Con el correr de los proyectos y el tiempo he entendido que no hay nada que entender del teatro. Dejé de pedirle respuestas para llenarme de preguntas y así como se me revela un lugar de encuentro también uno en el que perderme. El teatro es un encuentro amoroso que nos congrega y nos llena de incertidumbres. Es militancia y oficio sobre la nada misma, sobre materia prima que siempre está ahí, esperando que nos acerquemos. En este proceso que me hace percibir (sin para siempre, haciendo del mutar un ejercicio) al teatro como la forma en la que sabemos comunicarnos y abrazar, Potencialmente Haydée, obra que nos trae para este lado del Mundo es una pieza clave para extraviarnos y entregarse a una energía renovadora, trashumante.
Conocí a Federica Presa hace ya unos años en Buenos Aires en unos talleres y quedé completamente eclipsado. Primero colegas, con el tiempo amigxs, con las aventuras hermanxs. La primera obra que hicimos juntxs fue en El Teatro del Pueblo, emblemático espacio del teatro independiente, teatro independiente y Latinoamericano que hoy se ve afectado por las políticas neoliberales impuestas por CEOS, representadas por un Macri en Argentina, un golpista como Temer en Brasil y así cada país con su puesto a dedo. En el medio de las funciones de aquella primera obra apareció Haydée. No podría decir bien cuál fue la génesis, solo sé que se expandió como big bang. La voz empezó a fluir, toda anécdota familiar o de la infancia comenzó a entrarle. Toda leyenda comenzó a entarle; como la que cuenta que mi tía abuela arrojó a un gato de un autobús porque comenzó a llorar y amenazaron con bajarla y que a mí me llenaba de espanto y rápidamente tiñó la confusión de Haydée en algo más interesante, en algo palpable. De a poco el texto se volvió un espacio de juego al que quería volver cada vez que salía a la calle, comencé a hablar como Haydée, Federica que acompañaba el proceso de escritura comenzó a hablar como Haydée y de a poco todo era Potencialmente Haydée. No obstante no fue sino hasta que alguien me dijo en un espacio de investigación de dramaturgia que Haydée cargaba con toda esa miseria propia de la que me estaba riendo, que esa Haydée éramos todos, sobretodo yo. Alejandro Tantanian, entrañable maestro y artista sudaca, lo dijo: sos vos, en potencia. Potencialmente Haydée ya tenía un nombre y un mundo. Una voz y un cuerpo. Y así como los accidentes y las confusiones comenzó a tener vida en el accidente mismo de vivir en una caja de zapatos en Capital Federal. Los proyectos son así, pienso. Un montón de sucesiones fortuitas que tal vez partiendo del infortunio o el equívoco leudan hasta convertirse en eso que después hacemos, afortunadamente, por todo el Mundo.
Verano, cemento, monoambiente en Chacarita. Una mujer sola, algo maúlla afuera o llora adentro. Hay olor a podrido. Algo chiquitito y propio duerme. El olor a podrido crece y Haydée recuerda. Un día de esos de fiestas en casa me veo hablando, parado entre la salita y la cocina, en el marco. No por elección, era tan chico aquello que no te dejaba alternativa. Y ahí entendí que Haydée está en los marcos. En ese beige. Es esta mujer, la confusión, la necesidad de hablar un poco adentro, un poco afuera. Un bebe llora o un gato en celo maúlla. Las palabras son raras y cómo ella dice “te hacen sentir arraigada al Mundo”. Haydée no va a dejar de recordar porque cada cosa lleva un nombre que pesa y duele, porque Sebastián cuando dice ciertas cosas se asusta y se va por dos o tres días, porque esa peste ya tiene forma y entre miniaturas de plástico entrará la derrota cuan Medea Polly Pocket. Y así siguió la aventura. Temporada de versión corta, ensayos. Estreno en su versión larga, edición del libro gracias al Centro Cultural de la Cooperación y la Universidad Nacional del Sur. Traducción al francés. Viajes, nominaciones. Premios como el Tomás Terry a mejor dramaturgia latinoamericana. Festival en el que participamos este último Febrero en Cuba y dónde vivimos uno de los encuentros más míticos con amigxs, teatristas, amores y que, seguramente, es la reafirmación del teatro como intercambio y lugar de encuentros.
Luego de pasar por el FITAG de Girona dónde dimos una de las mejores funciones del monólogo y se sintió en las palabras de la gente, estoy y estamos felices y agradecidxs en Madrid. El Umbral de Primavera nos recibe con tantas ganas que emociona y fue a partir de un colega como Pablo Messiez que conocí el espacio ya que tuve el placer de dirigir Las Plantas de su autoría en Ciudad de México.
Y entre tanta emoción, palabras y cosa me divido en pensamiento. Estoy acá y tanteando como va todo por allá; para el futuro a nuestra compañía sin nombre le queda mucho trabajo; Federica y yo somos las caras en un montón de proyectos que involucran a un equipo enorme sin los cuales no sería posible contar como contamos. Ellos nos esperan en Uruguay, dónde Potencialmente Haydée y la actriz se radicaron (o volvieron a casa) hace un año y medio y es ahí donde nuestra aventura sigue; en un mes estaremos estrenando en la sala Zavala Muñiz del Teatro Solís de Montevideo nuestro nuevo unipersonal “CABALGAR”, segundo de una lista de tres escritos para Federica, con mi autoría y dirección. De aquel lugar tan incierto y de vómito verbal del que Haydée nació viene CABALGAR, monólogo en el que habla un caballo, con otras formas, otro contenido, otras historias y una voz y voluntad narrativas de otra naturaleza, al fin y al cabo nos gustan los retos y alejarse de lo conocido cuesta y a su vez regocija cuando los resultados son de un buceo honesto.
Potencialmente Haydée, se representó por primera vez en Madrid con gran éxito en El Umbral de Primavera el pasado 3 de septiembre, en funciones de 20.30 y 22.00 horas.
Esperamos sean las primeras de muchas más que propongan un reconocimiento de quienes la vean, nuevos proyectos con hacedores de estos y otros lares y siempre, pero siempre, encuentros amorosos que nos expandan el corazón y la cabeza.
Intérprete: Federica Presa / Texto, dirección y vestuario: Patricio Ruiz / Iluminación: Diego Valiente / Escenografía: Lucia Acevedo / Patricio Ruiz Fotografía: Andrés Falciola / Nicolás Deshusse / Producción: Extra Conglomerado + MartesNueve