Paloma negra (Tragicomedia del desierto) Autor y director Alberto Conejero

Paloma negra (Tragicomedia del desierto) Autor y director Alberto Conejero

En la imagen de Susana Martín, un momento de la representación de Paloma negra (Tragicomedia del desierto) escrita y dirigida por Alberto Conejero

 

Por Luis Muñoz Díez

El aire ha levantado arena del desierto en los Teatros del Canal, con el estreno absoluto de Paloma Negra  –Tragicomedia del desierto-, de Alberto Conejero.

El autor ha enterrado -y desenterrado- en la arena del desierto, los afanes que nos inquietan a lo largo de la vida y nos instalan en un pensamiento único que nos impide disfrutar de lo que tenemos.

Paloma Negra se sitúa en el desierto de México, y en ese no-lugar construye su casa Ana María, una actriz exiliada, amante de Max, un escritor en similar situación. Con ellos convive Manuela, una joven acogida por idénticas circunstancias. Los visita Tomás, el hijo maestro de otros exiliados, amigo de Lázaro, que nació en otro no lugar, el medio del océano, cuando la reconocida actriz viajaba a ese exilio del que jamás se regresa.

Los que logran regresar físicamente se fueron jóvenes y vuelven viejos, pasaron su vida añorando sin gozo. Vivían sintiéndose en tierra ajena, sin notar que respiraban su aire, comían su comida, gozaban, parían en ese no lugar que sentían provisional, y los que regresaron no reconocían el paraíso de donde fueron expulsados, sintiéndolo en un nuevo no lugar.

El no lugar en que se cobija el exilio es el mismo no lugar donde se cobija el desamor o el afán de éxito. Es un aplazar la vida en tanto no llegue el regreso, que te ame el ser amado o se te otorgue el laurel del éxito.

La raza humana, aparte de andar erectos, somos diestros en anidar una desazón de no estar, ser amados o reconocidos como nos corresponde, y esa idea nos instala en un lugar en que la misma vida se aplaza, ocupados en la espera de la quimera elegida.

En la imagen los actores Juan Vinuesa y Consuelo Trujillo. Max el escritor de éxito, y la actriz a tiempo completo en “Paloma negra” de Alberto Conejero ©Susana Martín

En la imagen los actores Juan Vinuesa y Consuelo Trujillo. Max el escritor de éxito, y la actriz a tiempo completo en “Paloma negra” de Alberto Conejero ©Susana Martín

Ana María es un ego con patas, una actriz con éxito, el mundo gira alrededor de su ombligo, no ve a nadie ni aunque lo tenga delante de a sus ojos. Se quiere con locura, y en su corazón no cabe ningún amor más, tiene amantes por no dormir sola, y mira a su hijo Lázaro como un trabajo frustrado. No solo lo ve así, también se lo dice. Tiene opinión sobre todo y sobre todos, y la expresa sin filtro, sin llegar a comprender porqué la persona avasallada se molesta. La actriz Consuelo Trujillo borda a Ana María. Su manifiesta presunción, y arrogancia de ser suprior, elegido por los dioses, hace disfrutar al público.

Excepto la actriz, los demás están encadenados en un suma y sigue de amores no correspondidos. A Lázaro lo ama Manuela pero él ama a Juana, pero ella a quien ama es a Max, para no cerrar el círculo, pero volver al principio. A Manuela la ama Tomas, a él es el único personaje al que no le ama nadie. A Ana María tampoco, pero con su amor está colmada.

Tomas, en determinado momento se ve obligado a improvisar una suerte de “perfórame” frente al piano, simplemente para que sepan que está allí. Hasta queriendo es diferente al resto de los personajes, ama a Manuela con generosidad, que el resto no conoce. No comprende la quimera del éxito, ni que no estén realmente en el lugar que habitan. Su trabajo lo siente fértil, se ve recompensado con que salga de la miseria material e intelectual alguno de los niños a los que da clase en ese pueblo a puertas del desierto. Allí en la puerta del desierto, zarandea a Lázaro para que viva aquí y ahora, olvide su acento y una tierra que no tienen claro ni que exista.

La necesidad de amar y ser amado es uno de los tormentos comunes favoritos, sin importar edad ni condición, esperamos que alguien nos dé aquello de lo que creemos carecer, pero ignoramos que es.

En la imagen los actores Zaira Montes y Juan Vinuesa. Juana aferrada a su petaca, y Max en “Paloma negra” de Alberto Conejero ©Susana Martín

En la imagen los actores Zaira Montes y Juan Vinuesa. Juana aferrada a su petaca, y Max en “Paloma negra” de Alberto Conejero ©Susana Martín

Juana ama a Max por lo que es, un escritor de éxito reconocido, ella aspira a ocupar un lugar en ese Olimpo literario. Él se agarra a su cuerpo joven para redimir su frustración, porque el no lugar del artista no acaba en muchas ocasiones ni cuando se le reconoce. Hay varias formas de encajarte de nuevo en el no lugar. Hay autores aclamados por la crítica, pero que no tienen el favor del público, y no venden, los que venden sienten que la academia los ningunea, y si venden y son reconocidos toman conciencia del precio que han pagado para ser aceptados, por quien ya no les interesa.

Lázaro y Tomás observan a Max andar por la casa, lo ven raro a tal punto, que se preguntan que edad tiene, treinta, cincuenta. Max ha regresado a España, y ya sabe que allí nada les espera.

