Tela-Katola estrena en el teatro No son maneras de tratar a una dama, de Douglas J. Cohen, una comedia musical con sabor off-Broadway, con todo el arte de reconvertirla para ser representada en el madrileño teatro Alfil, un escenario emblemático para el teatro de la capital, pero muy lejos de los neones y los desahogados presupuestos de Broadway.
El estreno es el domingo 3 a las seis de la tarde, último día del puente de noviembre y con el teatro lleno hasta la bandera, como dirían los taurinos. Cuatro actores, tres músicos y un equipo técnico dispuestos a darlo todo a un público entregado desde la primera aparición en escena del gris detective en busca del éxito.
La historia en clave cómica es un thriller sazonado de varias relaciones de dependencia neurótica: La pareja formada por los dos protagonistas, un detective y una asesino con algo en común: los dos tienen unas madres castradoras, una, judía que parece salida del imaginario de Woody Allen, y la otra, una famosísima actriz de la que ignoramos su creencia, pero tanto la insigne actriz como la simple ama de casa tienen mando en plaza y mucho poderío sobre sus hijos.
Douglas J. Cohen nos propone una pregunta: ¿qué seríamos capaces de hacer por conseguir el éxito? Los dos protagonistas lo quieren, uno para poder ser más famoso que su madre actriz, y el detective por ser valorado por su madre y ser amado por una mujer de ojos verde grises azules.
En el libreto dos puntos pinchan en hueso: la canción de buenos propósitos algo bobalicona de la chica Sarah Stone hastiada de la vida en la alta sociedad, y una pregunta sin respuesta: ¿cómo vive esta exquisita joven debajo justo de una anciana asesinada viuda de un basurero sin un céntimo?
La escenografía está resuelta con verdadero talento por Anna Tussell y los actores lo dan todo. Inma Cuevas se desdobla e interpreta cuatro personajes, un esfuerzo para la actriz que aún saliendo airosa de los cuatro cometidos se ve obligada a sobreactuar para marcar las diferencias de sus personajes. Afortunadamente este es el único caso de la función, los oros actores sólo interpretan un papel con todo el abanico de posibilidades, como es el caso de la actriz Laura Castrillón, que compone una Sarah Stone, la chica decidida que vale para todo y que busca el amor por encima del dinero, con acierto. Pero los verdaderos protagonistas son los dos personajes masculinos: el detective y el asesino. Jorge Gonzalo realiza con garbo y desenvoltura más que notable un papel lleno de matices, desde que despierta siendo un gris policía acosado por su madre hasta que crece y consigue la fama, lo del crecimiento personal no está tan claro porque pasa de las manos de la madre castradora a las de la esposa.
David Ordinas está brillante y su papel le permite demostrar una gran riqueza como actor, el papel es un bombón y Ordinas está a la altura y con un gran mérito consigue dar el punto justo a los desdoblamientos a los que le reta el personaje, tanto cuando se disfraz de cura o cuando se sube a unos altos tacones, en todo momento interpreta, no hace parodia fácil y ahí se mide la talla de un actor. Se aprecia y se agradece.
Sin duda tanto el buen hacer de los cuatro actores, como la agilidad del montaje, y el gran mérito de hacer de la necesidad virtud, tiene mucho que ver Pablo Muñoz-Chápuli, que realiza un trabajo estimable, y antes de acabar no quiero dejar de nombrar a los músicos: Aitor Arozamena, Ángel Rodríguez y Antonio Ajenjo. La música en directo es un combustible inmejorable para el alma.
Autor: Douglas J. Cohen
Director: Pablo Muñoz-Chápuli
Elenco: Jorge Gonzalo, David Ordinas, Laura Castrillón, Inma Cuevas
Músicos: Aitor Arozamena, Ángel Rodríguez y Antonio Ajenjo
Fechas: hasta el 19 de diciembre de 2013
Lugar: Teatro Alfil (C/ Pez nº 10, Madrid)
Precios: 18€.