir a Ruán y pinta sus puentes y los nuevos aspectos industriales de la ciudad medieval, y finalmente, en julio de 1903, realizó sus últimas creaciones dedicadas, esta vez, al puerto de Le Havre, el mismo al que había arribado él medio siglo antes en un vapor procedente de América.
Lugar: Museo Thyssen Bornemisza, Paseo del Prado 8, Madrid
Fecha: Del 4 de junio al 15 de septiembre de 2013. Y a partir del 15 de octubre en el Caixa-Forum de Barcelona.
Precio: Entrada general 10€; entrada reducida 6€ / entrada gratuita para menores de 12 años y ciudadanos en situación de desempleo
Preciosa¡¡¡