Ogun Afrobeat. El Intruso, 9/V/2014

Ogun Afrobeat. El Intruso, 9/V/2014

Foto de portada de Sara Martin López.

Como todo género musical de peso, el afrobeat tiene distintos niveles de recepción. Se puede escuchar como una atractiva manifestación de world music, un mantra hipnótico de música africana mezclada con música negra norteamericana en un viaje de ida y vuelta. También se puede escuchar una banda de afrobeat como se escucha una banda de jazz moderno, concentrándose en los solos, en el virtuosismo de los músicos. Por último, se puede escuchar esta música liberando el cuerpo de ataduras y bailando hasta que aguante. Así se escuchan los discos de Fela Kuti, el genio que se inventó el afrobeat y le dio carta de naturaleza en decenas de discos entre finales de los sesenta y principios de los noventa, y así supongo que debió de ser verlo en vivo. Así también se escuchan las grabaciones y los directos de Ogun Afrobeat, dignos herederos del maestro nigeriano y continuadores legitimados con sus actos de la tradición del afrobeat. Los miembros de esta banda madrileña son jóvenes pero poseen un nivel de ejecución altísimo y además tienen la capacidad de hacer bailar al público, algo imprescindible para el estilo que practican.

La base del afrobeat es el ritmo, y especialmente la batería. Desde luego Fela Kuti fue el jefe de todo esto, pero el afrobeat es ante todo beat y para el beat era necesario el batería nigeriano Tony Allen. Akin Dimeji Onasanya, batería y cantante de Ogun Afrobeat, es un brillante discípulo de su compatriota. Este músico de Lagos es el líder cuando menos espiritual de Ogun Afrobeat y gran parte del elemento bailable recae en su toque, ciertamente potente aunque no se perciba en su rostro imperturbable. Ogun Afrobeat nos ganan primero con el ritmo, que no solo recae en la labor de este estupendo batería, sino también en el bajo, la guitarra y la percusión –muy diversa: congas, shekeres, claves…–. Y luego con el resto de instrumentos, el teclado y los tres metales, que ejecutan unas frases potentes y unos solos magníficos en los que cabe todo, desde el funk hasta el free jazz, de la fuerza de la trompeta de Frank Santiuste a la digitación vertiginosa de los dos saxos, el contralto de Pablo Hernández y el barítono de  Daniel Niño, cuyos sobreagudos contrastan magníficamente con el resto de la música, asentada siempre sobre los patrones y las estructuras básicas del afrobeat y el funk, pero no por esto monótona o aburrida; la magia del afrobeat está en que, aunque los temas superen habitualmente los diez minutos y tengan una base rítmica inalterable a lo largo de toda la composición, jamás resultará aburrido.

Sonaron en el concierto celebrado en El Intruso de Madrid la mayoría de los temas de su disco «The Observer»: «Salitre», con reminiscencias del jazz etíope o ethio-jazz, que ha popularizado en las últimas décadas Mulatu Astakte; la pieza que da título al álbum, en la que contaron con la participación de un intérprete de kora gambiano –que inauguró los bises y supuso una de las más gratas sorpresas de la noche–; una versión de Fela Kuti, «Colonial Mentality» (otro de los temas de Fela Kuti que suelen tocar, y que también se encuentra en su disco, «Eko Ile», fue anunciado pero finalmente no interpretado, quizá por falta de tiempo); «Fela Licks» y «Fuji». Es decir, que sus composiciones se pueden seguir escuchando fuera de las salas de conciertos –venden los CD a buen precio tras sus actuaciones–. Y aunque el disco está bastante bien producido y tiene un sonido más que digno, son una banda esencialmente de directo y en ese contexto es donde se les disfrutará plenamente. Sugiero por tanto atentos a la próxima vez que se suban a un escenario, que seguro será muy pronto.

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