En la imagen Santi Marín, Carmen Machi y Macarena García, el elenco de «Nuestros actos ocultos», escrita y dirigida por Lautaro Perotti. @Vanessa Rabade
Por Luis Muñoz Díez
Nuestros actos ocultos, de Lautaro Perotti, se entrenó con una gran expectación Programada en la Sala de Fernando Arrabal, la más grande de las Naves del Teatro Español, con el aforo vendido para todas las representaciones.
La pieza se representa en medio de dos gradas de butacas una frente a otra, de unas quinientas localidades, lo que de entrada en teatro, es una agradable excepción, com un equipo de profesionales estupendos, el diseño de iluminación es de Juan Gómez-Cornejo, diseño de espacio escénico de Elisa Sanz, diseño de vestuario de Lua Quiroga Paúl, videoescena de Emilio Valenzuela y diseño de sonido Enrique Mingo,
A la pieza si quisiéramos ponerle una etiqueta, podríamos decir que es una comedia negra, muy negra, o un cuento cruel, pero la pieza no se debe calificar, porque el autor no escribe acorde con las falsas “creencias” heredadas y sociales.
Los protagonistas son tres; una Madre, Azucena, su hija natural, Elena, y un hijo adoptado, Patri. La madre no quiere a su hija, algo que no es tan extraño, pero que no se dice por la falsa “creencia” de que, por nacer mujer, se te otorga una necesidad imperiosa de maternidad.
Azucena por el contrario no puede vivir si Patri, el hijo de la vecina del que se hizo cargo. Un chico con una minusvalía, que se nombra en la función, pero que no se percibe ni por sus decisiones, ni por sus actos, con lo que Perotti, abanica otro prejuicio.
Azucena y Patri acuden a una llamada de urgencia de Elena, que está tirada en la carretera en una situación comprometida. La madre de algún modo disfruta de la situación, porque le da la razón de que su hija es un error, y punto.
Patri es el lugar de descanso de las dos mujeres qué, confían en él, y él, un hombre bueno sin fisura trata de acortar distancias entre madre e hija sin ningún éxito, porque Elena necesita a su madre, como enemigo necesario para poder marcar las diferencias, y a su madre Elena, no le sirve para nada practico, por lo que no le interesa.
Azucena, aparte de su afición al alcohol, está perdiendo de un día para otro la memoria, pero en sus momentos de lucidez es clara y directa en lo que dice. Sin mácula de ética, se siente artista porque toca el piano, aunque no consiga ni público, ni destacar, y se agarra a Patri con una necesidad adictiva, que es su mano derecha, su izquierda, y sus pies. La cabeza “cree” ponerla ella.
La relación afectiva de Elena y Patri, es de hermanos, pero ella le pide algo que no encuadra en la relación filial. Lo que le pide Elena, y la razón de porqué están los tres personajes en la carretera no os los voy a contar, dado que mi interés es que acudáis a una representación de Nuestros actos ocultos.
La decisión de cómo resolver el problema, la toma Patri, otra vuelta de tuerca de Lautaro Perotti, sobre los juicios previos. El joven es un alumno aventajado de Azucena, para las cosas prácticas.
El actor Santi Martín, compone a Patri, como un verdadero ángel salvador para la madre y para la hija. El personaje de Elena es el más oscuro de los tres, por un lado su madre no le permite espacio, y porque, el texto desordena el tiempo viajando del presente al pasado con billete de vuelta, no nos permita saber más de ella, y de ese marido presente y ausente. La actriz Macarena García, interpreta a una Elena con su enigma, variable sin decir el porqué, ni de lo que hace, ni de lo que calla.
Carmen Machi, es una actriz excelente, y se luce con su discurso práctico, y siempre beneficiosos para ella, y el público se ríe con ella, aunque la comedia encierre un profundo drama. Un drama al que Lautaro Perotti hace un buen regate, mostrando las cosas como son, sin juicio de valor, ni celofán.
Nuestros actos ocultos, está programada del 16 de enero al 3 de febrero de 2024, en Naves del Español en Matadero / Sala Fernando Arrabal (Nave 11)
Texto y dirección Lautaro Perotti Con Carmen Machi, Macarena García y Santi Marín
Diseño de iluminación Juan Gómez-Cornejo (AAI) Diseño de espacio escénico Elisa Sanz (AAPEE) Diseño de vestuario Lua Quiroga Paúl (AAPEE)Videoescena Emilio Valenzuela (dLux.pro)Diseño de sonido Enrique Mingo
Ayudante de dirección Juan Diego Vela Residente de ayudantía de dirección Teatro Español Paul Alcaide Una coproducción de Timbre 4, Mamá Floriana SL y Teatro Español