Nosotros no nos mataremos con pistolas, de Víctor Sánchez Rodríguez, llega al Teatro Lara de Madrid, después ser estrenada en Frinje 2015. Ha sido la obra valenciana revelación de la pasada temporada, y ha tenido el reconocimiento del sindicato de actores del País Valenciano (AAPV), premiando a Bruno Tamarit con mejor intérprete masculino, a Silvia Valero en el apartado femenino, y a Lara Salvador con el Premio revelación.
Sánchez Rodríguez, nos presenta a cinco personajes en la treintena, dos hombres y tres mujeres, que se rencuentran después de cinco años en la casa de un pueblo con mar el día de la fiesta del Carmen.
Los reencuentros han sido siempre un pretexto teatral excelente, para que los personajes verbalicen y saquen sus trapos sucios, que por educación o por evitar problemas callamos. Pero basta reunir a media docena de personas con un pasado común, dejarlos que sacien su hambre, beban, se relajen, y en el momento que se sientan seguros y bajen las defensas, con evocar el pasado se abrirá la caja de los truenos.
En este caso Víctor Sánchez Rodríguez, quiere mostrar el estado de desencanto de la generación que anda por la treintena. Llamada «millenials», aunque estos treintañeros aún no saben, que es el verdadero desencanto surge con otra edad, en que ni te ha llegado la oportunidad, ni jamás llegará y lo sabes.
El quinteto que se reunirá, está compuesto por Laura, una embarazada, interpretada por Lara Salvador, que ignora dónde anda el padre del hijo que espera, y que le depara el futuro para ella y a su criatura. Su vida se centra en una sola dirección, lograr que alguien de los presentes o ausentes le resuelva la papeleta. Laura Romero interpreta a Blanca, la delicada anfitriona, acaba de llegar de Londres, donde ha dejado a su pareja y por lo que parece era su medio de vida. La actriz Silvia Valero, da vida a Elena, la tercera mujer, aparentemente una ejecutiva con éxito, pero la realidad no casa con la apariencia. La aportación masculina es de traca, como la tierra del autor. Román Méndez de Hevia, es Sigfrido, un picha brava o polla alegre, que es el contento de toda la moza y el mozo que lo demande, y por último Miguel, al que yo vi, iterpretado por Toni Agustí, un poeta maldito, que viene a ser «una reinona millenials» con sus oscuridades, que ni quiere ocultar, ni permite que sus amigos celen las suyas, será el detonante de la ronda de la verdad.
Que buscan los personajes al juntarse, quizá volver al estado de protección en el que vivían antes de caer al mundo sin red. Al margen de que la obra se presente como el retrato de la generación llamada «millenials», lo que se ve sobre el escenario es fácilmente reconocible, fuera y dentro de esa generación. Los personajes de Sánchez Rodríguez están bien dibujados y se expresan con un lenguaje fresco y bien matizado, con el acierto de que no hay culpa, ni viztimas ni verdugos, todos dan caña.
Víctor Sánchez Rodríguez, ha escrito unos personajes muy teatrales, porque su seguridad de que son acreedores de una sociedad injusta, les permite hablar de su incipiente fracaso sin vergüenza alguna, porque la culpa la consideran ajena.
Si bien tanto el dibujo de los personajes, como el lenguaje empleado por Sánchez Rodríguez, es un acierto, los tiempos de la obra, a veces están mal medidos, y lastran la acción y alargan la obra. El autor en su doble función de director, realiza un buen trabajo. Los actores están muy bien movidos, y realizan un buen trabajo coral.
Si mas arriba llamaba «reinona» al personaje interpretado por Toni Agustí, es porque imagino que está marcado así, con mucho desmayo, mucha pose y camisa caída para enseñar el hombro como las divas de Hollywood, pero como hay tantos tipos de homosexuales como de personal bajo el cielo, este Miguel de Sánchez Rodríguez será así. La actriz Silvia Valero, pone un punto exacto a esa mujer soberbia, sobrepasada por lo que no puede controlar y eso le amarga. El personaje de Lara Salvador, una actriz muy fresca, le apremia que alguien le dé una solución ya, para ella y su hijo a punto de nacer, incapaz de encontrarla por si misma. Laura Romero, es una actriz fina y con luz, su personaje es el que menos conoceremos al acabar la obra.
Román Méndez de Hevia, es un actor con nervio y cintura, está realmente estupendo, compone un Sigfrido, juguetón y vital, que da lo que tiene por ser aceptado, sin querer defraudar a nadie, acaba defraudando a todos.
En el fondo todos tenemos algo de Sigfrido, no añoramos, lo perdido, sino lo que soñamos tener y nunca hemos tenido.
Título: Nosotros no nos mataremos con pistolas / Autor: Víctor Sánchez Rodríguez / Intérpretes: Román Méndez de Hevia, Laura Romero, Lara Salvador, Bruno Tamarit / Toni Agustí y Silvia Valero.
En cartel en el Teatro Lara de Madrid, del 15 de febreo al 30 de marzo, todos los lunes, martes y miércoles.