Hace poco hablaba con Abel Zamora, y me decía que todas sus obras parten de una escena… y después se van armando como si fuera un puzle. No sé cual habrá sido la primera escena que le pasó por la cabeza para armar esta fábula sobre el poder, y llamo fábula a “Pequeños dramas sobre arena azul” porque de sus seis protagonistas, cinco son animales y al final como todas las fábulas, tiene moraleja.
En “Pequeños dramas sobre arena azul” se habla del poder en sus variadas formas: El que ejerce tajante el poderoso, el de la seducción, el que tienen los sueños y del poder que no mata con pala ni palo, pero paraliza que es el perpetuo poder el miedo.
El miedo nos hace buscar la seguridad, porque cuanto más seguros vivimos, menos riesgos corremos, pero sino corremos riesgos es difícil hallar tampoco satisfacción. Es como una casa con rejas en sus ventanas, es difícil entrar en ella, pero también salir y así viven parte de los protagonistas de esta fábula.
El poder es una relación de dependencia muy potente, y no está nada claro quien sufre esa dependencia de una forma más adictiva, si el que manda con los sometidos o viceversa, en mi opinión comete más desmanes el que manda, lo primero porque puede, y en segundo lugar porque siente pánico por perder el poder.
La nómina de los que viven seguros bajo el «bienestar» que los procura el «ama» en “Pequeños dramas sobre arena azul” se compone de una gata, que acaba de parir, encarnada con fuerza por Marta Belenguer, un gato joven e inocente David Matarin, y un perro tan entrañable como simple, al que da vida el propio autor Abel Zamora. Los tres animales mas las dos crías viven bajo la protección de su toda poderosa «ama», Mentxu Romero, que no atraviesa por un buen momento, los tres bichos la observan y la juzgan sin ninguna piedad.
Solo el perro mantiene con ella una lealtad inquebrantable, y como suele suceder es del único que se deshace el ama, que parece prefiere el carácter mas arisco de los gatos. Las decisiones más terribles suelen tener alguna razón, y yo siento cierta empatía con el agobio de esa «ama» humana Mentxu Romero, que se ve forzada a ejercer como tal, totalmente sola, le pesa ser ama de tanto bicho, sacrifica las crías y castra al gato joven.
Dos decisiones que entre propietarios de animales domésticos son comunes, pero esta historia está vista desde el punto de vista de los animales, y resulta cruel hasta el desgarro arrancar unos hijos lactantes a una madre gata, encarnada por Marta Belenguer, para sacrificarlos o privar de sus genitales al joven gato que aún no se ha estrenado con hembra alguna y más si al gato le pone voz y gesto el entrñable actor David Matarin. Se agradece que Zamora, haya vestido a los animalillos como peluches, resta mucho hierro a una historia con la que se pueden hacer infinidad de paralelos.
Los gatos viven pendientes del mundo exterior, el más joven porque quiere escapar y ser libre, la gata porque ha sido seducida por un gato callejero chulo y zalamero encarnado por Gorka Lasaosa de nombre Calle, que la dejó preñada y enganchada. Su contacto con el exterior es una Paloma, adicta a los hidratos de carbono, que una descarga eléctrica cambió sus patas por muñones de la que hace una recreación extraordinaria Nuria Herrero. Las breves visitas de la paloma y del gato Calle, son una bocanada de aire fresco para los habitantes de la hipotética jaula de oro. Sienten envidia de su libertad, por más rocambolescas que sean las aventuras que narran, y lo muy claro que plantean lo duro que es vivir en la intemperie, en competencia con semejantes, personas y ratas varias.
Quien más posibilidades tiene tanto para la supervivencia, como para ser feliz, es quien mejor se adapta y en esta función hay dos personajes que lo hacen de una forma prodigiosa. Una es el perro, al que da vida de una forma querible Abel Zamora, porque es un personaje totalmente bueno, y otra es la paloma, Nuria Herrero, que vive en el filo de la navaja sin arredrarse, dan ganas de adoptarla y pagarla una clínica de rehabilitación. Entiendo el agobio en el que vive el «ama», quizá mi simpatía por la humana que abusa de ese poder, se avive por la extraordinaria interpretación que hace Mentxu Romero, de esa mujer que la vida le ha dado un soberano portazo en las narices, y en esas circunstancias es difícil ser clemente.
La función es dura, pero la envoltura es deliciosa, el vestuario un acierto total, los personajes entrañables y no falta un cantable con guiño a alguna serie de televisión y tiene moraleja, pero esa no la voy a desvelar, ni lo que ocurre con el ama, ni con el gato castrado, ni con la gata sin crías, y mucho menos con la nueva vida que emprende el gato Calle.
Totalmente recomendable.
Titulo: Pequeños dramas sobre arena azul / Escrita y dirigida: Abel Zamora / Intérpretes: Gorka Lasaosa, Marta Belenguer, Nuria Herrero, Mentxu Romero, David Matarín y Abel Zamora /Iluminación: Sergio Méndez
Sala Off Teatro Lara Corredera de San Pablo, nº 15 Madrid – 28004
Fechas: martes del 02/09/2014 al 30/09/2014