Phenomena Hemonema Grindhouse: «Maxinger X contra los monstruos» e «Invasión extraterrestre» Regreso al Cine Espronceda
Ahora suena más antiguo que el “Tipex”, pero hubo un tiempo en el que la única forma de volver a ver unos cuantos episodios de tu serie de televisión favorita era ir al cine. En la frontera de los años setenta y ochenta, cuando ni siquiera existían las televisiones autonómicas, RTVE dictaba sin rival la memoria emocional futura de toda una generación. La serie infantil o juvenil emitida sábados y domingos después del Telediario (de animación el primer día del fin de semana; de imagen real, el día del señor) se convertía inmediatamente en objeto de culto y el ansia por poseer sus imágenes generaba colecciones de cromos, pastelitos, comics, clips en super-8… y películas. Largometrajes que no eran otra cosa que cuatro o cinco episodios de la serie de moda pegados sin solución de continuidad se estrenaban en salas cinematográficas para que los niños de la época pudiéramos volver a disfrutar de lo que ya habíamos visto en televisión.
Salvando las distancias, es lo que mismo que ahora está pasando en EE.UU donde las películas independientes son estrenadas en VOD o streaming una o dos semanas antes de su llegada a las salas de cine.
El último programa doble de la marca “Grindhouse” de “Phenomena” tuvo como primer título Maxinger X contra los monstruos (1978) de Hiroshi Taisenji remontaje de 1978 de una serie japonesa titulada Groizer X (1977) y de escaso éxito en su país natal (no así en Brasil donde se emitió entre 1984 y 1986 como O pirata do espaço). En los cines Girona de Barcelona, la película se exhibió en 35 mm, con el doblaje castellano original y, evidentemente, hay que ser muy freaki para disfrutar de algo así. Se trata de una copia de Mazinger Z (1972-1974) de Go Nagai con una animación aún más limitada que la de ésta. No hay continuidad ninguna entre los cinco episodios pegados, los malos son bastante menos carismáticos que el Barón Ashler o el Dr. Infierno y los alivios cómicos, insoportables aunque hay que reconocer que en los dos últimos episodios se adivina algo parecido a una tensión dramática. Hubo algunas voluntariosas risas durante la proyección pero yo no pude dejar de hacerme tres preguntas durante todo el metraje:
1.- ¿Por qué no se programó mejor Mazinger z, el robot de las estrellas (1978) de Jamie Luk, Maggie Lee y Paul Chun, remontaje taiwanés con insertos de actores de esa nacionalidad de una serie japonesa de imagen real titulada Super Robot Mach Baron (1974-1975) de Koichi Takano?
2.- ¿Por qué no se proyectó Maxinger x contra los monstruos cerrando el programa y así se facilitaba la salida de la sala de aquellos que con media hora ya teníamos suficiente?
3.- ¿Me iba a costar el divorcio haber llevado a mi esposa al cine Girona aquella tarde?
La serie original, Groizer X nunca se emitió en España por lo que los avispados distribuidores de los setenta intentaron colar el invento como una peli original y creo recordar que el que esto escribe fue uno de los que la vio entusiasmado en un programa doble del inolvidable cine Espronceda de la madrileña calle Alonso Cano. Una sala especializada en películas de kárate, animación y “kaiju-eiga” en la que también se estrenó el otro de los títulos seleccionados para el programa doble por Nacho Cerdá y su equipo: Invasión Extraterreste (1968) de Ishiro Honda esta sí, una obra maestra absoluta.
Se trata de una producción que en EE.UU se distribuyó con el título Destroy all the monsters y se vendió como el “kaiju-eiga” definitivo ya que reunía en un solo film a Godzilla (siempre me ha encantado que su estrabismo en estas pelis japonesas), Rodan (un pterosaurio) Mothra (un cruce de mariposa y polilla), Gorosaurus (un terópodo del tamaño de Godzilla) y Manda (una especie de serpiente con la forma del brazo que la mueve) cada uno repartiéndose la destrucción de la maqueta de una gran capital mundial. Sólo falta King Kong para que el elenco esté completo.
Todo es encantador desde el primer momento: los coches que atraviesan la maqueta de la sede de las Naciones Unidas no disimulan estar movidos por un imán situado debajo del suelo; cuando se juntan en un mismo plano un humano y un monstruo, vemos que el segundo es una proyección sobre una pantalla que contempla el primero; los decorados futuristas están diseñados por el mismo especialista en meter bombillas de colores dentro de cajas de cartón que llenó con su ingenio los platós de las películas mexicanas de El Santo; los disfraces de las criaturas están ya francamente deteriorados de tanto uso y los disparos y ráfagas de fuego son animaciones insertadas de forma óptica sobre el negativo.
Poco importa que las secuencias protagonizadas por humanos sean demasiadas y demasiado largas (hay una que enfrenta a los héroes con una especie de peonza gigante que podría rivalizar en morosidad con el incendio de la casa al final de Sacrificio (1986) de Andrei Tarkovsky) ya que la felicidad absoluta invadió mi subconsciente (y el de muchos de los afortunados asistentes) cuando en el clímax final hace su aparición estelar el mismísimo hijo de Godzilla (Minila) para emitir su arito de fuego por la boca. Unos segundos que compensan la hora y pico de Maxinger X contra los monstruos.
Recuerdo que la pasión despertada por el retoño del lagarto gigante en los infantes asiduos al cine Espronceda fue tal que los responsables de la sala no tardaron en programar El hijo de Godzilla (1967) de Jun Fukuda, título que creímos un spin off del proyectado en “Phemonena” pero que en realidad data de un año antes y pertenece a la línea “low cost” de la Toho.
Una sesión doble la de “Phenomena” de Octubre, por tanto, desigual y que nos hace esperar con ansiedad la que tendrá lugar el próximo 15 de noviembre con Basket Case (1982) de Frank Henenlotter como base del programa y ese título que se atrevió a mezclar Alien (1979) de Ridley Scott y ET (1982) de Steven Spielberg titulado XTRO (1983) de Harry Bromley Davenpor.
Y una sugerencia para Nacho Cerdá y compañía. ¿No va siendo hora de descubrir al público español a Ze do Caixao/ Coffin Joe?