La actriz quiere representar en los teatros mexicanos con un castellano de Valladolid, cree que se lo debe a tantos exiliados, que permanecen a la espera del regreso, reuniéndose en la misma esquina, con la misma ropa que llegaron, durante años se respetó al gobierno del exilio, y se nombraban y destituían ministros, como aviso de que la república estaba preparada para volver, en cuanto se la reclamara.

Me es difícil escribir de una obra que me sugiere tantas emociones y me lleva a asociarlas con otras tantas. Temo que me hagan trepar por arboles que no pertenece a este bosque, por lo que pido al autor que lo entienda, pero ese temor no existe cuando asisto ver  obras como Paloma Negra, ese estímulo me entusiasma.

Tengo la sensación de que Albero Conejero autor le ha regalado a Albero Conejero director una obra que a su vez ha entregado a los actores para que la tallen en humo, en la confianza de estar en todos los procesos.

El reparto está muy bien elegido, Consuelo Trujillo está memorable, después de verla es difícil imaginar otra Ana María. Juan Vinuesa se caracteriza por dentro y por fuera para encarnar al escritor que convive con sus fantasmas, que en un momento aspira ser redimido por el ancestral instinto de vida que suscita la carne joven de Juana.

Yaiza Marcos se hace cargo con acierto del papel de Juana, la aporta una sensualidad que perturba. Salvando sus aspiraciones de escritora, su personaje tiene un destino de copla, de hembra hermosa usada, a la merced siempre de los hombres.

En la imagen los actores Yaiza Marcos y José Bustos, Manuela y Lázaro en “Paloma negra” de Alberto Conejero ©Susana Martín

En la imagen los actores Yaiza Marcos y José Bustos, Manuela y Lázaro en “Paloma negra” de Alberto Conejero ©Susana Martín

Zaira Montes es Manuela, que también tiene alma de copla, pierde los sentidos por el amor unilateral que siente por Lázaro. Esta circunstancia le marca una vida desdichada, que la aferra a una petaca. Ajena a su juventud,  a su belleza, y que es querida tanto por Ana María, por el único personaje que demuestra cierta estima, y adorada por Tomás, pero en estos casos, únicamente quieres que te ame el objeto de tu deseo, la vida sin el ser amado no tiene sentido, prefiriendo sufrir a olvidar.

Lázaro y Tomás son los amigos, diferentes y complementarios, mientras Tomás camina por la tierra incluso descalzo, para sentirla más cerca. Lázaro transita por el alambre, persigue a las musas de la música, que le son favorables y está dotado, pero antes y sobre todo, lo que necesita es el reconocimiento de su madre, y que lo ame Juana.

Es un acierto, que en una obra en la que se sufre tanto por amor, todos los personajes son guapos y deseables, y que los artistas estén dotados para ello, ambas cualidades dejan claro, que el tormento nos lo imponemos nosotros solos.

Del personaje de Tomás se hace cargo José Troncoso, un actor que compone sus personajes de manera primorosa, cuando habla o cuando calla. Aunque esté de fondo en el escenario lo ves. Aparte de estar dotado para la interpretación, se le aprecia su buena escuela en como controla voz y gesto a su antojo. Tomás, al que ningún personaje desea, lo quiere el público, con su trajecito azul purísima.

Nadie podría dar vida con más acierto a Lázaro José, que el actor José Bustos le aporta apostura. Está guapo, tanto como requiere prestar físico y voz a un joven artista con talento atormentado, maneja los brazos y las manos con una pericia que hablan solas.

Conejero director se ha rodeado de un buen equipo, de la ayudantía de dirección se encarga Alicia Rodríguez, una mujer de teatro integral, el diseño de iluminación de David Picazo, el espacio escénico, vestuario y atrezo a Alessio Meloni, un profesional por el que siempre siento un interés expectante de que habrá hecho. Ha contado con la música original de Mariano Marín. Todos ellos y sus ayudantes contribuyen a que esta tragicomedia en el desierto llegue al público en óptimas condiciones.

Alberto Conejero nos presenta un trabajo sólido, sincero y emocional. Un buen homenaje para tantos…

En la imagen los actores Zaida Montes y José Troncoso, Juana y Tomás en “Paloma negra” de Alberto Conejero ©Susana Martín

En la imagen los actores Zaida Montes y José Troncoso, Juana y Tomás en “Paloma negra” de Alberto Conejero ©Susana Martín

 

El estreno absoluto de Paloma negra de Alberto Conejero será el 2 de febrero de 2021 la Sala Verde de los Teatros del Canal, dónde estará en cartel hasta el 21 de febrero, más información de fechas horarios, y compra de entradas pinchando aquí.

Dramaturgia y dirección Alberto Conejero Elenco José Bustos, Yaiza Marcos, Zaira Montes, José Troncoso, Consuelo Trujillo y Juan Vinuesa. Ayudante de dirección Alicia Rodríguez. Diseño de iluminación David Picazo. Espacio escénico, vestuario y atrezo de Alessio Meloni. Realización escenografía Miguel Delgado/PREVEE. Ayudante de vestuario y confección Paula Fecker. Ambientación vestuario María Calderón. Fotografía y vídeos Susana Martín. Música Original Mariano Marín. Producción Ejecutiva Kike Gómez.

Una coproducción de Teatro del Acantilado y Teatros del Canal con la colaboración de La Estampida. Con la colaboración del programa Leonardo BBVA a Investigadores y Creadores Culturales 2019. Agradecimientos Jesús Rubio Gamo, Ferrán Carvajal y Estudio Juan Codina

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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